La racionalidad en la aplicación y optimización de los servicios, redes e infraestructuras urbanas es determinante. La inercia de los agentes urbanizadores tanto en las fases de proyecto como de ejecución, limitan enormemente las posibilidades de incorporar las nuevas tecnologías al proceso urbanizador. Si bien las experiencias innovadoras todavía son escasas, resulta muy interesante la proyección de futuro. La ciudad energéticamente eficiente demanda a las redes convencionales, a las de nueva implantación y en general a los servicios urbanos, coherencia en la implantación, precisión en la valoración de las demandas y eficiencia en la gestión. El objeto es, por tanto, introducir a los participantes –profesionales y estudiantes- en las características de estos sistemas para lograr una máxima eficacia y así contribuir a la sostenibilidad de las ciudades.