Los servicios urbanos de agua, que comprenden tradicionalmente las actividades de Abastecimiento y Saneamiento y a los que, más recientemente, se ha sumado la Reutilización, han tenido una evolución silenciosa pero rotunda, tanto técnica como profesional y organizativa, en las últimas décadas y en los países desarrollados. Entre ellos, el nuestro.
En el siglo XXI, las exigencias ciudadanas de garantía en el servicio son un objetivo básico e
irrenunciable, a pesar de la escasez relativa del recurso natural en calidad y cantidad como
consecuencia de causas tales como el crecimiento de la actividad humana y la ocupación del territorio, el creciente, aunque muchas veces desconocido, aporte de contaminación, la aparente afección del cambio climático y la necesidad de asegurarnos la sostenibilidad humana y ambiental.