Los salmones regresan a Carranza después de décadas de ausencia
Vie, 18/11/2011
Una hembra de 60 centímetros de longitud y 1,82 kilogramos de peso. Es el primer ejemplar de salmón que ha regresado al río Carranza, afluente del Asón, después de varias décadas de ausencia, y que ha conseguido remontar la presa de La Cadena en el municipio encartado. La hazaña tuvo lugar este mismo lunes, gracias a la reforma que la Diputación emprendió en la zona el pasado año, cuando rebajó el salto existente de cinco a 1,8 metros de altura, e instaló una escala en un lateral para que los peces pudieran remontar las aguas incluso en épocas de poco caudal.
Las obras para modificar la presa todavía están afrontando los últimos retoques. Además de dotar a la estructura de seis tramos de peldaños inclinados por los que pueden ascender los peces, también se ha creado una celda en lo alto a la que acceden los ejemplares y donde permanecen hacinados temporalmente para que los piscicultores puedan estudiarlos. Allí se identifica a los ejemplares y se les instala chips que permitan hacer un seguimiento de todo su recorrido vital.
Este compartimento habilitado en lo alto de la estructura no sólo espera recibir especies salmónidas, como la trucha. También ha acogido ya a algunos ejemplares ciprínidos, como los barbos, que no están capacitados para 'saltar' a contracorriente.
En los últimos dos años ya se había avistado un ejemplar de salmón en las inmediaciones de la presa, aunque hasta ahora nunca habían podido remontarla. Su presencia se debe a varios factores, principalmente a la repoblación que el departamento foral de Agricultura y Ganadería ha acometido en los últimos tiempos. Ya en 2009 se liberaron aproximadamente 2.000 ejemplares, y al año siguiente se realizó una nueva suelta. La hembra aparecida esta semana en la presa pertenece precisamente a una de estas actuaciones. Este año también se han liberado 1.500 ejemplares, aunque todavía pasará un tiempo hasta que algunos de estos especímenes regrese a Carranza para desovar.
Hasta ahora el río Carranza contaba con varias amenazas para los salmones que poco a poco van desapareciendo, como los vertidos de purines o la turbidez del agua por los áridos que suele arrastrar la corriente. La rebaja en el salto de la presa podría servir, precisamente, para combatir estos inconvenientes, ya que permitiría correr el agua con mayor rapidez para mantener más limpio el caudal. La química del agua es vital para la presencia de salmones, según los expertos, ya que el olfato permitiría a estos peces reconocer el lugar en el que nacieron y así volver hasta el punto de desove.
La modificación de la presa carranzana no es un sistema nuevo. Antes ya se llevó a cabo en el Barbadun o en Lea Artibai, aunque sí ha servido como experiencia piloto en el valle, donde aguardan otras presas similares muchas de ellas habilitadas en época de la Guerra Civil, para albergar molinos.
Las obras para modificar la presa todavía están afrontando los últimos retoques. Además de dotar a la estructura de seis tramos de peldaños inclinados por los que pueden ascender los peces, también se ha creado una celda en lo alto a la que acceden los ejemplares y donde permanecen hacinados temporalmente para que los piscicultores puedan estudiarlos. Allí se identifica a los ejemplares y se les instala chips que permitan hacer un seguimiento de todo su recorrido vital.
Este compartimento habilitado en lo alto de la estructura no sólo espera recibir especies salmónidas, como la trucha. También ha acogido ya a algunos ejemplares ciprínidos, como los barbos, que no están capacitados para 'saltar' a contracorriente.
En los últimos dos años ya se había avistado un ejemplar de salmón en las inmediaciones de la presa, aunque hasta ahora nunca habían podido remontarla. Su presencia se debe a varios factores, principalmente a la repoblación que el departamento foral de Agricultura y Ganadería ha acometido en los últimos tiempos. Ya en 2009 se liberaron aproximadamente 2.000 ejemplares, y al año siguiente se realizó una nueva suelta. La hembra aparecida esta semana en la presa pertenece precisamente a una de estas actuaciones. Este año también se han liberado 1.500 ejemplares, aunque todavía pasará un tiempo hasta que algunos de estos especímenes regrese a Carranza para desovar.
Hasta ahora el río Carranza contaba con varias amenazas para los salmones que poco a poco van desapareciendo, como los vertidos de purines o la turbidez del agua por los áridos que suele arrastrar la corriente. La rebaja en el salto de la presa podría servir, precisamente, para combatir estos inconvenientes, ya que permitiría correr el agua con mayor rapidez para mantener más limpio el caudal. La química del agua es vital para la presencia de salmones, según los expertos, ya que el olfato permitiría a estos peces reconocer el lugar en el que nacieron y así volver hasta el punto de desove.
La modificación de la presa carranzana no es un sistema nuevo. Antes ya se llevó a cabo en el Barbadun o en Lea Artibai, aunque sí ha servido como experiencia piloto en el valle, donde aguardan otras presas similares muchas de ellas habilitadas en época de la Guerra Civil, para albergar molinos.