Las aguas del río Maceiras a su paso por Redondela se tiñeron ayer de color grisáceo. El vertido también afectó al río Alvedosa, al confluir ambos en centro urbano, y a la zona de A Marisma, donde desemboca el cauce fluvial.

La mancha apareció a mediodía y a las dos de la tarde todavía era visible, aunque su tonalidad fue perdiendo intensidad con el paso del tiempo. A pesar del llamativo color de las aguas no se detectaron peces muertos en el cauce, lo que en principio descarta la toxicidad del vertido.

El origen de la mancha se situaba en la parroquia de Quintela, en las inmediaciones del cementerio de Mañó, donde se desarrollan las obras del trazado ferroviario del Eje Atlántico en el viaducto del valle de As Maceiras, según confirmó el edil de Vías y Obras, Cándido Vilaboa. El concejal se desplazó personalmente al lugar para comprobar las causas, que según le explicaron los responsables de los trabajos se debía al movimiento de tierras y el uso de jabre en una zona de obras, pero que carece de sustancias contaminantes.

Vilaboa comunicó los hechos a técnicos de Augas de Galicia para que recojan muestras de las aguas para proceder a su análisis y realizar un inque forme permita descartar la toxicidad y, en caso contrario, determinar la responsabilidad. No es la primera vez que se producen episodios similares en los ríos redondelanos, algunos especialmente graves como uno en septiembre del pasado año que causó la mortandad de la fauna fluvial en el Maceiras.

También la Cofradía de Pescadores ha denunciado en diversas ocasiones la gravedad de este tipo de vertidos por su incidencia en los bancos marisqueros de la ensenada.