La ceniza amenaza el agua potable en zonas de Ourense
Mar, 08/11/2011
Donde hubo fuego, quedan cenizas. La frase, que suele usarse en el contexto de las relaciones humanas de forma metafórica, tiene un signifi cado literal y visible en Ourense, provincia en la que las llamas arrasaron varios miles de hectáreas el pasado verano y, en especial, durante el mes de octubre.
La vegetación quemada se transformó en un manto de ceniza que las primeras lluvias del otoño se han encargado de trasladar a los ríos, en especial a aquellos que surcan el macizo Central, el más castigado por el fuego. Desde las primeras tormentas de hace diez días, los cauces muestran una turbidez poco habitual, en especial en los ríos Bibei y Mao, así como en una fervenza en Chandrexa de Queixa, según señala Germán Janeiro, presidente de la Fundación Xermán Estévez para a Protección da Natureza. También en el río Cenza, en Vilariño de Conso, se puede apreciar cierto tinte negro en el agua, señala el alcalde, Ventura Sierra. En otros ríos, como los que discurren por Manzaneda, la imagen no es fácil de ver.
Y, en cambio, es el municipio que a día de hoy está sufriendo más las consecuencias del arrastre de materia orgánica calcinada. Esto se debe a que la lluvia llevó la ceniza al depósito que abastece a varias parroquias del municipio, y esta llegó a las casas de los vecinos a través del grifo. Ante esta situación, desde la semana pasada el gobierno local aconseja que el agua de la traída no se use para beber si no es hervida previamente. «Non hai problema por que se beba, é máis unha precaución, porque vén sucia e sabe mal», explica el alcalde, David Rodríguez. Con el agua de consumo doméstico turbia, las fuentes públicas se han convertido en puntos de abastecimiento mayoritario, algo inusual.
En el resto de ayuntamientos donde también hubo grandes incendios, como Maceda o Montederramo, además de Vilariño de Conso, no se han detectado problemas con el agua, según fuentes municipales. Nocivo para los peces y el suelo Que la presencia de ceniza en el agua no es nociva para el ser humano lo refrenda Benedicto Soto, director de la Ofi cina de Medio Ambiente de la Universidade de Vigo. «É simplemente un aporte de nutrientes moi temporal; porque só as primeras chuvias teñen un aporte importante de cinza» para los ríos, explica. «É como se a agua tivera máis mineral, nada máis», añade Soto. Peor parados, alerta, pueden resultar los peces, a los que puede afectar la turbidez del agua. También advierte de los arrastres del suelo erosionado, que se mantendrán durante «uns seis meses», dice.
La presencia de embalses en las cuencas ourensanas justifi can que Soto defi enda que probablemente será ese el destino fi nal de los arrastres. «Favorecerá o proceso de colmatación, pero a longo prazo», explica Soto, al tiempo que señala que eso puede «favorecer o bum de algas que houbo o verán pasado en embalses como o das Conchas, en Ourense», que tiñó de verde el agua. PLANES PARA EL 2012
La vegetación quemada se transformó en un manto de ceniza que las primeras lluvias del otoño se han encargado de trasladar a los ríos, en especial a aquellos que surcan el macizo Central, el más castigado por el fuego. Desde las primeras tormentas de hace diez días, los cauces muestran una turbidez poco habitual, en especial en los ríos Bibei y Mao, así como en una fervenza en Chandrexa de Queixa, según señala Germán Janeiro, presidente de la Fundación Xermán Estévez para a Protección da Natureza. También en el río Cenza, en Vilariño de Conso, se puede apreciar cierto tinte negro en el agua, señala el alcalde, Ventura Sierra. En otros ríos, como los que discurren por Manzaneda, la imagen no es fácil de ver.
Y, en cambio, es el municipio que a día de hoy está sufriendo más las consecuencias del arrastre de materia orgánica calcinada. Esto se debe a que la lluvia llevó la ceniza al depósito que abastece a varias parroquias del municipio, y esta llegó a las casas de los vecinos a través del grifo. Ante esta situación, desde la semana pasada el gobierno local aconseja que el agua de la traída no se use para beber si no es hervida previamente. «Non hai problema por que se beba, é máis unha precaución, porque vén sucia e sabe mal», explica el alcalde, David Rodríguez. Con el agua de consumo doméstico turbia, las fuentes públicas se han convertido en puntos de abastecimiento mayoritario, algo inusual.
En el resto de ayuntamientos donde también hubo grandes incendios, como Maceda o Montederramo, además de Vilariño de Conso, no se han detectado problemas con el agua, según fuentes municipales. Nocivo para los peces y el suelo Que la presencia de ceniza en el agua no es nociva para el ser humano lo refrenda Benedicto Soto, director de la Ofi cina de Medio Ambiente de la Universidade de Vigo. «É simplemente un aporte de nutrientes moi temporal; porque só as primeras chuvias teñen un aporte importante de cinza» para los ríos, explica. «É como se a agua tivera máis mineral, nada máis», añade Soto. Peor parados, alerta, pueden resultar los peces, a los que puede afectar la turbidez del agua. También advierte de los arrastres del suelo erosionado, que se mantendrán durante «uns seis meses», dice.
La presencia de embalses en las cuencas ourensanas justifi can que Soto defi enda que probablemente será ese el destino fi nal de los arrastres. «Favorecerá o proceso de colmatación, pero a longo prazo», explica Soto, al tiempo que señala que eso puede «favorecer o bum de algas que houbo o verán pasado en embalses como o das Conchas, en Ourense», que tiñó de verde el agua. PLANES PARA EL 2012