Aunque no existe un criterio global común, en España se consideran minicentrales hidroeléctricas aquellas de potencia instalada inferior a 10 MW, que se sitúan típicamente en ríos de menor caudal. Estos, en general, no se encuentran tan explotados hidroeléctricamente como los grandes ríos, lo que hace que las minicentrales hidroeléctricas jueguen un papel importante en el desarrollo del siguiente escalón de generación de energía limpia. En este sentido, España es el tercer país en Europa de potencia instalada en minihidráulicas, con 1991 MW en 2010. Con respecto a la tipología de las minicentrales hidroeléctricas, existen tres tipos. El primero es la central de agua fluyente, caracterizada por la necesidad de desviar parte del caudal del río hacia un depósito o cámara de carga; este caudal, una vez utilizado, se devuelve al río. Según la topografía, puede ser necesario construir pequeñas presas o azudes. El segundo tipo es la central de pie de presa, en la que se almacenan las aportaciones del río en un embalse. La toma de agua de la central se encuentra en la parte inferior de la presa. El embalse permite la regulación del caudal, de modo que la generación se adapta a la demanda energética. Esta tipología también es utilizada para turbinar el caudal ecológico obligatorio en embalses cuya potencia es mayor de 10 MW. Por último, tenemos las centrales hidroeléctricas en canal de riego, distinguiendo las que utilizan el desnivel existente en el propio canal de las que utilizan el desnivel entre el canal y el curso del río más cercano. Este tipo de minicentral es el menos habitual.

Continuando con los aspectos técnicos de las minicentrales, se utilizan dos tipos principales de turbinas: de acción y de reacción. Las turbinas de acción aprovechan únicamente la velocidad del flujo del agua para hacerlas girar. La más utilizada es la turbina Pelton.