Aguas limpias en el sector papelero

Mié, 12/10/2011

ECOticias.com

El Acuerdo voluntario sobre uso de agua y vertidos en la industria de la celulosa y el papel, firmado en 2000 y renovado en 2005, entre el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y ASPAPEL ha supuesto toda una revolución medioambiental en el sector papelero: un ambicioso plan de reducción de la contaminación de los vertidos y un gran impulso al uso eficiente del agua, con la implantación de las mejores tecnologías disponibles. El balance del acuerdo se ha presentado hoy en la sede del MARM, en el marco de la jornada Avances en la Gestión y Regulación de Vertidos.

Con el acuerdo, las fábricas asociadas asumían dos compromisos: erradicar completamente el uso de cloro molecular (Cl2) en el blanqueo de la celulosa y adecuar sus vertidos a unos valores límite muy exigentes.

El primer objetivo se alcanzó ya en 2007, de modo que en la actualidad la totalidad de la celulosa blanqueada fabricada en España es ECF (libre de cloro elemental) o TCF (totalmente libre de cloro).

Y en cuanto al segundo objetivo, en el periodo de vigencia del acuerdo (2000-2009), se logró no solo una importante reducción de los vertidos (del 38% en el vertido por tonelada y del 29% en el vertido total), sino también unos vertidos más limpios, con importantes reducciones en todos los parámetros de medición.

Solo se consume entre el 5 y el 10% del agua que se usa y el resto se devuelve depurada.

Del total del agua que se utiliza en la fabricación de celulosa y papel, solo el 5-10% se consume al evaporarse durante el proceso industrial o porque se incorpora al producto. El resto del agua (el 90-95%) se devuelve al río o al mar convenientemente depurado.

Los vertidos líquidos del sector papelero tienen como destino los colectores municipales, las aguas superficiales (ríos, lagos…) y el mar. Un 81% del vertido se devuelve al medio natural, previamente depurado en la fábrica. El 19% restante va a colectores municipales, donde se les da un tratamiento de depuración, que se suma al que ya se ha realizado en la fábrica.

Las fábricas que vierten al río o al mar realizan un tratamiento de depuración previo. Y las que vierten a colectores municipales realizan en sus instalaciones un tratamiento primario del vertido, que se completa luego con tratamiento biológico en las depuradoras municipales.



Inversión en I+D y en formación

El sector ha realizado un gran esfuerzo inversor en I+D para disminuir el impacto ambiental de los procesos de fabricación (instalación de depuradoras, abandono de los procesos que más emiten…). Paralelamente a la inversión en las mejores tecnologías disponibles, se ha trabajado en la formación de los empleados para la implantación de Sistemas de Gestión Medioambiental. Hoy más del 90% de la producción se realiza bajo sistemas de gestión medioambiental certificados.

La revolución medioambiental de la celulosa y el papel

Estas mejoras se enmarcan en la revolución medioambiental que ha protagonizado el sector de la celulosa y el papel en los últimos años y que afectan también a la eficiencia energética, el reciclaje, la gestión forestal sostenible…

En el proceso de fabricación de los productos papeleros, se ha realizado y se está realizando un gran esfuerzo por minimizar las emisiones a la atmósfera: la fabricación de todo el papel que un español consume al año produce menos emisiones de CO2 que un solo viaje en coche Madrid-Barcelona-Madrid.

El sector de la celulosa y el papel es el mayor productor y utilizador de energía renovable procedente de la biomasa y uno de los grandes impulsores de la cogeneración, la energía eficiente.

El papel es además el material que más se recicla. Recuperamos para su reciclaje el 72% del papel y cartón que consumimos y nuestra industria papelera una de las más recicladora de Europa, por detrás solo de Alemania.

En España, la madera con la que se hace el papel se planta y se cultiva en plantaciones de pino y de eucalipto, que están continuamente regenerándose y replantándose, y almacenan más de 21 millones de toneladas de CO2 equivalente, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.