Brasil renueva dos plantas de energía hidroeléctrica con financiamiento del BID
Vie, 29/07/2011
En una de las mayores inversiones en eficiencia energética que se haya emprendido en Brasil, una empresa de servicios públicos utilizará un préstamo de US$128 millones del Banco Interamericano de Desarrollo para financiar parte de la rehabilitación y modernización de dos grandes complejos hidroeléctricos, con el propósito de aumentar la producción de energía, disminuir los costos de mantenimiento y duplicar la vida útil de las instalaciones.
Las centrales hidroeléctricas Furnas y Luiz Carlos Barreto de Carvalho son propiedad de Centrales Eléctricas Furnas SA (Furnas), una de las mayores operadoras de servicios públicos de energía de Brasil.
Las plantas, que se encuentran en funcionamiento desde 1963 y 1969, respectivamente, fueron diseñadas para producir un total combinado de 2.266 megavatios de electricidad y ya han sobrepasado su vida útil de servicio, proyectada inicialmente en 30 años. Como resultado del desgaste previsible, las turbinas requieren reparaciones cada vez más frecuentes y costosas, reduciendo la producción de energía en un momento en que la demanda de electricidad está creciendo en Brasil a una tasa de 5,2 por ciento anual.
Para compensar tales carencias, la construcción de nuevas plantas de generación podría costar hasta cuatro veces más por cada megavatio instalado en comparación con la ejecución de un programa de renovación de instalaciones existentes. En consecuencia, Furnas optó por embarcarse en un programa de US$600 millones para restaurar completamente las turbinas, los generadores y el equipo mecánico de las plantas, así como para modernizar sus sistemas de control, vigilancia y protección, junto con otros equipos. La implementación de estas mejoras deberían permitir el funcionamiento de las centrales hasta más allá del 2040.
Cuando se haya completado el proyecto, se espera que el programa tenga un costo de US$270.000 por megavatio en cuanto a capacidad de generación eléctrica. Por el contrario, la construcción de nuevas instalaciones con capacidad de generar la misma cantidad de electricidad que las represas reparadas costaría cuanto menos US$1,25 millones por megavatio.
“Al extender la vida útil de las represas y de la infraestructura existente, este proyecto le permite a Furnas producir electricidad a bajo costo para la próxima generación, a una fracción del costo requerido si se optase por construir nuevas plantas”, dijo Sylvia Larrea, jefa del equipo del proyecto del BID. “Esto también evita los trastornos sociales y ambientales que acompañan a toda nueva construcción, y le permite a Brasil mantener una acotada huella de carbono en la generación de energía, mientras reduce al mismo tiempo la presión para desarrollar nuevas fuentes de energía”.
Alejandro Melandri, co-líder del equipo del proyecto del BID, dijo a su vez que es probable que el enfoque de Furnas sea replicado por otras empresas de servicios públicos en toda la región. “América Latina y el Caribe dependen de la energía hidroeléctrica para generar más de 60 por ciento de su producción total de electricidad, un porcentaje que está por encima de cualquier otra región en el mundo”, dijo. “Pero hoy en día más de 30 por ciento de los grandes complejos hidroeléctricos de la región tienen más de 30 años de antigüedad, por lo cual la renovación de equipos e infraestructura se está convirtiendo en una opción muy atractiva”.
El año pasado el BID aprobó un préstamo de US$700 millones para renovar las turbinas del complejo hidroeléctrico de Guri en Venezuela, y otros proyectos similares se encuentran actualmente en proceso de desarrollo al interior del Banco.
El préstamo del BID ha sido concedido a 20 años, con un período de gracia de 3,5 años y una tasa de interés basada en LIBOR. Por su parte, Furnas financiará con sus propios recursos la suma restante del proyecto.
Las centrales hidroeléctricas Furnas y Luiz Carlos Barreto de Carvalho son propiedad de Centrales Eléctricas Furnas SA (Furnas), una de las mayores operadoras de servicios públicos de energía de Brasil.
Las plantas, que se encuentran en funcionamiento desde 1963 y 1969, respectivamente, fueron diseñadas para producir un total combinado de 2.266 megavatios de electricidad y ya han sobrepasado su vida útil de servicio, proyectada inicialmente en 30 años. Como resultado del desgaste previsible, las turbinas requieren reparaciones cada vez más frecuentes y costosas, reduciendo la producción de energía en un momento en que la demanda de electricidad está creciendo en Brasil a una tasa de 5,2 por ciento anual.
Para compensar tales carencias, la construcción de nuevas plantas de generación podría costar hasta cuatro veces más por cada megavatio instalado en comparación con la ejecución de un programa de renovación de instalaciones existentes. En consecuencia, Furnas optó por embarcarse en un programa de US$600 millones para restaurar completamente las turbinas, los generadores y el equipo mecánico de las plantas, así como para modernizar sus sistemas de control, vigilancia y protección, junto con otros equipos. La implementación de estas mejoras deberían permitir el funcionamiento de las centrales hasta más allá del 2040.
Cuando se haya completado el proyecto, se espera que el programa tenga un costo de US$270.000 por megavatio en cuanto a capacidad de generación eléctrica. Por el contrario, la construcción de nuevas instalaciones con capacidad de generar la misma cantidad de electricidad que las represas reparadas costaría cuanto menos US$1,25 millones por megavatio.
“Al extender la vida útil de las represas y de la infraestructura existente, este proyecto le permite a Furnas producir electricidad a bajo costo para la próxima generación, a una fracción del costo requerido si se optase por construir nuevas plantas”, dijo Sylvia Larrea, jefa del equipo del proyecto del BID. “Esto también evita los trastornos sociales y ambientales que acompañan a toda nueva construcción, y le permite a Brasil mantener una acotada huella de carbono en la generación de energía, mientras reduce al mismo tiempo la presión para desarrollar nuevas fuentes de energía”.
Alejandro Melandri, co-líder del equipo del proyecto del BID, dijo a su vez que es probable que el enfoque de Furnas sea replicado por otras empresas de servicios públicos en toda la región. “América Latina y el Caribe dependen de la energía hidroeléctrica para generar más de 60 por ciento de su producción total de electricidad, un porcentaje que está por encima de cualquier otra región en el mundo”, dijo. “Pero hoy en día más de 30 por ciento de los grandes complejos hidroeléctricos de la región tienen más de 30 años de antigüedad, por lo cual la renovación de equipos e infraestructura se está convirtiendo en una opción muy atractiva”.
El año pasado el BID aprobó un préstamo de US$700 millones para renovar las turbinas del complejo hidroeléctrico de Guri en Venezuela, y otros proyectos similares se encuentran actualmente en proceso de desarrollo al interior del Banco.
El préstamo del BID ha sido concedido a 20 años, con un período de gracia de 3,5 años y una tasa de interés basada en LIBOR. Por su parte, Furnas financiará con sus propios recursos la suma restante del proyecto.