El riesgo alto de inundación afecta a 409 kilómetros del Miño-Sil

Lun, 11/07/2011

La Voz de Galicia

La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil ha elaborado un informe preliminar para identifi car las áreas con riesgo potencial signifi cativo de inundación y ha concluido que hay 409 kilómetros de cauce en ambas cuencas con esas características. A estos habría que añadir otros 81 kilómetros de curso del río Sil en la provincia de León. Estas zonas de alto riesgo de inundación no solo se sitúan en los cauces principales, sino también en toda la red de a? uentes que gestiona la confederación y han sido incluidas en 17 agrupaciones -más otras 7 leonesas- por su vinculación geográfi ca e hidrológica.

Son zonas inundables que suelen tener una determinada densidad de población -por lo que estos episodios pueden afectar a la salud y seguridad humanas- y podrían producirse daños a la actividad económica, industrial o agrícola, al patrimonio cultural o al medio ambiente. Es decir, de las zonas inundables se seleccionan aquellas donde el impacto del anegamiento es más sensible. De la combinación de estos factores surgen estas áreas de mayor riesgo y la selección de tramos de río más susceptibles de sufrir daños económicos, culturales o sobre la seguridad de sus habitantes. Curso bajo Así, en el bajo Miño están las agrupaciones de Tomiño, O Porriño, Ponteareas, Ribadavia, Ourense, Allariz y Arnuide, siendo la de O Porriño la que tiene una mayor longitud de curso con este riesgo asociado (46,5 kilómetros). Hay que tener en cuenta que en la zona más próxima a la desembocadura el cauce del río se ve afectado por las mareas. En esa zona, se considera inundable cualquier área bajo la cota de 4,68 metros. En el alto Miño se localizan las zonas de Sarria, Lugo, la Terra Chá y Vilalba. Con 67,9 kilómetros afectados, la meseta central lucense tiene la mayor longitud de cauce con riesgo potencial de inundación de Galicia. Hay que añadir las del Sil inferior (O Barco y Quiroga), otra en el cauce superior del principal a? uente del Miño (Quereño) y dos más en el Limia (A Limia y Torneiros).

Aunque las presas de Frieira, Albarellos, Os Peares, San Estevo, Vilasouto, Bárcena, la Campañana, As Rozas y Matalavila podrían minorar los efectos de las inundaciones aguas abajo, se mantienen las áreas de riesgo identifi cadas en estas zonas. Esto se debe a que tienen una exposición «lo sufi cientemente alta» como para considerar que estas obras de defensa no excluyen el riesgo totalmente. Además, no hay estudios específi cos y detallados sobre el comportamiento ? uvial aguas abajo, de ahí que el informe haya optado por incluirlas. Hasta el 2015 El objetivo último del plan del que forma parte este estudio preliminar es reducir las consecuencias negativas de las inundaciones. Posteriormente se elaborarán mapas de peligrosidad y planes de gestión que defi nirán las medidas a aplicar por cada Administración. Este proceso culminará en el 2015.

Para delimitar las áreas de mayor riesgo se han llevado a cabo análisis de los episodios históricos de inundación recogidos en el catálogo nacional de inundaciones históricas o en otras fuentes, como las noticias publicadas en La Voz de Galicia. Esta recopilación ha identifi cado 37 eventos de este tipo. También se valoró cuantitativamente el daño producido, de forma que el municipio que más destaca por el alcance de estos fenómenos es el de Lugo, seguido por Cospeito, Castro de Rei y Monforte. Las dos inundaciones más destructivas ocurrieron en los meses de enero de 1987 y de 1995. La medición se lleva a cabo identifi cando con valores las zonas afectadas, de forma que se asigna una mayor puntuación a las zonas urbanas, la afección a vías de comunicación y otras infraestructuras, y, en último lugar de la gradación, los suelos industriales o agrícolas.

También se tuvieron en cuenta los estudios de inundabilidad previos, el efecto del mar en la desembocadura del Miño, las obras de defensa construidas a lo largo de los años en en la demarcación -que pudieron o no atenuar el riesgo- y el posible efecto del cambio climático. Sobre este punto, el documento que está en consulta pública desde el mes de junio constata que «no existe un conocimiento sufi cientemente contrastado para cuantifi car los efectos del cambio climático sobre los fenómenos extremos de precipitación en las cuencas españolas».