Pavimento permeable para reducir la escorrentía y mejorar la calidad del agua
Mié, 29/06/2011
El agua de lluvia que cae sobre las calzadas pavimentadas, aceras y caminos no tiene ningún lugar a donde ir, excepto a los sistemas de drenaje o al arroyo más cercano. Jabón de lavar el coche, desechos de animales y fertilizantes pueden contaminar toda la escorrentía cuando no pasan a través del filtro natural del suelo. Un pavimento permeable en las casas unifamiliares puede reducir la polución del agua que nos rodea y ayudar a recuperar los acuíferos subterráneos.
El agua contaminada que corre por las superficies pavimentadas es la mayor amenaza para la calidad de la que acaba en el grifo o en las zonas de baño. Tras la lluvia, en busca de su salida natural, el agua arrastra todo tipo de suciedad y contaminantes. En este proceso, la entrada de casa puede tener más impacto del que parece, salvo que se opte por un pavimento permeable que permita la filtración natural en vez de obligar al agua a buscar la alcantarilla o el cauce más cercano.
Si bien la calzada permeable no es la más adecuada para áreas de gran tráfico, sí es suficientes para uso residencial. La grava es una solución barata, aunque tiene el inconveniente de dispersarse con el trasiego y las tormentas. El hormigón permeable, a base de grava precisamente, puede ser la solución a este inconveniente.
A partir del mismo principio también se puede optar por adoquines permeables que también pueden ser de piedra. Se colocan sobre una base de arena y grava y el agua también se filtra a través de los espacios entre los adoquines. Este mismo pavimento o bien adoquines de plástico reciclado, resistente al peso de los coches, se pueden colocar en forma de panal y entre el mallado dejar celdillas rellenas con grava o tierra que permita crecer la hierba.
Cualquiera de estos sistemas elimina la necesidad de drenaje, reduce el porcentaje de contaminación de las aguas cercanas, el riesgo de inundaciones y la acumulación de hielo a la puerta de casa. Además, contribuye a la recuperación de los acuíferos subterráneos.
El agua contaminada que corre por las superficies pavimentadas es la mayor amenaza para la calidad de la que acaba en el grifo o en las zonas de baño. Tras la lluvia, en busca de su salida natural, el agua arrastra todo tipo de suciedad y contaminantes. En este proceso, la entrada de casa puede tener más impacto del que parece, salvo que se opte por un pavimento permeable que permita la filtración natural en vez de obligar al agua a buscar la alcantarilla o el cauce más cercano.
Si bien la calzada permeable no es la más adecuada para áreas de gran tráfico, sí es suficientes para uso residencial. La grava es una solución barata, aunque tiene el inconveniente de dispersarse con el trasiego y las tormentas. El hormigón permeable, a base de grava precisamente, puede ser la solución a este inconveniente.
A partir del mismo principio también se puede optar por adoquines permeables que también pueden ser de piedra. Se colocan sobre una base de arena y grava y el agua también se filtra a través de los espacios entre los adoquines. Este mismo pavimento o bien adoquines de plástico reciclado, resistente al peso de los coches, se pueden colocar en forma de panal y entre el mallado dejar celdillas rellenas con grava o tierra que permita crecer la hierba.
Cualquiera de estos sistemas elimina la necesidad de drenaje, reduce el porcentaje de contaminación de las aguas cercanas, el riesgo de inundaciones y la acumulación de hielo a la puerta de casa. Además, contribuye a la recuperación de los acuíferos subterráneos.