Los sevillanos consumen un 25% menos de agua que hace dos décadas
Lun, 28/03/2011
Los sevillanos consumen cada vez menos agua. Así lo demuestra el primer balance oficial de Emasesa del año 2010. La capital y los municipios suministrados por la empresa metropolitana Sevilla consumieron en 1991 un total de 89 hectómetros cúbicos de agua, mientras que en 2010 han consumido solamente 66,26. El descenso es de un 25,55%, sin dejar de considerar que la compañía abastece ahora a más localidades que hace justo dos décadas, razón por la cual el ahorro en el consumo es más destacado. Actualmente, Emasesa gestiona el abastecimiento directo de agua potable de la ciudad hispalense y el de las poblaciones de Camas, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Mairena de Alcor, San Juan de Aznalfarache, Coria del Río, La Puebla del Río, Alcalá del Río, La Rinconada y El Garrobo. Con agua bruta, sin tratar, abastece también a las 26 poblaciones situadas en el Aljarafe y a Guillena-Las Pajanosas.
Otra referencia que manejan los técnicos es la del consumo exclusivamente doméstico (sin contar el industrial y el oficial). En el año 1991, se gastaron 61,10 hectómetros cúbicos de agua en las viviendas, mientras que en 2010 se han empleado tan sólo 46,89 hectómetros cúbicos de agua. La diferencia en favor del ahorro es de un 23,26%.
El análisis de la evolución de los diferentes tipos de consumo revela que el año de la gran bajada en el consumo fue 1993, cuando se emplearon 70,03 hectómetros cúbicos después de haber consumido el año anterior -el de la Exposición Universal de 1992- un total de 86,27. La población de la Sevilla de finales de la Exposición Universal de 1992 era un 6% inferior a la actual, aunque paradójicamente gastaba mucha más agua que la de hoy.
Otras consideraciones que realizan los técnicos es que la reducción del consumo doméstico (2%) ha sido más acusada en Sevilla capital (-2,2%) que en el conjunto de las poblaciones abastecidas (-1,1%). También se puede destacar que este descenso de consumo es más acusado en las viviendas abastecidas por contador individual, que en las de contador colectivo, y el hecho de que el consumo medio por vivienda de éstas sea un 10% mayor que el de las viviendas con contador individual. El año 2010 se han individualizado 2.634 viviendas, y éstas especialmente registran reducciones de consumo acusadas tras el cambio. Respecto al consumo industrial, en el año 2010 se ha mantenido estable respecto al año anterior.
La ciudadanía está cada vez más concienciada de la necesidad de apostar por un uso racional del agua, a lo cual han contribuido las continuas campañas de información al respecto y el recuerdo en la memoria colectiva de la sequía y sus restricciones a principios de los años noventa. La mejora de las infraestructuras, como la instalación de los contadores individuales, también influyen favorablemente en una reducción del gasto. Las obras de modernización de las redes de saneamiento y abastecimiento son claves también para que descienda el número de fugas y se reduzca el consumo.
Emasesa se caracteriza como empresa por una gran paradoja, pues logra sus mejores resultados cuando menos vende su producto. Cuanto más baja el consumo, más reservas hay para la población en previsión de períodos de sequía y mayor es el éxito en un negocio que tiene como objeto un recurso considerado universalmente como escaso. Pero ese ambicionado descenso también supone una reducción de la facturación, razón por la cual hay que equilibrar los números continuamente, diversificar el negocio y reajustar las cifras, con la ventaja de que al ser una compañía pública no está obligada al reparto de dividendos.
Si al hecho de que el consumo no hace más que bajar en las dos últimas décadas se suma el dato sobre la multiplicación de las inversiones, el resultado es que hay un desfase en la cifra de negocio. Por ello, en 2010 se comenzó a aplicar un nuevo cuadro tarifario para paliar los efectos negativos de un menor consumo, donde se sigue incluyendo la diversificación del negocio (caso de la venta de agua embotellada y de energía renovable).
Otra referencia que manejan los técnicos es la del consumo exclusivamente doméstico (sin contar el industrial y el oficial). En el año 1991, se gastaron 61,10 hectómetros cúbicos de agua en las viviendas, mientras que en 2010 se han empleado tan sólo 46,89 hectómetros cúbicos de agua. La diferencia en favor del ahorro es de un 23,26%.
El análisis de la evolución de los diferentes tipos de consumo revela que el año de la gran bajada en el consumo fue 1993, cuando se emplearon 70,03 hectómetros cúbicos después de haber consumido el año anterior -el de la Exposición Universal de 1992- un total de 86,27. La población de la Sevilla de finales de la Exposición Universal de 1992 era un 6% inferior a la actual, aunque paradójicamente gastaba mucha más agua que la de hoy.
Otras consideraciones que realizan los técnicos es que la reducción del consumo doméstico (2%) ha sido más acusada en Sevilla capital (-2,2%) que en el conjunto de las poblaciones abastecidas (-1,1%). También se puede destacar que este descenso de consumo es más acusado en las viviendas abastecidas por contador individual, que en las de contador colectivo, y el hecho de que el consumo medio por vivienda de éstas sea un 10% mayor que el de las viviendas con contador individual. El año 2010 se han individualizado 2.634 viviendas, y éstas especialmente registran reducciones de consumo acusadas tras el cambio. Respecto al consumo industrial, en el año 2010 se ha mantenido estable respecto al año anterior.
La ciudadanía está cada vez más concienciada de la necesidad de apostar por un uso racional del agua, a lo cual han contribuido las continuas campañas de información al respecto y el recuerdo en la memoria colectiva de la sequía y sus restricciones a principios de los años noventa. La mejora de las infraestructuras, como la instalación de los contadores individuales, también influyen favorablemente en una reducción del gasto. Las obras de modernización de las redes de saneamiento y abastecimiento son claves también para que descienda el número de fugas y se reduzca el consumo.
Emasesa se caracteriza como empresa por una gran paradoja, pues logra sus mejores resultados cuando menos vende su producto. Cuanto más baja el consumo, más reservas hay para la población en previsión de períodos de sequía y mayor es el éxito en un negocio que tiene como objeto un recurso considerado universalmente como escaso. Pero ese ambicionado descenso también supone una reducción de la facturación, razón por la cual hay que equilibrar los números continuamente, diversificar el negocio y reajustar las cifras, con la ventaja de que al ser una compañía pública no está obligada al reparto de dividendos.
Si al hecho de que el consumo no hace más que bajar en las dos últimas décadas se suma el dato sobre la multiplicación de las inversiones, el resultado es que hay un desfase en la cifra de negocio. Por ello, en 2010 se comenzó a aplicar un nuevo cuadro tarifario para paliar los efectos negativos de un menor consumo, donde se sigue incluyendo la diversificación del negocio (caso de la venta de agua embotellada y de energía renovable).