Protozoos parásitos sobreviven a las depuradoras y potabilizadoras
Mié, 23/02/2011
Investigadores del Instituto Gallego de Calidad Alimentaria han detectado protozoos parásitos en los efluentes que salen de las plantas potabilizadoras y depuradoras gallegas, así como en aguas de áreas recreativas. Los protozoos analizados, de los géneros Cryptosporidium y Giardia, provocan trastornos intestinales en el ganado y en las personas inmunodeprimidas.
“La presencia de dos formas de resistencia de protozoos, los ooquistes del género Cryptosporidium y los quistes de Giardia, es uno de los mayores problemas de salud pública en los suministros de agua, ya que estos parásitos superan sin dificultad los sistemas de depuración”, destaca a SINC José Antonio Castro Hermida, científico del Instituto Gallego de Calidad Alimentaria de la Xunta de Galicia.
Un equipo liderado por el investigador ha tomado 232 muestras de agua en 55 municipios gallegos y ha confirmado la presencia de estas formas infectantes en estaciones depuradoras de aguas residuales, en las de tratamiento de agua potable y en áreas recreativas.
Los resultados del estudio, que publica la revista Water Research, muestran una amplia distribución de Cryptosporidium y Giardia en el ambiente, así como la ineficacia de los tratamientos que se aplican para reducir e inactivar estos parásitos.
En el 96% de los efluentes que salen de las depuradoras aparecen quistes (hasta 6 mil por litro) de Giardia, y en el 64%, ooquistes de Cryptosporidium. Los datos fueron del 36,5% y 32,7%, respectivamente, para el caso de las potabilizadoras, y de cerca del 60% de las áreas recreativas para ambos protozoos.
Además, se comprobó que en las depuradoras situadas en la franja costera los efluentes vertían directamente al mar, mientras que aquellas situadas en zonas interiores eliminaban sus aguas directamente al río. “Esto representa un riesgo importante para la salud humana y animal”, advierte Castro Hermida.
La cryptosporidiosis y la giardiosis son enfermedades parasitarias que causan un síndrome de mala absorción y diarrea en mamíferos y aves. En los rumiantes domésticos producen elevada morbilidad y mortalidad durante el primer mes de vida, por lo que ocasionan importantes pérdidas económicas en las explotaciones ganaderas. En el caso del ser humano, la prevalencia de las dos enfermedades es elevada en personas con sida o inmunodeprimidas.
En busca de posibles soluciones
Los investigadores reconocen que no es fácil encontrar una solución definitiva para esta infección hídrica de distribución mundial. Como los parásitos superan los sistemas comunes de tratamiento del agua en las plantas depuradoras y potabilizadoras, los brotes epidémicos son frecuentes incluso en los países desarrollados.
“Proteger las fuentes de agua, avanzar en su tratamiento y monitorizar en tiempo real los parámetros indicativos de la calidad del agua, son algunas de las medidas preventivas que se puedan adoptar”, apunta Castro Hermida, “además de elaborar planes de control para vigilar la presencia, viabilidad e infectividad de estos protozoos en los efluentes de potabilizadoras y depuradoras”.
La cooperación entre los gobiernos y las industrias dedicadas al control del agua también se considera esencial. En el Reino Unido y EE UU, a través de la Drinking Water Inspectorate (DWI) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) respectivamente, se obliga a las compañías de agua a monitorizar la presencia o ausencia de los dos parásitos.
En España, la legislación establece que cuando la turbidez de las aguas supere los 5 UNF (unidad para medir esta cualidad) se debe determinar la cantidad de Cryptosporidium y otros organismos. Sin embargo, en 1993 se infectaron por este protozoo 403.000 personas en Milwaukee (EE UU) y los niveles de turbidez oscilaron entre 0,25 y 1,70 UNF, por lo que los investigadores recomiendan controlar la presencia de ambos enteropatógenos con niveles de turbidez mucho más bajos.
Fuente: iagua
“La presencia de dos formas de resistencia de protozoos, los ooquistes del género Cryptosporidium y los quistes de Giardia, es uno de los mayores problemas de salud pública en los suministros de agua, ya que estos parásitos superan sin dificultad los sistemas de depuración”, destaca a SINC José Antonio Castro Hermida, científico del Instituto Gallego de Calidad Alimentaria de la Xunta de Galicia.
Un equipo liderado por el investigador ha tomado 232 muestras de agua en 55 municipios gallegos y ha confirmado la presencia de estas formas infectantes en estaciones depuradoras de aguas residuales, en las de tratamiento de agua potable y en áreas recreativas.
Los resultados del estudio, que publica la revista Water Research, muestran una amplia distribución de Cryptosporidium y Giardia en el ambiente, así como la ineficacia de los tratamientos que se aplican para reducir e inactivar estos parásitos.
En el 96% de los efluentes que salen de las depuradoras aparecen quistes (hasta 6 mil por litro) de Giardia, y en el 64%, ooquistes de Cryptosporidium. Los datos fueron del 36,5% y 32,7%, respectivamente, para el caso de las potabilizadoras, y de cerca del 60% de las áreas recreativas para ambos protozoos.
Además, se comprobó que en las depuradoras situadas en la franja costera los efluentes vertían directamente al mar, mientras que aquellas situadas en zonas interiores eliminaban sus aguas directamente al río. “Esto representa un riesgo importante para la salud humana y animal”, advierte Castro Hermida.
La cryptosporidiosis y la giardiosis son enfermedades parasitarias que causan un síndrome de mala absorción y diarrea en mamíferos y aves. En los rumiantes domésticos producen elevada morbilidad y mortalidad durante el primer mes de vida, por lo que ocasionan importantes pérdidas económicas en las explotaciones ganaderas. En el caso del ser humano, la prevalencia de las dos enfermedades es elevada en personas con sida o inmunodeprimidas.
En busca de posibles soluciones
Los investigadores reconocen que no es fácil encontrar una solución definitiva para esta infección hídrica de distribución mundial. Como los parásitos superan los sistemas comunes de tratamiento del agua en las plantas depuradoras y potabilizadoras, los brotes epidémicos son frecuentes incluso en los países desarrollados.
“Proteger las fuentes de agua, avanzar en su tratamiento y monitorizar en tiempo real los parámetros indicativos de la calidad del agua, son algunas de las medidas preventivas que se puedan adoptar”, apunta Castro Hermida, “además de elaborar planes de control para vigilar la presencia, viabilidad e infectividad de estos protozoos en los efluentes de potabilizadoras y depuradoras”.
La cooperación entre los gobiernos y las industrias dedicadas al control del agua también se considera esencial. En el Reino Unido y EE UU, a través de la Drinking Water Inspectorate (DWI) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) respectivamente, se obliga a las compañías de agua a monitorizar la presencia o ausencia de los dos parásitos.
En España, la legislación establece que cuando la turbidez de las aguas supere los 5 UNF (unidad para medir esta cualidad) se debe determinar la cantidad de Cryptosporidium y otros organismos. Sin embargo, en 1993 se infectaron por este protozoo 403.000 personas en Milwaukee (EE UU) y los niveles de turbidez oscilaron entre 0,25 y 1,70 UNF, por lo que los investigadores recomiendan controlar la presencia de ambos enteropatógenos con niveles de turbidez mucho más bajos.
Fuente: iagua