Sanidad prohíbe beber agua a 3.500 vecinos de nueve pueblos cacereños

Mié, 09/02/2011

Hoy

Sin agua, ni para beber ni para fregar la loza. La medida afecta a los vecinos que residen en nueve localidades cacereñas: Plasenzuela, Botija, Torre de Santa María, Robledillo de Trujillo, Santa Ana, Benquerencia, Salvatierra de Santiago, Ruanes y Zarza de Montánchez. En conjunto, 3.500 personas que a lo largo del día de ayer acogieron la noticia con bastante alarma.

Todos estos pueblos pertenecen a la Mancomunidad de Aguas del Río Tamuja, que se abastece del pantano de Navarredonda, el cual, curiosamente, se encuentra al 80 por ciento de su capacidad cuando en otras ocasiones ha padecido graves problemas de sequía.

El presidente de la Mancomunidad y alcalde de Zarza de Montánchez, Ramón Palomino, confirmó ayer que el lunes recibieron por fax la comunicación de Sanidad en la que se les comunicaba la alerta sanitaria y se les instaba a no consumir agua procedente del pantano.

En la tarde de ayer los alcaldes de los nueve municipios mantuvieron una reunión para buscar soluciones e «intentar suavizar la medida» en lo referente a su utilización para lavar. Palomino señalaba que la alarma generada (a los vecinos se les ha ido comunicando a través de bandos) ha llevado a muchas familias a no poner lavadoras ni lavarse por miedo a entrar en contacto con el agua. No es para tanto, aunque se mantiene la prohibición del consumo.

La solución más rápida que debatieron en la reunión fue bombear aguas desde el canal de Orellana, «aunque por lo visto también tiene algunos problemas», según el presidente de la Mancomunidad de Aguas del Tamuja. «Hay otras soluciones, como la colocación de filtros de carbono activo, pero no son tan rápidas». Hoy se pondrá en contacto con la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

El agua siempre ha ocasionado disgustos en la zona, pero por su escasez. En agosto de 2009 concluyó la obra del trasvase desde Orellana, que alivió los problemas de sequía que padecían entonces los nueve pueblos. En 2006 ya habían soportado restricciones de hasta ocho horas al día. Ahora, el problema es otro. Hay agua, pero no se puede beber.

Los análisis periódicos que realiza Sanidad examina medio centenar de valores paramétricos que debe reunir el agua para considerarse apta para el consumo humano. Uno de ellos son los trihalometanos, que no deben rebasar los 100 microgramos por litro desde el pasado 1 de enero de 2009. Cáceres ciudad ya tuvo problemas al rebasar estos niveles (según la OCU, se alcanzaron hasta los 250 microgramos por litro), lo que obligó a realizar obras importantes en sus instalaciones de tratamiento de aguas. Sin embargo, no se llegó a prohibir el consumo. Pantano de Navarredonda cuando tenía problemas de sequía.