El cambio climático será más fuerte en la Raya, Siberia y valles del norte

Mié, 08/12/2010

Hoy

Aunque menos pesimista que el de la Agencia Estatal de Meteorología, el escenario de cambio climático de la Junta de Extremadura dibuja un futuro con elevación de temperaturas en tres grados, y con disminución de las precipitaciones en 50 litros por metro cuadrado al año.

El calor creciente se va a notar más en las comarcas occidentales y orientales de la provincia de Badajoz, y las que van a ver reducido en mayor cuantía su caudal de lluvias son las más húmedas, la Sierra de Gata, el Valle del Jerte y las Villuercas.

El cambio previsto si no hay una corrección fuerte de la emisión de gases de efecto invernadero (transporte e industria principalmente) será más acusado en las tres décadas próximas, hasta el 2040, y continuará aunque un poco más suave hasta el 2070.

Hasta ese año llega el mapa de impactos del cambio climático en Extremadura que presentó ayer la directora general de Evaluación y Calidad Ambiental, María Pérez, que se negó a hablar del perjuicio que pueden representar la posible apertura de una refinería y alguna central eléctrica de ciclo combinado: «Hay que hablar de realidades y esas son las energías renovables».

Basándose en estudios internacionales, nacionales, y alguna aportación extremeña (Universidad y finca La Orden-Valdesequera), el mapa regional de impactos del cambio prevé un calentamiento progresivo en toda la región a lo largo de las próximas décadas.

Subirán especialmente las temperaturas máximas, entre uno y tres grados según las zonas, de aquí a 2040, y de uno a dos grados en los tres decenios siguientes, hasta el 2070.

Ascenderán más las máximas que las mínimas, pero éstas se elevarán especialmente en las comarcas más occidentales (Olivenza, Jerez) y orientales (Herrera del Duque) de la provincia de Badajoz.

En cuanto a precipitaciones la disminución será también general, de entre 40 y 50 litros al año al final del escenario en el 2070, y serán tres comarcas del norte -Sierra de Gata, Valle del Jerte y Villuercas- las que más lo van a notar porque figuran entre las más húmedas; las lluvias serán más irregulares. La Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente ha tratado de identificar los impactos que estos cambios, que todavía pueden ser remediados al menos parcialmente, tendrán en las actividades económicas, en la salud de las personas, y en la naturaleza. Por ejemplo en la diversidad de especies vegetales y animales que ahora posee Extremadura.

El mapa de impactos echa una ojeada al sector ganadero, la agricultura, los bosques, el agua, la energía, el turismo, la salud y los riesgos naturales, y a partir de ahora un equipo interconsejerías va a diseñar planes de adaptación para cada sector de los cuales cuatro están ya en redacción: salud, forestal, ganadería y agricultura.

Por la disminución de lluvias habrá menos agua disponible y la que haya será de menos calidad, se podría llegar a la devastación de zonas de cultivo y de población urbana; la agricultura experimentará cambios en los ciclos de cultivo por las variaciones en temperaturas y lluvias; en el turismo el mapa de impactos advierte un posible cambio en los calendarios de viajes, y una escasez de agua que podría anular el atractivo de algunas zonas.

La biodiversidad sería una de las áreas más perjudicadas por la progresión del cambio climático: variaciones en los mapas de distribución de las especies, cambiarán las migraciones, llegarían más especies invasoras, mayor número e intensidad de plagas y enfermedades, disminución de los tamaños corporales, etc.

Los bosques, el sector forestal, se adaptarían mediante el desplazamiento de sus especies, desaparecían algunas variedades, aumentarían los incendios y la erosión.

En la energía, a la vez que sube la demanda de electricidad en verano para aire acondicionado, retrocedería la producción eléctrica por la escasez de lluvias y ello llevaría a posibles cortes de suministro, ya que sería mayor la demanda doméstica veraniega que lo que bajaría la de invierno al necesitarse menos calefacción.

Las centrales térmicas se refrigerarían peor y los campos de cultivo energético también retrocederían por la sequía y el calor. Porque hará más calor. Mayor frecuencia de plagas y enfermedades en los animales, estrés en las especies, abundancia superior de pastos aunque irregularidad temporal en ellos y los forrajes.

Por el agua. Mayor competencia por los recursos hídricos, degradación de suelos, aumento de muertes por sequía, mayor gasto en distribución de agua.

Fenómenos extremos. Incendios, daño en infraestructuras ganaderas y más gasto en ellas, inundaciones y escorrentías. Por la subida de las temperaturas. Cáncer de piel y cataratas por las radiaciones ultravioletas, aumento del estrés y de los cálculos renales, incremento de la contaminación, y en resumen más enfermedades y mortalidad.

Por menos lluvia. Incremento de las alergias, más enfermedades propagadas por agua o alimentos, riesgo de hambrunas por menor productividad agraria.

Otros fenómenos. Ciclones tropicales más acentuados, muertes por olas de calor.

Si no hay una reducción drástica en la emisión de gases contaminantes, la temperatura subirá cinco grados y las lluvias disminuirán un 10%