Destacan los cultivos alternativos para frenar el deterioro ambiental de Doñana
Jue, 25/11/2010
El granado, la higuera, el pistachero, el caqui o el almendro se presentan como alternativas agrarias para Doñana, ya que se trata de variedades que frenan el deterioro ambiental y promueven la conservación de los territorios.
Así se concluye en el "Estudio y diagnóstico de nuevas alternativas agrarias de bajo consumo de recursos en el Espacio Natural de Doñana", elaborado por la Fundación Doñana 21.
El estudio, al que ha tenido acceso Efe, parte del hecho de que el paisaje agrario de Doñana está amenazado por problemas ambientales, erosión y pérdida de la fertilidad de los suelos; subvenciones al arranque de viñedo; excesiva fragmentación de las parcelas agrícolas; la escasez de agua para regadío; pérdida de empleo y cualificación en el sector; el envejecimiento de la población activa, o la modificación de las ayudas PAC.
Ante esta situación es necesario determinar qué variedades eran las más idóneas para minimizar los impactos ambientales; reducir los problemas agroambientales; incrementar la renta del agricultor tradicional y fomentar y mantener la biodiversidad agraria.
A partir del estudio y diagnóstico de los principales recursos que se utilizan en la actividad agraria de Doñana, se inició la búsqueda de fórmulas de cultivos filtrándolos en base a expectativas, experiencias e inquietudes del sector, concluyéndose que son los anteriormente expuestos los más idóneos.
En relación al pistacho se resalta el hecho de que es un cultivo con características muy apropiadas para su implementación en zonas de Doñana, delimitadas por registrar bajas temperaturas en épocas invernales; de que sea un cultivo novedoso en España y que puede ser manejado de forma ecológica en las condiciones de este espacio.
Los inconvenientes que se plantean son la necesidad de "una economía a escala, gran plantación o asociación de productores, para ser competitivos" y la necesidad de horas frío, que pueden limitar su cultivo en algunas zonas o restringirlo a variedades.
Con respecto al almendro, frutal muy conocido en la comarca de Doñana, el estudio destaca que es una opción de "gran interés" para áreas con escasa disponibilidad de recursos hídricos, que trabaja cómodamente en sistemas de producción ecológica, y podría incrementar su productividad implementando plantaciones más tecnificadas y dotadas de un apoyo de riego en las condiciones ambientales de Doñana.
El aspecto negativo que se contempla es el hecho de la "elevada" presencia de este cultivo en otras zonas andaluzas, pudiendo encontrar competencia en los mercados.
La higuera y el Granado se plantean como una alternativa que puede suponer la recuperación de especies tradicionales y mantener la gastronomía popular, además de generar un espacio de paisaje tradicional muy integrado con la conservación del medio natural y de ser un cultivo muy fácil de manejar de forma ecológica.
El problema que determinan para en el caso de la higuera en la comarca es que su recolección es en verano coincidiendo con la temporada alta del sector turístico, pudiendo padecer escasez de mano de oa en determinadas circunstancias; mientras que para el granado es la necesidad, en la mayoría de nuestros ambientes agrarios apoyo de riego localizado, para obtener producciones elevadas.
Con respecto al caqui, se determina que es una alternativa susceptible de implantación en pequeñas y medianas superficies y que existen estructuras comerciales en la Comarca que pueden ser utilizadas para la distribución de un producto "rentable" y con nivel de comercialización al ser un frutal poco consumido.
El que sólo sea viable en las parcelas que dispongan de agua para el regadío es uno de sus principales inconvenientes.
Así se concluye en el "Estudio y diagnóstico de nuevas alternativas agrarias de bajo consumo de recursos en el Espacio Natural de Doñana", elaborado por la Fundación Doñana 21.
El estudio, al que ha tenido acceso Efe, parte del hecho de que el paisaje agrario de Doñana está amenazado por problemas ambientales, erosión y pérdida de la fertilidad de los suelos; subvenciones al arranque de viñedo; excesiva fragmentación de las parcelas agrícolas; la escasez de agua para regadío; pérdida de empleo y cualificación en el sector; el envejecimiento de la población activa, o la modificación de las ayudas PAC.
Ante esta situación es necesario determinar qué variedades eran las más idóneas para minimizar los impactos ambientales; reducir los problemas agroambientales; incrementar la renta del agricultor tradicional y fomentar y mantener la biodiversidad agraria.
A partir del estudio y diagnóstico de los principales recursos que se utilizan en la actividad agraria de Doñana, se inició la búsqueda de fórmulas de cultivos filtrándolos en base a expectativas, experiencias e inquietudes del sector, concluyéndose que son los anteriormente expuestos los más idóneos.
En relación al pistacho se resalta el hecho de que es un cultivo con características muy apropiadas para su implementación en zonas de Doñana, delimitadas por registrar bajas temperaturas en épocas invernales; de que sea un cultivo novedoso en España y que puede ser manejado de forma ecológica en las condiciones de este espacio.
Los inconvenientes que se plantean son la necesidad de "una economía a escala, gran plantación o asociación de productores, para ser competitivos" y la necesidad de horas frío, que pueden limitar su cultivo en algunas zonas o restringirlo a variedades.
Con respecto al almendro, frutal muy conocido en la comarca de Doñana, el estudio destaca que es una opción de "gran interés" para áreas con escasa disponibilidad de recursos hídricos, que trabaja cómodamente en sistemas de producción ecológica, y podría incrementar su productividad implementando plantaciones más tecnificadas y dotadas de un apoyo de riego en las condiciones ambientales de Doñana.
El aspecto negativo que se contempla es el hecho de la "elevada" presencia de este cultivo en otras zonas andaluzas, pudiendo encontrar competencia en los mercados.
La higuera y el Granado se plantean como una alternativa que puede suponer la recuperación de especies tradicionales y mantener la gastronomía popular, además de generar un espacio de paisaje tradicional muy integrado con la conservación del medio natural y de ser un cultivo muy fácil de manejar de forma ecológica.
El problema que determinan para en el caso de la higuera en la comarca es que su recolección es en verano coincidiendo con la temporada alta del sector turístico, pudiendo padecer escasez de mano de oa en determinadas circunstancias; mientras que para el granado es la necesidad, en la mayoría de nuestros ambientes agrarios apoyo de riego localizado, para obtener producciones elevadas.
Con respecto al caqui, se determina que es una alternativa susceptible de implantación en pequeñas y medianas superficies y que existen estructuras comerciales en la Comarca que pueden ser utilizadas para la distribución de un producto "rentable" y con nivel de comercialización al ser un frutal poco consumido.
El que sólo sea viable en las parcelas que dispongan de agua para el regadío es uno de sus principales inconvenientes.