Un informe del Gobierno revela que el agua del Júcar sólo serviría para regar dos meses
Sáb, 23/10/2010
La Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó ha remitido una carta al Ministerio de Medio Ambiente -Rosa Aguilar es la nueva titular y, de momento, se mantiene el secretario de Estado de Medio Rural, Josep Puxeu- en la que le advierte de que el agua del Azud de la Marquesa que se pretende bombear a la provincia a partir de 2011 carece de calidad para riego y abastecimiento. Según los datos de la Red Integral de Calidad del Agua (ICA), colgados en la propia página web de la Confederación Hidrográfica del Júcar, y correspondientes al periodo enero-agosto de este año, el caudal no se hubiera podido utilizar ni un sólo mes para el consumo urbano y sólo en dos el agua hubiera servido para el lavado de hortalizas. Un situación que ha devuelto el conflicto por la calidad del agua del trasvase a diciembre de 2007, cuando saltó por primera vez a la luz pública la presencia de sustancias tóxicas en la desembocadura del Júcar.
La reacción de los regantes se produce tras conocer que Acuajucar ha llevado ya agua del Júcar al embalse de San Diego (Villena) desde donde se distribuirá por la provincia. En concreto, en los análisis se ha detectado la presencia de clorpirifos, un insecticida que en dosis altas de concentración puede provocar náuseas, vómitos y diarrea.
El informe remitido a Madrid, elaborado con los datos oficiales del propio Ministerio, concluye que excepto en los meses de mayo y junio, el agua no es ni prepotable. Respecto a su aptitud para el riego y aplicando los parámetros establecidos en el Real Decreto 1620/2007 regulado en el plan de cuenca del Júcar, el caudal tampoco sería apto, salvo en julio y agosto, para su uso en las hortalizas.
La Junta Central advierte en su escrito de la gravedad de la situación e insta al Ministerio a resolver el problema «en el marco de una colaboración leal y con los interlocutores decididos a buscar soluciones lógicas y sensatas para poder cumplir la finalidad del trasvase», según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este periódico.
La primera noticia que tuvieron los regantes alicantinos de la presencia de pesticidas en el Azud de la Marquesa se produjo a finales de 2007. La red de control de sustancias peligrosas de la cuenca del Júcar encontró restos de compuestos de pesticidas -insecticidas y fungicidas- cuya ingestión pudiera provocar a medio y largo plazo problemas sanitarios. La Confederación del Júcar admitió entonces el hecho, pero aseguró que su concentración era «mínima» y cumplía con los parámetros de la legislación ambiental estatal y europea. La misma fuente aseguró que el agua del Bajo Júcar que se elevará al Vinalopó es apta para el regadío. Los análisis detectaron la presencia, entre otros, de clorpirifos, imazalil y lindano. El ajuste económico impuesto por el Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado dejó sin consignación económica la construcción de una potabilizadora para tratar las aguas del trasvase Júcar-Vinalopó. Infraestructura que hubiera mitigado los efectos negativos de la aparición de pesticidas en las aguas que se impulsarán de Cullera a Villena. El Ministerio de Medio Ambiente (Aguas del Júcar) contará con 4,7 millones de euros para finalizar el trasvase en 2011 y proceder, incluso, a su inauguración pero, según los usuarios que deben recibir el agua, el caudal trasvasado no tendrá la calidad suficiente para que sirva para todos los usos.
La reacción de los regantes se produce tras conocer que Acuajucar ha llevado ya agua del Júcar al embalse de San Diego (Villena) desde donde se distribuirá por la provincia. En concreto, en los análisis se ha detectado la presencia de clorpirifos, un insecticida que en dosis altas de concentración puede provocar náuseas, vómitos y diarrea.
El informe remitido a Madrid, elaborado con los datos oficiales del propio Ministerio, concluye que excepto en los meses de mayo y junio, el agua no es ni prepotable. Respecto a su aptitud para el riego y aplicando los parámetros establecidos en el Real Decreto 1620/2007 regulado en el plan de cuenca del Júcar, el caudal tampoco sería apto, salvo en julio y agosto, para su uso en las hortalizas.
La Junta Central advierte en su escrito de la gravedad de la situación e insta al Ministerio a resolver el problema «en el marco de una colaboración leal y con los interlocutores decididos a buscar soluciones lógicas y sensatas para poder cumplir la finalidad del trasvase», según consta en la documentación a la que ha tenido acceso este periódico.
La primera noticia que tuvieron los regantes alicantinos de la presencia de pesticidas en el Azud de la Marquesa se produjo a finales de 2007. La red de control de sustancias peligrosas de la cuenca del Júcar encontró restos de compuestos de pesticidas -insecticidas y fungicidas- cuya ingestión pudiera provocar a medio y largo plazo problemas sanitarios. La Confederación del Júcar admitió entonces el hecho, pero aseguró que su concentración era «mínima» y cumplía con los parámetros de la legislación ambiental estatal y europea. La misma fuente aseguró que el agua del Bajo Júcar que se elevará al Vinalopó es apta para el regadío. Los análisis detectaron la presencia, entre otros, de clorpirifos, imazalil y lindano. El ajuste económico impuesto por el Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado dejó sin consignación económica la construcción de una potabilizadora para tratar las aguas del trasvase Júcar-Vinalopó. Infraestructura que hubiera mitigado los efectos negativos de la aparición de pesticidas en las aguas que se impulsarán de Cullera a Villena. El Ministerio de Medio Ambiente (Aguas del Júcar) contará con 4,7 millones de euros para finalizar el trasvase en 2011 y proceder, incluso, a su inauguración pero, según los usuarios que deben recibir el agua, el caudal trasvasado no tendrá la calidad suficiente para que sirva para todos los usos.