El uso seguro de aguas residuales en agricultura ofrece grandes beneficios
Mar, 07/09/2010
Reciclar las aguas residuales urbanas y usarlas para los cultivos agrícolas puede ayudar a mitigar los problemas derivados de su escasez y reducir su contaminación, pero se trata de una práctica que no está tan extendida como debiera, según un último informe de la FAO.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO) asegura en su informe que "el uso de aguas residuales tratadas en la agricultura se practica en cerca de medio centenar de países y ocupa una superficie que asciende al 10 por ciento del total de tierras cultivadas a nivel mundial".
El informe llamado "La riqueza de los residuos: economía del uso de las aguas residuales en la agricultura", fue publicado hoy al comienzo de la Semana Mundial del Agua (Estocolmo, del 5 al 11 de septiembre).
Según el documento, "si bien a escala global tan solo una pequeña parte de las aguas residuales tratadas se utilizan para la agricultura, esta práctica atrae cada vez mayor interés en todo el mundo, y en algunos países -España y México, por ejemplo- un porcentaje elevado de las aguas tratadas se destinan al riego".
"Los estudios de caso incluidos en el informe indican que una gestión segura de las aguas residuales en la producción alimentaria supone una forma de aliviar la competencia entre las ciudades y la agricultura por el agua en regiones en la escasez va en aumento", explica Pasquale Steduto, Director Adjunto de la División de Tierra y Aguas de la FAO.
"En un contexto adecuado -añade- puede ayudar también con el tratamiento de las aguas residuales y la consiguiente contaminación de los ríos".
Los campesinos también podrían ahorrarse parte del coste de bombear aguas subterráneas, al tiempo que los nutrientes presentes en las aguas residuales reducen el gasto en fertilizantes, refiere.
"Tratada de forma adecuada y reciclada en forma segura, el agua puede ofrecer potencialmente un "triple dividendo" a los usuarios urbanos, los campesinos y el medio ambiente", concluye Steduto.
Ya que la realización de sistemas adecuados para el tratamiento y reciclaje de las aguas residuales comporta tanto inversiones iniciales de capital y costes operativos permanentes, el mayor beneficio debería resultar del elevado valor del agua potable que se libera para el consumo urbano o el uso industrial, agrega.
Ello reduciría -dice- los costes que deben soportar las autoridades municipales para localizar recursos hídricos adicionales a través de medios más costosos.
Y los costes se podrían compensar aún más reutilizando el biogas generado durante el tratamiento de las aguas como fuente de energía, o incluso potencialmente mediante la venta de créditos de carbono.
"Si bien el reciclaje de aguas residuales en la agricultura no es la única forma de hacer frente a los problemas de escasez y contaminación, en muchos casos se trata de una solución
extremadamente rentable, como refleja la cantidad creciente de programas de reciclaje que aparecen en el informe", explica Steduto.
La viabilidad del reciclaje del agua en la agricultura depende de las circunstancias y las condiciones locales, que afectan al equilibrio entre costes y beneficios, según el informe de la FAO.
La valoración económica de cualquier propuesta de proyecto debería realizarse desde una perspectiva de cuencas a nivel regional, y es igualmente necesario considerar las necesidades y
beneficios de los diferentes usuarios del agua.
"Resulta inverosímil que estos programas puedan justificarse a nivel económico tan solo en lo que respecta a la agricultura", indica el informe.
"Los beneficios para los usuarios urbanos e industriales deben ser relativamente importantes, y en muchos casos serán la principal justificación para el proyecto", añade.
El informe de la FAO subraya que las aguas residuales no tratadas no pueden utilizarse para el riego, por lo que se requiere siempre un tratamiento y reciclaje adecuados.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO) asegura en su informe que "el uso de aguas residuales tratadas en la agricultura se practica en cerca de medio centenar de países y ocupa una superficie que asciende al 10 por ciento del total de tierras cultivadas a nivel mundial".
El informe llamado "La riqueza de los residuos: economía del uso de las aguas residuales en la agricultura", fue publicado hoy al comienzo de la Semana Mundial del Agua (Estocolmo, del 5 al 11 de septiembre).
Según el documento, "si bien a escala global tan solo una pequeña parte de las aguas residuales tratadas se utilizan para la agricultura, esta práctica atrae cada vez mayor interés en todo el mundo, y en algunos países -España y México, por ejemplo- un porcentaje elevado de las aguas tratadas se destinan al riego".
"Los estudios de caso incluidos en el informe indican que una gestión segura de las aguas residuales en la producción alimentaria supone una forma de aliviar la competencia entre las ciudades y la agricultura por el agua en regiones en la escasez va en aumento", explica Pasquale Steduto, Director Adjunto de la División de Tierra y Aguas de la FAO.
"En un contexto adecuado -añade- puede ayudar también con el tratamiento de las aguas residuales y la consiguiente contaminación de los ríos".
Los campesinos también podrían ahorrarse parte del coste de bombear aguas subterráneas, al tiempo que los nutrientes presentes en las aguas residuales reducen el gasto en fertilizantes, refiere.
"Tratada de forma adecuada y reciclada en forma segura, el agua puede ofrecer potencialmente un "triple dividendo" a los usuarios urbanos, los campesinos y el medio ambiente", concluye Steduto.
Ya que la realización de sistemas adecuados para el tratamiento y reciclaje de las aguas residuales comporta tanto inversiones iniciales de capital y costes operativos permanentes, el mayor beneficio debería resultar del elevado valor del agua potable que se libera para el consumo urbano o el uso industrial, agrega.
Ello reduciría -dice- los costes que deben soportar las autoridades municipales para localizar recursos hídricos adicionales a través de medios más costosos.
Y los costes se podrían compensar aún más reutilizando el biogas generado durante el tratamiento de las aguas como fuente de energía, o incluso potencialmente mediante la venta de créditos de carbono.
"Si bien el reciclaje de aguas residuales en la agricultura no es la única forma de hacer frente a los problemas de escasez y contaminación, en muchos casos se trata de una solución
extremadamente rentable, como refleja la cantidad creciente de programas de reciclaje que aparecen en el informe", explica Steduto.
La viabilidad del reciclaje del agua en la agricultura depende de las circunstancias y las condiciones locales, que afectan al equilibrio entre costes y beneficios, según el informe de la FAO.
La valoración económica de cualquier propuesta de proyecto debería realizarse desde una perspectiva de cuencas a nivel regional, y es igualmente necesario considerar las necesidades y
beneficios de los diferentes usuarios del agua.
"Resulta inverosímil que estos programas puedan justificarse a nivel económico tan solo en lo que respecta a la agricultura", indica el informe.
"Los beneficios para los usuarios urbanos e industriales deben ser relativamente importantes, y en muchos casos serán la principal justificación para el proyecto", añade.
El informe de la FAO subraya que las aguas residuales no tratadas no pueden utilizarse para el riego, por lo que se requiere siempre un tratamiento y reciclaje adecuados.