La invasora remonta el Guadiana
Dom, 29/08/2010
Silenciosamente, sin hacer ruido ni llamar la atención, una especie invasora de almeja de agua dulce está colonizando la cuenca extremeña del Guadiana. Se trata de la almeja asiática --conocida científicamente como Corbicula fluminea --, un molusco bivalvo que procede del sureste de Asia y que, según los expertos, constituye una importante amenaza para el ecosistema del río y para sus numerosas infraestructuras hidráulicas.
Las poblaciones estables de este tipo de almeja fueron detectadas por primera vez en las aguas extremeñas en 1990. Fue en las desembocaduras de los ríos Lácara y Lacarón. Desde entonces se ha ido expandiendo por la cuenca del Guadiana extremeño, ocupando el eje central del río, desde el puente de la Ex-A2 en Don Benito hasta el Puente de Ayuda, junto a Olivenza. Ahora, un reciente trabajo de la Confederación Hidrográfica del Guadiana sobre esta especie ha constatado su propagación.
"Se han localizado dos poblaciones nuevas desconocidas hasta el momento: una en el río Gévora y otra en el río Matanchel, en la zona de usos recreativos del embalse de Alange", señalan los autores del estudio, que también advierten de que hay una colonia establecida en el embalse de Montijo que actúa como fuente emisora de larvas y ejemplares hacia el resto de la cuenca.
La almeja asiática está colonizando el Guadiana. En el Tajo, de momento, no se tiene constancia de su presencia, según señalan desde su confederación hidrográfica. No obstante, este organismo realiza desde el 2006 campañas semestrales de muestreo y vigilancia. Su objetivo es hacer un trabajo de detección precoz de especies invasoras como la propia almeja asiática o, sobre todo, el conocido mejillón cebra.
De Asia a la región
Pero, ¿cómo ha llegado la almeja asiática a las aguas del Guadiana Lo cierto es que antes de colonizar esta cuenca ya ocupó otros ríos españoles. De hecho, fue detectada por primera vez en la península en 1989, en el río Minho. Se desconoce cómo llegó, pero los expertos sostienen dos teorías: mediante larvas presentes en embarcaciones acuáticas o mediante una introducción deliberada por parte de alguna persona, según explica José Luis Pérez Bote, profesor del área de Zoología de la Universidad de Extremadura, a Europa Press.
La almeja asiática es un pequeño bivalvo que vive enterrado en el sedimento de las masas y cursos de agua. Se caracteriza por tener un tono marrón o verdoso, con estrías de crecimiento muy marcadas, lo que las diferencia de las especies autóctonas, de conchas más ovaladas, más grandes --salvo las almejillas de río, que son más pequeñas-- y más oscuras. Su tamaño no suele superar los cinco centímetros, pero se presenta en poblaciones de numerosos ejemplares.
De acuerdo con el estudio de la Confederación del Guadiana, la presencia de esta especies está teniendo consecuencias nocivas para el ecosistema y para la economía de la zona. Así, los técnicos han constatado que la almeja asiática está coexistiendo con náyades autóctonas en distintos puntos del río, incidiendo negativamente en las poblaciones de estas últimas. También está demostrada su gran capacidad filtradora, siendo capaz de retirar grandes cantidades de clorofila del fitoplancton y, por tanto, alterando el ecosistema. Además, están provocando problemas en el suministro de agua para riego, al obstruir las tuberías de regadío por la acumulación de ejemplares adultos de este molusco.
El problema añadido es que no existen fórmulas para erradicar sus poblaciones, aunque sí medidas para controlar su crecimiento. En este sentido, los técnicos de la CHG han recomendado construir instalaciones de desinfección de embarcaciones y del material usado en muestreos y otros trabajos de campo.
Las poblaciones estables de este tipo de almeja fueron detectadas por primera vez en las aguas extremeñas en 1990. Fue en las desembocaduras de los ríos Lácara y Lacarón. Desde entonces se ha ido expandiendo por la cuenca del Guadiana extremeño, ocupando el eje central del río, desde el puente de la Ex-A2 en Don Benito hasta el Puente de Ayuda, junto a Olivenza. Ahora, un reciente trabajo de la Confederación Hidrográfica del Guadiana sobre esta especie ha constatado su propagación.
"Se han localizado dos poblaciones nuevas desconocidas hasta el momento: una en el río Gévora y otra en el río Matanchel, en la zona de usos recreativos del embalse de Alange", señalan los autores del estudio, que también advierten de que hay una colonia establecida en el embalse de Montijo que actúa como fuente emisora de larvas y ejemplares hacia el resto de la cuenca.
La almeja asiática está colonizando el Guadiana. En el Tajo, de momento, no se tiene constancia de su presencia, según señalan desde su confederación hidrográfica. No obstante, este organismo realiza desde el 2006 campañas semestrales de muestreo y vigilancia. Su objetivo es hacer un trabajo de detección precoz de especies invasoras como la propia almeja asiática o, sobre todo, el conocido mejillón cebra.
De Asia a la región
Pero, ¿cómo ha llegado la almeja asiática a las aguas del Guadiana Lo cierto es que antes de colonizar esta cuenca ya ocupó otros ríos españoles. De hecho, fue detectada por primera vez en la península en 1989, en el río Minho. Se desconoce cómo llegó, pero los expertos sostienen dos teorías: mediante larvas presentes en embarcaciones acuáticas o mediante una introducción deliberada por parte de alguna persona, según explica José Luis Pérez Bote, profesor del área de Zoología de la Universidad de Extremadura, a Europa Press.
La almeja asiática es un pequeño bivalvo que vive enterrado en el sedimento de las masas y cursos de agua. Se caracteriza por tener un tono marrón o verdoso, con estrías de crecimiento muy marcadas, lo que las diferencia de las especies autóctonas, de conchas más ovaladas, más grandes --salvo las almejillas de río, que son más pequeñas-- y más oscuras. Su tamaño no suele superar los cinco centímetros, pero se presenta en poblaciones de numerosos ejemplares.
De acuerdo con el estudio de la Confederación del Guadiana, la presencia de esta especies está teniendo consecuencias nocivas para el ecosistema y para la economía de la zona. Así, los técnicos han constatado que la almeja asiática está coexistiendo con náyades autóctonas en distintos puntos del río, incidiendo negativamente en las poblaciones de estas últimas. También está demostrada su gran capacidad filtradora, siendo capaz de retirar grandes cantidades de clorofila del fitoplancton y, por tanto, alterando el ecosistema. Además, están provocando problemas en el suministro de agua para riego, al obstruir las tuberías de regadío por la acumulación de ejemplares adultos de este molusco.
El problema añadido es que no existen fórmulas para erradicar sus poblaciones, aunque sí medidas para controlar su crecimiento. En este sentido, los técnicos de la CHG han recomendado construir instalaciones de desinfección de embarcaciones y del material usado en muestreos y otros trabajos de campo.