Las zonas de baño en pantanos y ríos de Aragón carecen de regulación
Lun, 26/07/2010
La afluencia a las zonas de baño de interior ha crecido este año como consecuencia de la crisis económica. Pasar parte del verano en el pueblo o acercarse los fines de semana a refrescarse en ríos, embalses y lagos vuelve a ser una práctica habitual que, sin embargo, no está regulada en Aragón. ¿Quién vigila, señaliza o prohíbe los lugares en donde uno puede o no refrescarse?
Como cada año, el Departamento de Salud ha sacado, a propuesta de los ayuntamientos respectivos, su listado de zonas catalogadas. Este año son doce --cinco más que en el 2009-- los lugares incluidos como aptos para zambullirse con todas las garantías sanitarias y que deben contar con carteles informativos al respecto. Una cifra muy alejada de los 85 puntos que se incluyen en la guía publicada por Ecologistas en Acción como muy frecuentados en la comunidad.
Pero el ahogamiento de tres miembros de una misma familia en el embalse de Santolea, el pasado fin de semana, evidencia los peligros. Quién tiene las competencias regulatorias para el disfrute de estos lugares de baño es una incógnita y la pregunta se diluye entre las administraciones.
Medio Ambiente del Gobierno de Aragón niega tenerlas en este aspecto concreto, al igual que las diputaciones y ayuntamientos, que señalan a la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro). Pero el organismo de cuenca insiste en que solo las tiene en navegación. Y los municipios que han solicitado vigilancia a Salud alegan que las competencias son exclusivamente sanitarias. Por lo que todo parece quedar en la libertad individual, a excepción de aquellos sitios vallados o con prohibición de acceso al agua, normalmente por infraestructuras hidráulicas.
BANDERAS AZULES Respecto a las zonas catalogadas, Salud analiza todos los veranos, cada quince días, las aguas de determinados puntos propuestos por los ayuntamientos para declararlos aptos o no para el baño y prevenir de esta manera infecciones.
Las zonas acotadas este verano son, en la provincia de Huesca: el embalse de Búbal, en Biescas; el embalse de Joaquín Costa, en La Puebla de Castro; el embalse de Lanuza, en Sallent de Gállego; el río Alcanadre, en Bierge; el río Ara, en Boltaña; el río Subordán, en el valle de Hecho, y el río Vellos, en Puértolas. En la provincia de Zaragoza: el embalse de Yesa, en Sigüés, y el río Arba de Luesia, en Luesia. Y en Teruel en el embalse de Arquillo de San Blas; el embalse Valbona, en este mismo municipio y en el río Matarraña, en Beceite.
Según la definición oficial de la Directiva Marco del Agua, se consideran aguas de baño a "aquellas de carácter continental, corrientes, estancadas o embalsadas, y las de carácter marítimo, en las que el baño está expresamente autorizado o, no estando prohibido, se practica habitualmente por un número importante de personas".
De ahí que Ecologistas en Acción proponga en su listado de zonas normalmente utilizadas por los usuarios un total de 56 puntos en la provincia de Huesca, trece en la de Zaragoza y otros 16 en la de Teruel. Todas ellas, excepto las doce catalogadas por Salud, sin control alguno. Es el caso del río Alcandre, en Abiego, utilizado, aseguran en la guía, por unos 200 bañistas; o el río Cinca y el Ara a su paso por Aínsa, con otros tantos usuarios; el río Esca, en Salvatierra; el río Sotón, en Lupiñén, o el Guara a su paso por Sabiñánigo, entre otros.
Como cada año, el Departamento de Salud ha sacado, a propuesta de los ayuntamientos respectivos, su listado de zonas catalogadas. Este año son doce --cinco más que en el 2009-- los lugares incluidos como aptos para zambullirse con todas las garantías sanitarias y que deben contar con carteles informativos al respecto. Una cifra muy alejada de los 85 puntos que se incluyen en la guía publicada por Ecologistas en Acción como muy frecuentados en la comunidad.
Pero el ahogamiento de tres miembros de una misma familia en el embalse de Santolea, el pasado fin de semana, evidencia los peligros. Quién tiene las competencias regulatorias para el disfrute de estos lugares de baño es una incógnita y la pregunta se diluye entre las administraciones.
Medio Ambiente del Gobierno de Aragón niega tenerlas en este aspecto concreto, al igual que las diputaciones y ayuntamientos, que señalan a la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro). Pero el organismo de cuenca insiste en que solo las tiene en navegación. Y los municipios que han solicitado vigilancia a Salud alegan que las competencias son exclusivamente sanitarias. Por lo que todo parece quedar en la libertad individual, a excepción de aquellos sitios vallados o con prohibición de acceso al agua, normalmente por infraestructuras hidráulicas.
BANDERAS AZULES Respecto a las zonas catalogadas, Salud analiza todos los veranos, cada quince días, las aguas de determinados puntos propuestos por los ayuntamientos para declararlos aptos o no para el baño y prevenir de esta manera infecciones.
Las zonas acotadas este verano son, en la provincia de Huesca: el embalse de Búbal, en Biescas; el embalse de Joaquín Costa, en La Puebla de Castro; el embalse de Lanuza, en Sallent de Gállego; el río Alcanadre, en Bierge; el río Ara, en Boltaña; el río Subordán, en el valle de Hecho, y el río Vellos, en Puértolas. En la provincia de Zaragoza: el embalse de Yesa, en Sigüés, y el río Arba de Luesia, en Luesia. Y en Teruel en el embalse de Arquillo de San Blas; el embalse Valbona, en este mismo municipio y en el río Matarraña, en Beceite.
Según la definición oficial de la Directiva Marco del Agua, se consideran aguas de baño a "aquellas de carácter continental, corrientes, estancadas o embalsadas, y las de carácter marítimo, en las que el baño está expresamente autorizado o, no estando prohibido, se practica habitualmente por un número importante de personas".
De ahí que Ecologistas en Acción proponga en su listado de zonas normalmente utilizadas por los usuarios un total de 56 puntos en la provincia de Huesca, trece en la de Zaragoza y otros 16 en la de Teruel. Todas ellas, excepto las doce catalogadas por Salud, sin control alguno. Es el caso del río Alcandre, en Abiego, utilizado, aseguran en la guía, por unos 200 bañistas; o el río Cinca y el Ara a su paso por Aínsa, con otros tantos usuarios; el río Esca, en Salvatierra; el río Sotón, en Lupiñén, o el Guara a su paso por Sabiñánigo, entre otros.