La cuenca del Ebro tiene 2.750 puntos de vertido, uno por cada 4 kilómetros de río
Mar, 06/07/2010
Poco a poco la situación va mejorando, pero los resultados del último informe de la CHE sobre la repercusión de la actividad humana en los ríos de la cuenca muestran que todavía queda mucho por hacer. Según ese estudio, en la demarcación del Ebro hay registradas unas 2.750 autorizaciones de vertido, una por cada 4,4 kilómetros de río aproximadamente.
A pesar de que esos focos de contaminación están controlados y sometidos a inspecciones periódicas, sus vertidos disminuyen la calidad del agua en casi la mitad de las masas de agua de la demarcación -355 en total-. Además, en la cuenca del Ebro hay otro tipo de contaminación difusa -la de origen agrario y ganadero- que llega a los cauces a través de los acuíferos y que también afecta en mayor o menor medida a uno de cada tres tramos de río -209 en total-.
Desde el año 2004, la Confederación recopila y analiza estos y otros muchos impactos en un estudio sobre las repercusiones de la acción del hombre en las aguas superficiales de la demarcación -la red fluvial principal tiene unos 12.000 kilómetros y se divide en 720 masas de agua o tramos de río con características similares-.
El organismo de cuenca acaba de hacer público el tercero de esos informes, y según sus responsables "en líneas generales" la actualización de los datos que ya se tenían muestra "una tendencia positiva". Esa mejora se debe, fundamentalmente, al aumento de la depuración en los núcleos urbanos, a los programas de control de los vertidos industriales y a los trabajos de recuperación ambiental realizados en algunos puntos de la demarcación.
Sin embargo, la CHE reconoce que existen presiones que siguen afectando a distintas masas de agua. Entre ellas, la Confederación destaca la contaminación difusa en las zonas de concentración agraria, los propios vertidos urbanos e industriales y la escasez de caudales detectada en algunos tramos.
A diferencia de los anteriores, el trabajo que acaba de publicarse no solo actualiza el inventario de presiones y analiza el riesgo que suponen para las masas de agua, sino que también hace una propuesta de medidas preventivas y correctoras que pueden servir de referente para la elaboración del programa de medidas del futuro plan hidrológico del Ebro. Ese listado de sugerencias analiza una a una las masas de agua con problemas.
Según los datos recopilados, que corresponden al año 2008 y que por tanto pueden haber variado ligeramente, en la cuenca hay concedidas 1.783 autorizaciones para vertidos urbanos -una por cada 7 kilómetros de río- y 960 para industriales -una por cada 12,5 kilómetros-. No obstante, su distribución es irregular, ya que esos permisos están concentrados, fundamentalmente, en el valle del Ebro.
En la actualidad ya se depuran el 89% de las aguas residuales de la demarcación. Pese a todo, el tratamiento de las plantas depuradoras no impide que los ríos sufran impactos por la carga orgánica generada y por el fósforo. Esos dos parámetros, unidos
"Solo quien sabe cuidar lo ajeno puede poseer lo propio". George Gurdjieff (1877-1949) Filósofo y escritor ruso.
A pesar de que esos focos de contaminación están controlados y sometidos a inspecciones periódicas, sus vertidos disminuyen la calidad del agua en casi la mitad de las masas de agua de la demarcación -355 en total-. Además, en la cuenca del Ebro hay otro tipo de contaminación difusa -la de origen agrario y ganadero- que llega a los cauces a través de los acuíferos y que también afecta en mayor o menor medida a uno de cada tres tramos de río -209 en total-.
Desde el año 2004, la Confederación recopila y analiza estos y otros muchos impactos en un estudio sobre las repercusiones de la acción del hombre en las aguas superficiales de la demarcación -la red fluvial principal tiene unos 12.000 kilómetros y se divide en 720 masas de agua o tramos de río con características similares-.
El organismo de cuenca acaba de hacer público el tercero de esos informes, y según sus responsables "en líneas generales" la actualización de los datos que ya se tenían muestra "una tendencia positiva". Esa mejora se debe, fundamentalmente, al aumento de la depuración en los núcleos urbanos, a los programas de control de los vertidos industriales y a los trabajos de recuperación ambiental realizados en algunos puntos de la demarcación.
Sin embargo, la CHE reconoce que existen presiones que siguen afectando a distintas masas de agua. Entre ellas, la Confederación destaca la contaminación difusa en las zonas de concentración agraria, los propios vertidos urbanos e industriales y la escasez de caudales detectada en algunos tramos.
A diferencia de los anteriores, el trabajo que acaba de publicarse no solo actualiza el inventario de presiones y analiza el riesgo que suponen para las masas de agua, sino que también hace una propuesta de medidas preventivas y correctoras que pueden servir de referente para la elaboración del programa de medidas del futuro plan hidrológico del Ebro. Ese listado de sugerencias analiza una a una las masas de agua con problemas.
Según los datos recopilados, que corresponden al año 2008 y que por tanto pueden haber variado ligeramente, en la cuenca hay concedidas 1.783 autorizaciones para vertidos urbanos -una por cada 7 kilómetros de río- y 960 para industriales -una por cada 12,5 kilómetros-. No obstante, su distribución es irregular, ya que esos permisos están concentrados, fundamentalmente, en el valle del Ebro.
En la actualidad ya se depuran el 89% de las aguas residuales de la demarcación. Pese a todo, el tratamiento de las plantas depuradoras no impide que los ríos sufran impactos por la carga orgánica generada y por el fósforo. Esos dos parámetros, unidos
"Solo quien sabe cuidar lo ajeno puede poseer lo propio". George Gurdjieff (1877-1949) Filósofo y escritor ruso.