Los embalses de Aracena, Zufre y la Minilla generan 19.300 megavatios al año

Mié, 30/06/2010

Diario de Sevilla

Crear energía y reducir la contaminación. La gestión del agua que lleva a cabo Emasesa no sólo garantiza el consumo de los sevillanos, sino que además contribuye a proteger el medioambiente al aprovecharse los recursos naturales de los embalses que abastecen a la capital hispalense, de tal modo que en un año se evita emitir a la atmósfera 8.700 toneladas de dióxido de carbono. Y todo gracias a las centrales eléctricas de las presas de Aracena, Zufre y la Minilla.

'Un valor añadido', con estas palabras define Rafael González Quesada, responsable de Agua Potable de Emasesa, la gestión que la empresa metropolitana realiza de la energía eléctrica que se genera en estos tres embalses. La normativa española permite a compañías cuya principal actividad no pertenece al mercado eléctrico aprovechar los recursos de sus infraestructuras para crear energía, siempre que no supere ciertos parámetros y supongan una competencia desleal para las principales empresas del sector. La media de energía generada por los embalses de Aracena, Zufre y la Minilla es de 19.300 megavatios al año, una cifra que en ocasiones ha superado los 35.000 megavatios, como ocurrió en 2003. Esta electricidad se vende luego a Endesa.

De las tres presas que cuentan con central eléctrica (El Gergal no posee al carecer del desnivel necesario para generar energía) el de Aracena es el que más contribuye al aprovechamiento energético, con una potencia de 4.570 kilovatios al año. Toda esta energía supone un ahorro conjunto de 1.660 toneladas de petróleo anuales, ya que la electricidad que se crea con estos recursos evita tener que quemar combustible, lo que también contribuye a mejorar el medioambiente.

El aprovechamiento de los recursos hidráulicos define la política de actuación de Emasesa, una filosofía que impera en el modelo de gestión de los embalses. Actualmente el Gergal es el embalse que abastece principalmente a la ciudad y su área metropololitana, pese a ser el de menor capacidad (35 hectómetros cúbicos). Su ubicación geográfica provoca que sea el primero que se llene al recibir el agua de los tres embalses anteriores situados en la cuenca del río Rivera de Huelva y del embalse de Cala, construido para la generación de electricidad. De este modo, no se desperdicia el agua de Aracena, Zufre y la Minilla, que queda reservada para épocas de sequía. Y ello, pese a que llevar el agua desde el Gergal a la estación de tratamiento del Carambolo resulta más caro que hacerlo desde la Minilla, donde no es necesario el uso del bombeo al facilitar su llegada la pendiente del terreno. 'En una ciudad como Sevilla, donde suelen sufrirse sequías que duran cuatro años, el criterio que impera es el de la protección de recursos hidráulicos por encima del ahorro económico, de ahí que se decida agotar antes las reservas del Gergal, más fáciles de recuperar, que los que están más arriba', afirma González Quesada.

La mejora de las conducciones ha protagonizado uno de los últimas inversiones de esta empresa al construirse un nuevo sistema de transporte del agua que se activa en caso de averái en el que se utiliza normalmente. Estas conducciones han supuesto un desembolso de 7,7 millones de euros y en su puesta en funcionamiento se ha tardado año y medio. Durante los primeros cuatro meses de 2010 ha estado en funcionamiento mientras se hacían obras de mejora en las conducciones generales.

Otra novedad es la estación automática que se encarga de vigilar la calidad del agua que, basada en un modelo que se desarrolló a nivel europeo, consiste en una boya instalada en los embalses que registra las variables meteorológicas y limnológicas del agua. Esta estación automática, además, permite conservar todos los ecosistemas acuáticos.

La capacidad todal de los embalses del Rivera de Hueva es de 395 hectómetros cúbicos, una reserva que alcanzará los 639 hectómetros cuando esté operativo el embalse de Melonares en 2013, según la fecha prevista por la Agencia Andaluza del Agua. El volumen almacenado actualmente es de 379 hectómetros cúbicos, sin contar con el agua que procede del embalse de Cala. Dicha reserva asegura el consumo humano para tres años. Cuando se utilice Melonares este periodo de garantía se ampliará a un año más, con lo que se agota el tiempo medio de los ciclos de sequía.