Las inundaciones dejan 25 muertos y 13 desaparecidos
Vie, 18/06/2010
Entre las labores de desescombro, achique de agua y evaluación de daños, los habitantes del siniestrado departamento de Var, en el sureste francés, trataban ayer de recuperar algo de normalidad un día después de que las torrenciales lluvias dejaran no sólo sin hogar a centenares de personas, sino un desolador saldo de 25 muertos.
Un balance todavía provisional, porque pese a que anoche se dieron por finalizadas las tareas de búsqueda, trece personas continúan desaparecidas y con la bajada del nivel de las aguas podrían aparecer nuevos cuerpos.
De poco sirvió la alerta naranja activada la víspera en toda la zona, reavivando nuevamente, como tras el paso de la tormenta Xynthia en febrero, que dejó 53 muertos en el litoral atlántico, las dudas sobre la eficacia de los dispositivos de prevención.
La mayoría de las víctimas, personas de avanzada edad, fallecieron ahogadas en mitad de la noche, sorprendidas por la irrupción del agua en sus viviendas. Una catástrofe «sin precedentes», según el ministro galo de Interior, Brice Hortefeux, que ha prometido un millón de euros de ayuda y el refuerzo de efectivos policiales. Histórica, porque desde 1827 no se registraban precipitaciones tan abundantes, ni los ríos se desbordaban con tanta violencia.
Los devastadores efectos del temporal, que se ha desplazado hacia el suroeste aunque con menos fuerza, obligaron a cerca de 2.000 vecinos de las localidades de Draguigan, Les Arcs, Figanières, Roquebrune y Trans, las más afectadas, a pasar una noche más en gimnasios y centros de acogida.
El principal problema aún es el restablecimiento de la red eléctrica y de agua potable. Ayer, 95.000 abonados seguían sin luz, las líneas telefónicas seguían cortadas en ciertas zonas y la circulación ferroviaria también en tramos de la Costa Azul, entre Toulon y Niza.
Un balance todavía provisional, porque pese a que anoche se dieron por finalizadas las tareas de búsqueda, trece personas continúan desaparecidas y con la bajada del nivel de las aguas podrían aparecer nuevos cuerpos.
De poco sirvió la alerta naranja activada la víspera en toda la zona, reavivando nuevamente, como tras el paso de la tormenta Xynthia en febrero, que dejó 53 muertos en el litoral atlántico, las dudas sobre la eficacia de los dispositivos de prevención.
La mayoría de las víctimas, personas de avanzada edad, fallecieron ahogadas en mitad de la noche, sorprendidas por la irrupción del agua en sus viviendas. Una catástrofe «sin precedentes», según el ministro galo de Interior, Brice Hortefeux, que ha prometido un millón de euros de ayuda y el refuerzo de efectivos policiales. Histórica, porque desde 1827 no se registraban precipitaciones tan abundantes, ni los ríos se desbordaban con tanta violencia.
Los devastadores efectos del temporal, que se ha desplazado hacia el suroeste aunque con menos fuerza, obligaron a cerca de 2.000 vecinos de las localidades de Draguigan, Les Arcs, Figanières, Roquebrune y Trans, las más afectadas, a pasar una noche más en gimnasios y centros de acogida.
El principal problema aún es el restablecimiento de la red eléctrica y de agua potable. Ayer, 95.000 abonados seguían sin luz, las líneas telefónicas seguían cortadas en ciertas zonas y la circulación ferroviaria también en tramos de la Costa Azul, entre Toulon y Niza.