Medio Ambiente investiga la contaminacion de purines en el Sil

Lun, 07/06/2010

El País

Las balsas que un particular ha instalado ilegalmente y rellenado con purines en la cola del embalse de Santo Estevo, en Castro Caldelas (Ourense), podrían ser más de las cinco que la asociación ecologista Amigos da Terra detectó y denunció, sin éxito, ante las consellerías de Medio Rural y de Sanidade. Ambos departamentos de la Xunta se declararon "no competentes" y trasladaron la denuncia a la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil y al ayuntamiento afectado.

El organismo de la cuenca, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, ha abierto una investigación para determinar la posible contaminación del río en esa zona y tiene indicios de que podría haber, al menos, una decena de estos contenedores ilegales no sólo de purines, sino de otros restos orgánicos animales.

Fuentes de esta confederación aseguran que de momento tienen la sospecha de que, aparte de las cinco balsas próximas al río, podría haber más en el monte, igualmente con restos altamente contaminantes. Además de las que contienen purines, los técnicos de la Confederación Hidrográfica han encontrado otras en las que se depositan grasas animales.
De momento, el personal de este organismo ha tomado muestras en el río para comprobar si realmente existe contaminación. Además, la Confederación Hidrográfica intenta localizar al responsable del probable atentado medioambiental.

En el caso de que se pruebe la existencia de agresión medioambiental, el organismo de cuenca abriría expediente sancionador -conllevaría una multa económica- contra el autor y podría presentar además denuncia contra él ante la Fiscalía medioambiental.

Por su parte, Amigos da Terra, que no consiguió que la Xunta abriera expediente por su denuncia, se plantea presentarla ahora también ante la Fiscalía.

Según consta en el informe de la asociación ecologista, el particular transporta en camiones los purines y otros restos procedentes de granjas de animales de la comarca y los deposita en las balsas. Éstas carecerían de la mínima gestión ambiental, con lo que los residuos pueden haberse esparcido por las laderas para caer directamente al río, además de filtrarse al subsuelo y dañar los acuíferos.

Un simple vistazo al entorno permite apreciar cómo la vegetación está quemada por la acción de las filtraciones, que contienen altas dosis de nitratos de los purines.

Para la organización ecologista la situación reviste especial gravedad, ya que si las balsas que ha construido el particular llegaran a romperse, los restos orgánicos irían a parar directamente el río Sil, castigado ya por la acción de las hidroeléctricas a su paso por el Canón do Sil, zona de Red Natura y Lugar de Interés Comunitario (LIC).

Amigos da Terra asegura que ha comprobado que no existe ninguna explotación agraria vinculada a la actividad que realiza el vecino. Para la asociación ecologista, éste está incurriendo en "una infracción muy grave" por la que podría ser sancionado con una multa de hasta dos millones de euros y la obligación de restituir a su estado original el medioambiente".