Aparatos de ósmosis inversa purifican y sanean el agua potable de la traída
Sáb, 20/03/2010
Los procesos empleados por las redes urbanas de abastecimiento de aguas garantizan la potabilidad del fluido que sale de nuestros grifos. Cumplen unos rigurosos baremos establecidos por las autoridades sanitarias para garantizar la salubridad de lo que bebemos. La utilización del cloro elimina los virus y bacterias diluidos en el agua, pero empeora su calidad. Cada vez menos gente en ciudades como Vigo bebe directamente el agua de la traída, fundamentalmente por su aspecto y olor. En este contexto han encontrado su nicho de mercado las aguas minerales y los aparatos de purificación del agua, entre los que se encuentran los de ósmosis inversa.
Los gallegos presumimos de tener un agua de gran calidad, creencia errónea, según explica José Pumar, gerente de una empresa que comercializa aparatos de purificación del agua por ósmosis inversa. "Lugo y Ourense tienen de las peores aguas de España, debido a la presencia de trihalometanos. Traen filtraciones de granjas y todos los componentes contaminantes que cada día empleamos más", explica.
De tecnología americana e introducidos en España por la cuenca mediterránea, los sistemas de depuración de agua por ósmosis inversa han proliferado en Galicia hace unos cinco años, siendo los particulares los que más lo demandan para uso doméstico, aunque también existen aparatos industriales.
Básicamente estos aparatos, que se suelen colocar en las cocinas de las viviendas, funcionan a través de cinco etapas de filtrado. En la primera se eliminan los sedimentos orgánicos, desde tierra hasta lodos, óxidos y musgos; en una segunda, denominada filtración de óxidos de carbono activo granular, desaparece el cien por cien del cloro, los olores y sabores, cumpliendo así la máxima de que el agua tiene que ser inodora, insípida e incolora. Más tarde, el filtro de carbono activo compacto se encarga de suprimir del fluido todos los productos químicos que en él van diluidos, desde pesticidas y herbicidas hasta arsénico y cadmio. La membrana de ósmosis inversa, elemento diferenciado de este sistema de purificación, se encarga de rechazar todo lo que no sea agua, gracias a sus agujeros de 0,0001 micras. Finalmente un último filtro continúa mejorando la calidad quitando cualquier olor o sabor que pueda haber quedado.
Este sistema goza de gran aceptación entre los gallegos. "En los cinco años que llevamos trabajando, disponemos de cinco mil clientes", afirma José Pumar, quien añade que el único obstáculo con que se enfrentan es que el cliente se decida a realizar la compra.
Los precios de estos aparatos de uso doméstico oscilan entre los mil y tres mil euros, dependiendo de las garantías y servicios post venta que se ofrezcan. Normalmente "la garantía es vitalicia y el servicio técnico totalmente gratuito, sólo se cobra el cambio de piezas".
Estos aparatos disponen de depósitos de acumulación de diferentes capacidades. El más común almacena de siete a ocho litros, suficiente para una vivienda de cuatro a cinco personas, aunque los hay de hasta cien litros, recomendados para guarderías, hospitales,... El proceso para purificar ocho litros de agua dura menos de una hora. Hay accesorios enfriadores que permiten tenerla a la temperatura deseada para beberla, sobre todo en verano. Se puede meter en la nevera, siempre empleando envases de cristal para no echar por tierra toda la labor de purificación.
La versión de estos aparatos para empresas son fuentes de ósmosis inversa que permiten ofrecer a los empleados agua purificada.
Los gallegos presumimos de tener un agua de gran calidad, creencia errónea, según explica José Pumar, gerente de una empresa que comercializa aparatos de purificación del agua por ósmosis inversa. "Lugo y Ourense tienen de las peores aguas de España, debido a la presencia de trihalometanos. Traen filtraciones de granjas y todos los componentes contaminantes que cada día empleamos más", explica.
De tecnología americana e introducidos en España por la cuenca mediterránea, los sistemas de depuración de agua por ósmosis inversa han proliferado en Galicia hace unos cinco años, siendo los particulares los que más lo demandan para uso doméstico, aunque también existen aparatos industriales.
Básicamente estos aparatos, que se suelen colocar en las cocinas de las viviendas, funcionan a través de cinco etapas de filtrado. En la primera se eliminan los sedimentos orgánicos, desde tierra hasta lodos, óxidos y musgos; en una segunda, denominada filtración de óxidos de carbono activo granular, desaparece el cien por cien del cloro, los olores y sabores, cumpliendo así la máxima de que el agua tiene que ser inodora, insípida e incolora. Más tarde, el filtro de carbono activo compacto se encarga de suprimir del fluido todos los productos químicos que en él van diluidos, desde pesticidas y herbicidas hasta arsénico y cadmio. La membrana de ósmosis inversa, elemento diferenciado de este sistema de purificación, se encarga de rechazar todo lo que no sea agua, gracias a sus agujeros de 0,0001 micras. Finalmente un último filtro continúa mejorando la calidad quitando cualquier olor o sabor que pueda haber quedado.
Este sistema goza de gran aceptación entre los gallegos. "En los cinco años que llevamos trabajando, disponemos de cinco mil clientes", afirma José Pumar, quien añade que el único obstáculo con que se enfrentan es que el cliente se decida a realizar la compra.
Los precios de estos aparatos de uso doméstico oscilan entre los mil y tres mil euros, dependiendo de las garantías y servicios post venta que se ofrezcan. Normalmente "la garantía es vitalicia y el servicio técnico totalmente gratuito, sólo se cobra el cambio de piezas".
Estos aparatos disponen de depósitos de acumulación de diferentes capacidades. El más común almacena de siete a ocho litros, suficiente para una vivienda de cuatro a cinco personas, aunque los hay de hasta cien litros, recomendados para guarderías, hospitales,... El proceso para purificar ocho litros de agua dura menos de una hora. Hay accesorios enfriadores que permiten tenerla a la temperatura deseada para beberla, sobre todo en verano. Se puede meter en la nevera, siempre empleando envases de cristal para no echar por tierra toda la labor de purificación.
La versión de estos aparatos para empresas son fuentes de ósmosis inversa que permiten ofrecer a los empleados agua purificada.