El mejillón cebra amenaza la Región al instalarse en el embalse de Alarcón

Dom, 21/03/2010

La Opinión de Murcia

La aparición de larvas del temido mejillón cebra en la cuenca del Júcar ha encendido la alarma entre las comunidades de regantes de Murcia y Alicante, que temen que una extensión del mejillón pueda acabar con la modernización de los regadíos llevada a cabo en los últimos 25 años, el 85% entre 1999 y 2009.

El pequeño mejillón cebra, convertido en plaga bíblica para los agricultores desde que se detectó próximo a la desembocadura del Ebro en 2001, se identificó a finales del siglo XVIII en el mar Caspio, un lago ubicado entre Europa y Asia donde los naturalistas lo bautizaron como mejillón por su gran parecido con los moluscos que conocemos. Su detección en la cuenca del Júcar ha encendido todas las alarmas en el sector agrícola de Alicante y, en consecuencia, de la Región. Tanto las aguas del Tajo que llegan al Segura como las del futuro trasvase Júcar-Vinalopó utilizan conducciones del Júcar para llegar hasta la provincia de Alicante y Murcia.

En estos momentos, sólo una comunidad de regantes, de Riegos de Levante (pionera en España en blindarse ante el 'ataque' del mejillón), cuenta con sistemas de protección para unas mil hectáreas en Alicante, según recuerda Ángel Urbina, portavoz de la mencionada comunidad, quien alerta de que "si no se toman medidas en unos años estaremos abocados a la ruina". Ángel Urbina advierte de que "el que se hayan detectado larvas del mejillón en el Júcar y en los alrededores del embalse de Alarcón, nos tiene que preocupar, porque seguro que acabará llegando a Alicante por el trasvase Tajo-Segura o el futuro Júcar-Vinalopó. Un auténtico desastre, si no se toman medidas ya".

Las últimas prospecciones realizadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar en los embalses administrados por el organismo de cuenca para determinar la presencia del mejillón cebra mantienen como únicos 'focos calientes', con ejemplares adultos de esta especie, los del pantano de Sitjar, en el río Mijares -ampliado ahora hasta su desembocadura- y el embalse de Forata, donde la plaga, que se creía desaparecida, ha vuelto a dar señales de vida, ambos en Alicante.

Sin embargo, Medio Ambiente ha detectado larvas de mejillón cebra en otros embalses desde los que puede colonizar por completo el río Júcar, el más importante de la demarcación hidrográfica y con conexiones a la Albufera de Valencia. La CHJ ya había detectado en 2008 larvas en el pantano de Alarcón, aunque no se ha encontrado ningún adulto. El pantano de Alarcón suministra agua a la provincia de Alicante y por él pasa el caudal procedente del trasvase Tajo-Segura antes de llegar a Murcia. Desde este embalse se reparte el agua a la cuenca del Júcar, que hace de reguladora de los envíos que se realizan a través del acueducto, de ahí la preocupación de los regantes murcianos, ya que las larvas de este mejillón podrían llegar a la Región. En cuanto a las medidas para luchar contra esta plaga, Riegos de Levante de Elche fue la primera agrupación agrícola de la Comunidad Valenciana en contar, desde 2008, con una estación de filtrado que garantiza la eliminación del temido mejillón cebra. Tras su aparición, los servicios técnicos de Riegos de Levante comenzaron a estudiar fórmulas para evitar que las larvas de mejillón pudieran penetrar en las tuberías que abastecen los campos.

La vía más común de entrada del mejillón cebra en un ecosistema es a través de una suelta de agua con larvas, bien transportada en el casco de una embarcación o en algún tipo de recipiente, cebo vivo para la pesca o, incluso, en las patas de algunas aves marinas. Una vez introducido puede ocurrir que el molusco se adapte perfectamente al medio o, incluso, que no logre sobrevivir y desaparezca. Los científicos observaron que en el Ebro se ha adaptado perfectamente, constituyendo una auténtica plaga. Los primeros datos de la presencia del molusco en el Ebro se conocieron en septiembre de 2001, cuando se llegaron a contabilizar 500 ejemplares por metro cuadrado. Las larvas tienen una gran capacidad de dispersión y las hembras alcanza su madurez sexual durante el primer año de vida, llegando a liberar 1,5 millones de huevos al año. El mejillón cebra no es comestible y, hasta ahora, sólo se le conoce por su su voraz apetito, ya que acaba con el fitoplacton en las aguas continentales. Además, se extiende rápidamente y es temido por su capacidad para tapizar y obstruir todo tipo de conducciones hidráulicas, turbinas, desagües, y depósitos agrícolas, tal y como se aprecia en la tubería de la imagen, cortada longitudinalmente. La capacidad de adaptación del mejillón cebra al medio acuático es lo que más preocupa a los expertos, ya que este molusco puede soportar temperaturas de entre cero y 32 grados dentro del agua, mientras que fuera de este medio sólo aguantaría ocho o diez días. En la zona de los Grandes Lagos de EE UU se llegó a pasar de 200 a 4.000 ejemplares en un metro cuadrado en un año.