Alicante «vierte» al mar el 40% de las precipitaciones en su invierno más lluvioso

Mié, 10/03/2010

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Alicante está a punto de cerrar el periodo más lluvioso de los últimos 20 años, cuenta con reservas (siempre que se cumplan los desembalses del Tajo marcados por la ley) para dos años, aunque no volviera a caer una sola gota y, además, desde que comenzó el otoño, raro ha sido el fin de semana sin alguna hora de lluvia. Un escenario positivo y tranquilizador que, sin embargo, ha devuelto a la actualidad una realidad difícil de explicar a la hora de reclamar trasvases externos. El 40% del agua de la lluvia caída en los últimos cuatro meses se fue al mar y eso que los pluviómetros recogieron un 60% más de lluvia que la considerada normal para la provincia por la Agencia Estatal de Meteorología. Entre diciembre y febrero, el observatorio de Alicante registró 126,7 litros por metro cuadrado, cuando la media en el periodo 1980-2009 estaba en los 74,8 litros. ¿Bueno, malo o corregible?. El catedrático de Análisis Geográfico Regional y responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina aclaró ayer, en este sentido, que es positivo que de cada cien litros por metro cuadrado caídos sobre Alicante, sesenta vayan directamente a los embalses, la recarga de acuíferos y el suelo. ¿El resto? Olcina tiene claro, también, que resulta necesario que los cursos fluviales lleven agua al mar y también que los desembalses que se realizan por seguridad en los pantanos aporten caudales al mar, "porque ello regenera la fauna y la flora de la plataforma continental". El climatólogo zanjó, además, la polémica que se crea cada vez que llueve y se ve al río Algar bajar como el Nilo en Altea. "La disposición y estructura de las montañas no favorece la construcción de nuevas presas. Tenemos embalses y pocos más podrían construirse". Olcina planteó que en épocas de bonanza pluviométrica como la actual, "es cuando hay que sentarse a planificar el futuro y sería interesante que los ayuntamientos contemplasen la posiblidad de construir depósitos para recoger el agua, almacenarla y aprovecharla después para usos urbanos durante la sequía. La misma solución sería aplicable a las viviendas".