La lluvia convierte en un 'mar' interior las lagunas de Villafáfila
Mié, 10/03/2010
Las abundantes lluvias que se han producido durante los dos últimos meses han creado en la reserva natural de las Lagunas de Villafáfila, en la provincia de Zamora, grandes charcas que hacen que el espacio ofrezca una imagen «si no inusual si al menos poco habitual», como señala el director de la reserva, Mariano Rodríguez.El pasado cinco de diciembre la Junta de Castilla y León alertaba de las consecuencias de la escasez de lluvias, que habían dejado diversas lagunas secas. Sin embargo, apenas dos meses más tarde el panorama ha cambiado drásticamente. Si el complejo lagunar se extendía entonces en torno a 600 hectáreas, actualmente supera las 900. «El problema ahora no es la falta de agua, sino determinar qué es laguna y qué un simple charco, porque hay fincas con lagunas de una y dos hectáreas que se han generado sobre los cultivos», explica.Las lluvias abundantes y concentradas en muy pocas semanas tienen sus repercusiones positivas pero también sus aspectos negativos en un espacio natural como Villafáfila donde el equilibrio depende de tantos factores. Para los cultivos, la abundancia de lluvias no ha sido precisamente positiva, porque los ha convertido en auténticos arrozales. Más aún, explica Rodríguez, el hecho de que este año hayan llegado menos gansos que en otros inviernos más fríos, unos 8.000 ó 10.000 frente a la media de los últimos diez años, que se establece en 15.000, hace que hayan comido menos hierba y que el cereal se encuentre más adelantado en su ciclo vegetativo, lo que hará más difícil su recuperación cuando se retire el agua.La mayor extensión de superficie lagunar no implica necesariamente que sea un mal año para observar aves. Es verdad que en principio podría entenderse que los ejemplares son más difíciles de ver porque tienen más espacios en los que estar pero, por el contrario, la abundancia de lluvias puede hacer que éste sea un buen año de cría. Sin embargo, nada es seguro. «En la naturaleza no hay un patrón claro, la abundancia de agua no determina que las aves vayan a nidificar más porque una helada en abril haría mucho daño».Empiezan a recibirse en Villafáfila las primeras aves que llegan del norte de África. La mayor parte de las especies sigue la ruta del oeste y este año «van a tener mucho sitios donde quedarse», por eso puede ser más difícil la observación. Sin embargo, también se quedan más por las buenas condiciones que se dan en la reserva y «desde el punto de vista faunístico empezará a notarse a partir de ahora la abundancia de lluvias», dice Mariano Rodríguez. Empiezan a llegar ya abocetas y cercetas carretonas, muy raras en España, y comunes. Se acerca la época primaveral, «la de la variedad frente al ruido y la abundancia del invierno». Entre los meses de marzo y abril, Villafáfila se convierte en paso migratorio de las aves que se dirigen hacia Polonia, Alemania, Holanda, Suecia y Rusia. Se quedan entre 15 días a dos meses y toman su estancia en las lagunas como un periodo de descanso para reponer fuerzas. A partir de abril y hasta junio se produce el periodo de reproducción, con los nidos ya hechos que se pueden ver desde el observatorio de Otero de Sariegos, donde hay telescopios disponibles para los aficionadosVillafáfila está más espectacular que nunca, como hacía años que no se dejaba ver, pero quien se acerque hasta la reserva tendrá que tener en cuenta que «los caminos están intransitables». Tardarán al menos dos semanas en recuperarse si no vuelve a llover y los ayuntamientos tendrán que hacer frente después a los arreglos necesarios para volverlos a su estado anterior.Sin embargo, Mariano Rodríguez anima a visitar Villafáfila también en esta época primaveral «porque aunque hay zonas a las que no se puede acceder, la mayor parte se realiza por carretera». La avutarda, por ejemplo, se puede ver desde la carretera de Villalpando a Villafáfila, en dos apartaderos habilitados para ello, aunque «hay que saber mirar», apunta, para los más impacientes.