La lluvia y la nieve hacen prever una primavera forestal "esplendorosa"

Vie, 19/02/2010

Las precipitaciones del pasado otoño y las del presente invierno están propiciando unas condiciones "óptimas" de humedad y temperaturas para que la próxima primavera sea "grandiosa y esplendorosa" en lo forestal, según indicó el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Carlos del Álamo.
Así, explicó que en esta época los montes están en periodo "normal de paralización vegetativa" pero que la lluvia y la nieve son, en general, buenísimas para los montes españoles. No obstante, recordó que hasta la llegada del otoño llevaba prácticamente sin llover desde el mes de febrero de 2009.
"Sin duda, la primavera va a ser muy buena, el verano luego no lo sé. Habrá que ver qué deparan los siguientes meses, a partir de mayo, porque una golondrina no hace verano", advirtió el decano de los ingenieros de montes que añadió que ahora existe un "margen de humedad en el suelo" propicio para el crecimiento de la vegetación y, según sus previsiones, a partir de marzo habrá "un bosque muy verde".
Por otro lado, sobre los recientes corrimientos de tierra registrados en Italia a raíz de las intensas precipitaciones, Del Álamo indicó que se producen independientemente del tipo de cubierta vegetal y que se deben, entre otras causas, a la ausencia de vegetación, a la erosión del suelo y a la mala gestión forestal.

ALTO RIESGO DE EROSIÓN EN ESPAÑA

En ese sentido, señaló que España tiene "un riesgo de erosión alto" por la pérdida de cubierta, ya que de los seis millones de hectáreas existentes se pierden 50 toneladas por hectárea y año, algo que achacó "fundamentalmente" a la sobre-explotación del suelo, al sobre pastoreo histórico, a los incendios forestales que dejan el suelo desprovisto de vegetación y, "normalmente" a las malas prácticas agropecuarias.
No obstante, reconoció que también se produce erosión natural, pero "las causas naturales" se llegan a producir de forma "incluso irreversible" por la mala gestión del suelo y del manto vegetal, con un clima que, además tiene "puntas" de precipitaciones, y tormentas que pueden generar un arrastre de 100 toneladas de suelo por hectárea.
"Esto, lamentablemente, ocurre en casi todo el arco mediterráneo y en menor medida en el Cantábrico, donde el fenómeno erosivo y la desertificación afecta a todo el territorio", indicó.
Además, el decano del Colegio de Ingenieros de Montes apuntó que, aunque las precipitaciones son "generalmente buenas para todo", existe otro factor de riesgo "cuyos exponentes más extremos" son los torrentes, inundaciones, desbordamientos de ríos y fenómenos torrenciales, que se llevan por delante carreteras, pueblos y que generan enormes daños materiales y de pérdida de fertilidad de suelo, sin hablar de pérdidas de cosechas o el "coste de reposición".