Los patos regresan a Las Tablas de Daimiel
Lun, 18/01/2010
El agua y los patos han regresado al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel para sacar de la grave crisis medioambiental al humedal manchego, el último ecosistema de tablas fluviales que ha comenzado a inundarse en los últimos días con numerosos aportes hídricos.
El agua ha comenzado a conquistar cada rincón del Parque Nacional y empieza a ser visible desde cualquier punto elevado del terreno, desde donde se puede observar cómo finas láminas se extienden entre las maltrechas y sedientas manchas de masiega (cladium mariscum), una de las plantas más características de Las Tablas de Daimiel.
Unas 160 hectáreas de terreno, de las 1.850 posibles de encharcar, han sido inundadas ya por los aportes hídricos que llegan desde el río Gigüela, desde los arroyos del entorno del parque y del trasvase de los pantanos de la cabecera del río Tajo, según explicaron fuentes del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Estas mismas fuentes señalaron que el agua cada día "gana más terreno" al mantenerse los aportes hídricos, la mejor noticia para la recuperación integral del parque.
Especial importancia en la recuperación está teniendo el río Gigüela, que ha llegado a aportar caudales superiores a los 27 metros cúbicos al segundo, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. El retorno del agua ha permitido el regreso de muchas aves acuáticas que, poco a poco, han comenzado a regresar al Parque Nacional donde se las puede ver, volviendo a ocupar lugares tradicionales de estancia que durante los últimos años han permanecido secos.
Concepción Sepúlveda, naturalista y gran conocedor de Las Tablas, explicó que desde hace días se pueden ver grupos de aves que han vuelto. "Las grullas que durante los últimos meses no encontraban zonas inundadas para pasar la noche tranquilas, lo pueden hacer ahora, pues cada día que pasa el agua va en aumento".
Quienes también se han interesado por el estado del humedal manchego son los turistas y visitantes que durante este fin de semana, atraídos por la presencia del agua, han vuelto a pasear por los diferentes recorridos que propone el parque. Los puntos de observación, las pasarelas o el centro de información al visitante son un continuo ir y venir de gente que, fascinada por la llegada del agua, no quieren dejar pasar el momento "único" de ver cómo se llena el parque nacional.
Concepción Sepúlveda señaló que el agua "es como un gran imán" para atraer a la gente que, dijo, ahora "va a disfrutar mucho más que antes" cuando la biodiversidad del parque comience su progresiva recuperación.
Para éste, la llegada del agua beneficiará, además, de a las aves, a la vegetación del parque como la masiega, que "va a resurgir con bastante fuerza", lo que supondrá la recuperación de uno de los grandes valores botánicos por los que destaca el humedal.
Pero el agua, aseguró, tendrá otros grandes efectos positivos, como es el ayudar a paliar los episodios de fuegos de turbas que se vienen registrando en este entorno natural y que sólo se apagarán cuando las 1.850 hectáreas de terreno acaben anegadas.
Las Tablas de Daimiel conformaban el paraje natural resultante de la unión de las aguas de los ríos Gigüela y Guadiana, que antes de la sobreexplotación del Acuífero 23 aportaban agua en abundancia dando lugar a amplias inundaciones del terreno.
Estratégicamente situadas en las rutas migradoras de un buen número de aves, las Tablas de Daimiel han sido durante muchos años una importante área de reposo e invernada que las llevaron a ser incluidas en el Programa MaB (Hombre y Biosfera) al declarar a la Mancha Húmeda como Reserva de la Biosfera, y a ser reconocidas como Humedal de Importancia Internacional por el convenio Ramsar.
El agua ha comenzado a conquistar cada rincón del Parque Nacional y empieza a ser visible desde cualquier punto elevado del terreno, desde donde se puede observar cómo finas láminas se extienden entre las maltrechas y sedientas manchas de masiega (cladium mariscum), una de las plantas más características de Las Tablas de Daimiel.
Unas 160 hectáreas de terreno, de las 1.850 posibles de encharcar, han sido inundadas ya por los aportes hídricos que llegan desde el río Gigüela, desde los arroyos del entorno del parque y del trasvase de los pantanos de la cabecera del río Tajo, según explicaron fuentes del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Estas mismas fuentes señalaron que el agua cada día "gana más terreno" al mantenerse los aportes hídricos, la mejor noticia para la recuperación integral del parque.
Especial importancia en la recuperación está teniendo el río Gigüela, que ha llegado a aportar caudales superiores a los 27 metros cúbicos al segundo, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. El retorno del agua ha permitido el regreso de muchas aves acuáticas que, poco a poco, han comenzado a regresar al Parque Nacional donde se las puede ver, volviendo a ocupar lugares tradicionales de estancia que durante los últimos años han permanecido secos.
Concepción Sepúlveda, naturalista y gran conocedor de Las Tablas, explicó que desde hace días se pueden ver grupos de aves que han vuelto. "Las grullas que durante los últimos meses no encontraban zonas inundadas para pasar la noche tranquilas, lo pueden hacer ahora, pues cada día que pasa el agua va en aumento".
Quienes también se han interesado por el estado del humedal manchego son los turistas y visitantes que durante este fin de semana, atraídos por la presencia del agua, han vuelto a pasear por los diferentes recorridos que propone el parque. Los puntos de observación, las pasarelas o el centro de información al visitante son un continuo ir y venir de gente que, fascinada por la llegada del agua, no quieren dejar pasar el momento "único" de ver cómo se llena el parque nacional.
Concepción Sepúlveda señaló que el agua "es como un gran imán" para atraer a la gente que, dijo, ahora "va a disfrutar mucho más que antes" cuando la biodiversidad del parque comience su progresiva recuperación.
Para éste, la llegada del agua beneficiará, además, de a las aves, a la vegetación del parque como la masiega, que "va a resurgir con bastante fuerza", lo que supondrá la recuperación de uno de los grandes valores botánicos por los que destaca el humedal.
Pero el agua, aseguró, tendrá otros grandes efectos positivos, como es el ayudar a paliar los episodios de fuegos de turbas que se vienen registrando en este entorno natural y que sólo se apagarán cuando las 1.850 hectáreas de terreno acaben anegadas.
Las Tablas de Daimiel conformaban el paraje natural resultante de la unión de las aguas de los ríos Gigüela y Guadiana, que antes de la sobreexplotación del Acuífero 23 aportaban agua en abundancia dando lugar a amplias inundaciones del terreno.
Estratégicamente situadas en las rutas migradoras de un buen número de aves, las Tablas de Daimiel han sido durante muchos años una importante área de reposo e invernada que las llevaron a ser incluidas en el Programa MaB (Hombre y Biosfera) al declarar a la Mancha Húmeda como Reserva de la Biosfera, y a ser reconocidas como Humedal de Importancia Internacional por el convenio Ramsar.