Oriente Próximo se seca

Dom, 03/01/2010

Imagínense un Oriente Próximo convertido en puro desierto. Un Egipto con temperaturas tan extremas que hacen insoportable el turismo e impensable la agricultura, un Líbano sin bosques ni cedros, un Creciente Fértil convertido en un arenal estéril y un Irak -antes conocido por sus jardines de Babilonia- reducido a un inhóspito páramo.

No se trata de ciencia ficción, sino de las previsiones científicas para este siglo. Con o sin cambio climático, dentro de 15 años todo Oriente Próximo tendrá carestía de agua. En sólo 80 años, dejará de ser fértil. La desertificación del mundo árabe se acelerará por el incremento en las temperaturas -perceptible ya en la región- si los líderes políticos no imponen medidas que frenen el deterioro y la zona será la más afectada del mundo, sólo por detrás de las islas más pequeñas del planeta, por el preocupante fenómeno.
Ésas son algunas de las conclusiones del informe 'Cambio Climático en el Medio Ambiente Árabe', que gracias al Foro Árabe por el Medio Ambiente y el Desarrollo alerta a los responsables regionales de las consecuencias de la gestión insostenible de recursos energéticos. Elaborado por el científico egipcio Mustafa Tolba, durante 17 años responsable del Programa Medioambiental de la ONU (UNEP), y por el libanés Najib Saab, secretario general del Foro Árabe y uno de los más reputados expertos en ecología de la región, el informe trata de concienciar de los riesgos y llamar a la acción antes de que sea tarde.
Asesor de la UNEP y dedicado activista, Saab insiste en considerarse optimista "porque aún tenemos tiempo, pero hay que actuar ya. No podemos seguir negándolo, hay que tomar acciones con o sin el cambio climático". Tras los decepcionantes resultados de la Cumbre de Copenhague, Najib Saab explica por qué Oriente Próximo es tan vulnerable al desastre.
"Al margen del cambio climático, esta es una zona seca, como lo es parte de España. El uso insostenible del agua y la agricultura insostenible sólo contribuyen a empeorar el problema incluso en lo que se llama el Creciente Fértil, que incluye Líbano, Siria, Irak y Jordania. Un estudio japonés de 2008 afirmaba que a finales de siglo se habrá perdido todo signo de fertilidad", asegura.
"Parte del problema ha sido creado por el hombre, como es el caso de las presas turcas construidas sin consideración o las malas prácticas agrícolas. En Irak, Egipto y Siria se inunda las superficies cultivadas en lugar de regarlas, lo cual es malo para el suelo y para el agua. En Egipto, el 30% del agua fresca es destinada al riego. Imagine esto sumado al ascenso de temperaturas. Si no se toman medidas, en 2025 todos los países árabes salvo quizás Irak y el Líbano sufrirán sequía". Sobra decir que eso implicará movimientos de población y, en última instancia, hambrunas.

POLÍTICAS INSOSTENIBLES

Presidente del centro de recursos medioambientales MECTAT y responsable de la prestigiosa revista Al Bia wal Tanmia (Medioambiente y Desarrollo), Najib Saab ha dedicado su vida a la ecología. En 2003 fue reconocido con el premio Global 500, concedido por el UNEP y que en años anteriores recayó en Jacques Cousteau, Jimmy Carter, Jane Goodall o Sir David Attenbourgh, entre otros. Su posición facilita que algunos políticos le escuchen, lo que no significa que sigan sus consejos. La responsabilidad, repite Saab, recae en los Gobiernos y son éstos los que deben cambiar sus políticas.
"Toda la región tiene un bajo nivel de eficacia en el uso de la energía. No hay regulaciones, no se penaliza a quienes consumen de forma excesiva. Cuando se da la energía casi gratis, no se puede exigir un consumo moderado". Es otro ejemplo más de las muchas políticas insostenibles, como la construcción de islas artificiales en Dubai, Kuwait, Qatar, que se dan en la zona. "Eso es una absoluta locura", incide. "No se han hecho estudios del impacto medioambiental de esas islas, pero el constante movimiento de arena que requieren interfiere en la naturaleza". Además, el crecimiento del nivel del mar las condenará tarde o temprano a la categoría de atracciones subterráneas. "No pueden ser usadas como estructuras temporales, no hay visión a largo plazo", destaca.
El mismo problema va a sufrir los 41.500 kilómetros de costa árabe donde han sido construidas ciudades. "Las regulaciones deben cambiar para mantener las construcciones temporales y las infraestructuras lejos de la línea costera".

ENERGÍAS LIMPIAS

Najib Saab no es contrario al uso de combustibles fósiles -"no podemos condenar a China o India a no tener combustible", afirma- pero sí exige el desarrollo de tecnología limpia para explotarlos. "El mundo necesita recursos energéticos y por eso hay que desarrollar energías limpias, incluido un uso limpio del petróleo".
Las medidas a adoptar para evitar el desastre, a su juicio, son claras: "La promoción de la desalinización del agua de mar es vital. Casi todos los recursos acuíferos subterráneos han sido sometidos a un desarrollo insostenible. En Emiratos, gracias a eso muchas históricas plantaciones de dátiles están desapareciendo".
A ello hay que sumar cambios en las legislaciones urbanísticas y modificaciones del hábito de consumo de combustible y de los hábitos agrícolas. "Hay que desarrollar variedades de cultivo que necesiten menos agua o sobrevivan con agua desalinizada y que se adapten a las nuevas estaciones, que ya están cambiando. En Siria se están secando zonas enteras y eso está provocando movimientos de población. No queremos ser alarmistas, pero en el desierto no se puede cultivar".
Sin embargo, el científico duda de que los regímenes árabes, tan poco aficionados a la crítica y tan dependientes del petróleo, vayan a cambiar una sola de sus políticas al respecto si no reciben presión exterior. "Ellos no van a parar, pero pueden ser obligados a hacerlo por los líderes internacionales. Por eso todo depende de EE.UU. y de Europa".