Hasta donde llega una gestión sostenible del agua
Vie, 30/10/2009
Actualmente el concepto de una gestión sostenible del agua es un concepto muy amplio que lleva implícito no sólo el desarrollo tecnológico de tratamientos eficaces desde el punto de vista de la purificación del agua, sino también la preocupación de su eficiencia energética y sus implicaciones ambientales derivadas. Desde este punto de vista, también es importante destacar el desarrollo de otras prácticas relacionadas con la reutilización del agua que requieran una componente tecnológica menor y que puedan incrementar el ciclo de uso del agua.
Sin duda, el desarrollo de tecnologías eficaces de tratamiento de aguas residuales o agua salada permite incrementar y asegurar la disponibilidad de este recurso, aunque con costes económicos todavía con bastante margen de mejora. Así por ejemplo, las plantas desalinizadoras están recibiendo un fuerte impulso en zonas costeras donde existe un mayor déficit hídrico, como manifiestan los objetivos establecidos por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), con una producción de agua desalada en España en torno a los 3,4 hectómetros cúbicos diarios para 2009, lo que supondría un incremento del 78,9 por ciento respecto a los 1,9 hectómetros cúbicos de 2008 (“Perfil Ambiental de España 2008”, publicado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, MARM). Según los datos de 2008, destacan las capacidades instaladas en Canarias, Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares.
En el mismo “Perfil Ambiental de España 2008”, también se resalta la mejora de las nuevas tecnologías en la recuperación de una mayor cantidad de la energía que se perdía en la salmuera, alcanzando unas reducciones de energía entre 0,3 y 0,4 kWh por cada metro cúbico de agua desalada producida, y destacándose que el impacto originado por los vertidos de salmuera pueden reducirse mediante el control de las concentraciones y la dispersión de los vertidos. Sin embargo, el informe no se pronuncia respecto al impacto de la producción de agua desalada sobre las emisiones de CO2.
Otros conceptos relacionados con la gestión sostenible del agua son la implantación de políticas de reutilización del agua, o incluso la propia planificación del territorio, teniendo en cuenta los recursos naturales del entorno y las previsiones climáticas que sugieren una reducción del agua dulce disponible en nuestras latitudes. Desde el marco de la reutilización del agua para diferentes usos (urbano, agrario, industrial, recreativo y ambiental) según la normativa del Real decreto 1620/2007, se pueden destacar las indudables ventajas de la reutilización del agua para la agricultura como uno de los principales sectores de consumo de agua. En este sentido, la reutilización de aguas para el sector agrícola ha mostrado un gran interés porque los costes de las tecnologías necesarias para el tratamiento de las aguas residuales a reutilizar son moderados, las aguas reutilizadas contienen nutrientes para las plantas y son enmendadores del suelo, las zonas agrícolas pueden estar cerca de las plantas de tratamiento de aguas y se aumentan los ingresos mediante la venta de las cosechas. No obstante, hay que tener presente algunos problemas relacionados con la acumulación de contaminantes emergentes, la precolación del nitrato a las aguas subterráneas, la retención de metales pesados en los suelos y otros peligros patógenos, que se deben ser objeto de mejora.
En el ámbito doméstico, la reutilización de las llamadas “aguas grises” producidas en nuestros hogares a partir de los desagües de bañeras, lavabos, pilas de la cocina, lavavajillas o lavadoras, se puede considerar también otro punto importante dentro de una gestión integral del agua. Para conseguir un uso eficiente del agua podemos actuar sobre distintos equipos de consumo mejorando su rendimiento (grifería, inodoros, cisternas, lavadoras, lavavajillas, etc.) y también sobre nuestros hábitos diarios (ducharse en vez de bañarse, no fregar ni lavarse los dientes con el agua corriendo constantemente...). Pero aún se puede mejorar la eficacia del agua utilizada si alargamos su ciclo de vida en nuestro domicilio, es decir si la reutilizamos.
La reutilización de aguas grises para las cisternas podría suponer un ahorro en torno a 50 litros por persona y día que, para una familia media de 4 personas, supondría un ahorro de unos 200 L/día, es decir, entre un 24 % y un 27 % del consumo diario de la vivienda. Si este sistema se implanta en hoteles o instalaciones deportivas, estaríamos hablando de cifras aún más significativas, en torno al 30% de ahorro. La tecnología empleada no resulta muy compleja, basándose en una simple conexión de los desagües de lavabos y bañeras a un depósito, donde se realiza un tratamiento físico de filtración para la retención de partículas, y otro químico de cloración con hipoclorito sódico, que proporciona un agua lista para ser reutilizada.
Entre las ventajas de este sistema de reutilización se debe destacar el ahorro de agua que se genera, evitando la potabilización de un volumen de agua que, por el uso a que se destina, como agua de arrastre, no es necesario que sea potable, así como el consiguiente ahorro de energía y agentes químicos que conlleva la reducción de las aguas residuales llevadas a las plantas de tratamiento.
Por tanto, una gestión sostenible del agua implica no solamente el desarrollo de nuevas tecnologías concienciadas con el medioambiente para el tratamiento de aguas residuales industriales o la desalinización, sino también la optimización de un uso racional del agua con la implantación de hábitos y reutilizaciones en aquellos sectores de mayor consumo como los ejemplos comentados en la agricultura o a escala doméstica. La continua innovación tecnológica se plantea necesaria para solucionar la escasez de recursos hídricos, pero las repercusiones ambientales derivadas del consumo energético de estos tratamientos hace pensar en otras actuaciones relacionadas con la racionalización del ciclo de vida del agua en sus diferentes aplicaciones para cubrir las demandas crecientes de agua de los próximos años.
Sin duda, el desarrollo de tecnologías eficaces de tratamiento de aguas residuales o agua salada permite incrementar y asegurar la disponibilidad de este recurso, aunque con costes económicos todavía con bastante margen de mejora. Así por ejemplo, las plantas desalinizadoras están recibiendo un fuerte impulso en zonas costeras donde existe un mayor déficit hídrico, como manifiestan los objetivos establecidos por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), con una producción de agua desalada en España en torno a los 3,4 hectómetros cúbicos diarios para 2009, lo que supondría un incremento del 78,9 por ciento respecto a los 1,9 hectómetros cúbicos de 2008 (“Perfil Ambiental de España 2008”, publicado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, MARM). Según los datos de 2008, destacan las capacidades instaladas en Canarias, Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares.
En el mismo “Perfil Ambiental de España 2008”, también se resalta la mejora de las nuevas tecnologías en la recuperación de una mayor cantidad de la energía que se perdía en la salmuera, alcanzando unas reducciones de energía entre 0,3 y 0,4 kWh por cada metro cúbico de agua desalada producida, y destacándose que el impacto originado por los vertidos de salmuera pueden reducirse mediante el control de las concentraciones y la dispersión de los vertidos. Sin embargo, el informe no se pronuncia respecto al impacto de la producción de agua desalada sobre las emisiones de CO2.
Otros conceptos relacionados con la gestión sostenible del agua son la implantación de políticas de reutilización del agua, o incluso la propia planificación del territorio, teniendo en cuenta los recursos naturales del entorno y las previsiones climáticas que sugieren una reducción del agua dulce disponible en nuestras latitudes. Desde el marco de la reutilización del agua para diferentes usos (urbano, agrario, industrial, recreativo y ambiental) según la normativa del Real decreto 1620/2007, se pueden destacar las indudables ventajas de la reutilización del agua para la agricultura como uno de los principales sectores de consumo de agua. En este sentido, la reutilización de aguas para el sector agrícola ha mostrado un gran interés porque los costes de las tecnologías necesarias para el tratamiento de las aguas residuales a reutilizar son moderados, las aguas reutilizadas contienen nutrientes para las plantas y son enmendadores del suelo, las zonas agrícolas pueden estar cerca de las plantas de tratamiento de aguas y se aumentan los ingresos mediante la venta de las cosechas. No obstante, hay que tener presente algunos problemas relacionados con la acumulación de contaminantes emergentes, la precolación del nitrato a las aguas subterráneas, la retención de metales pesados en los suelos y otros peligros patógenos, que se deben ser objeto de mejora.
En el ámbito doméstico, la reutilización de las llamadas “aguas grises” producidas en nuestros hogares a partir de los desagües de bañeras, lavabos, pilas de la cocina, lavavajillas o lavadoras, se puede considerar también otro punto importante dentro de una gestión integral del agua. Para conseguir un uso eficiente del agua podemos actuar sobre distintos equipos de consumo mejorando su rendimiento (grifería, inodoros, cisternas, lavadoras, lavavajillas, etc.) y también sobre nuestros hábitos diarios (ducharse en vez de bañarse, no fregar ni lavarse los dientes con el agua corriendo constantemente...). Pero aún se puede mejorar la eficacia del agua utilizada si alargamos su ciclo de vida en nuestro domicilio, es decir si la reutilizamos.
La reutilización de aguas grises para las cisternas podría suponer un ahorro en torno a 50 litros por persona y día que, para una familia media de 4 personas, supondría un ahorro de unos 200 L/día, es decir, entre un 24 % y un 27 % del consumo diario de la vivienda. Si este sistema se implanta en hoteles o instalaciones deportivas, estaríamos hablando de cifras aún más significativas, en torno al 30% de ahorro. La tecnología empleada no resulta muy compleja, basándose en una simple conexión de los desagües de lavabos y bañeras a un depósito, donde se realiza un tratamiento físico de filtración para la retención de partículas, y otro químico de cloración con hipoclorito sódico, que proporciona un agua lista para ser reutilizada.
Entre las ventajas de este sistema de reutilización se debe destacar el ahorro de agua que se genera, evitando la potabilización de un volumen de agua que, por el uso a que se destina, como agua de arrastre, no es necesario que sea potable, así como el consiguiente ahorro de energía y agentes químicos que conlleva la reducción de las aguas residuales llevadas a las plantas de tratamiento.
Por tanto, una gestión sostenible del agua implica no solamente el desarrollo de nuevas tecnologías concienciadas con el medioambiente para el tratamiento de aguas residuales industriales o la desalinización, sino también la optimización de un uso racional del agua con la implantación de hábitos y reutilizaciones en aquellos sectores de mayor consumo como los ejemplos comentados en la agricultura o a escala doméstica. La continua innovación tecnológica se plantea necesaria para solucionar la escasez de recursos hídricos, pero las repercusiones ambientales derivadas del consumo energético de estos tratamientos hace pensar en otras actuaciones relacionadas con la racionalización del ciclo de vida del agua en sus diferentes aplicaciones para cubrir las demandas crecientes de agua de los próximos años.