La tormenta tropical Ketsana deja más de 80 muertos a su paso por Filipinas
Lun, 28/09/2009
Al menos 80 personas murieron, otras 23 están desaparecidas y casi 300.000 se vieron desplazadas al paso de la tormenta tropical Ketsana por el tercio norte de Filipinas, donde sus lluvias torrenciales causaron las peores inundaciones en cuatro décadas.
El Gobierno ha declarado el estado de catástrofe en la capital y otras 25 provincias afectadas por el temporal en la isla de Luzón, anunció el ministro de Defensa.
Hasta 49 residentes de Rizal, al este de la capital y donde el agua llegó hasta cubrir los hombros, murieron ahogados en riadas y corrimientos de tierra causados por los aguaceros.
El resto de víctimas mortales se registraron en la zona metropolitana de Manila y provincias aledañas, donde al menos 280.000 residentes han tenido que abandonar sus hogares.
Pese al cese de las lluvias, la mayoría de ellos todavía no han podido ser evacuados a centros de refugiados y esperan a ser rescatados mientras se apresuran para salvar sus enseres del torrente de agua y lodo.
A las tareas de ayuda se ha sumado el Ejército y decenas de helicópteros militares sobrevolaron durante todo el día la capital para llevar alimento y ropa a los damnificados.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, tuvo que tomar el metro para acudir a una reunión con su gabinete de crisis por las vías urbanas totalmente inundadas.
En apenas 12 horas, cayeron el sábado sobre Manila y el resto de zonas afectadas 44,3 centímetros de lluvia por metro cuadrado, una cantidad superior a la media mensual en esta época del año y batiendo el récord anterior para una misma jornada, establecido en 1967.
Las imágenes de televisión mostraron a decenas de manileños desesperados subidos a los tejados de sus casas, donde muchos tuvieron que pasar la noche.
Otros afectados fueron vistos desplazándose en lanchas de plástico o improvisadas balsas por la ciudad, llena de coches abandonados y sumergidos y kilométricos atascos en casi todos sus 17 municipios, según vídeos colgados en Internet por cientos de testigos.
Facebook, Twitter y un aluvión de mensajes de teléfono móvil se convirtieron en pocas horas en la forma más eficaz de conseguir donaciones para los afectados. Todavía es pronto para calcular las pérdidas económicas por los daños.
El Gobierno ha declarado el estado de catástrofe en la capital y otras 25 provincias afectadas por el temporal en la isla de Luzón, anunció el ministro de Defensa.
Hasta 49 residentes de Rizal, al este de la capital y donde el agua llegó hasta cubrir los hombros, murieron ahogados en riadas y corrimientos de tierra causados por los aguaceros.
El resto de víctimas mortales se registraron en la zona metropolitana de Manila y provincias aledañas, donde al menos 280.000 residentes han tenido que abandonar sus hogares.
Pese al cese de las lluvias, la mayoría de ellos todavía no han podido ser evacuados a centros de refugiados y esperan a ser rescatados mientras se apresuran para salvar sus enseres del torrente de agua y lodo.
A las tareas de ayuda se ha sumado el Ejército y decenas de helicópteros militares sobrevolaron durante todo el día la capital para llevar alimento y ropa a los damnificados.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, tuvo que tomar el metro para acudir a una reunión con su gabinete de crisis por las vías urbanas totalmente inundadas.
En apenas 12 horas, cayeron el sábado sobre Manila y el resto de zonas afectadas 44,3 centímetros de lluvia por metro cuadrado, una cantidad superior a la media mensual en esta época del año y batiendo el récord anterior para una misma jornada, establecido en 1967.
Las imágenes de televisión mostraron a decenas de manileños desesperados subidos a los tejados de sus casas, donde muchos tuvieron que pasar la noche.
Otros afectados fueron vistos desplazándose en lanchas de plástico o improvisadas balsas por la ciudad, llena de coches abandonados y sumergidos y kilométricos atascos en casi todos sus 17 municipios, según vídeos colgados en Internet por cientos de testigos.
Facebook, Twitter y un aluvión de mensajes de teléfono móvil se convirtieron en pocas horas en la forma más eficaz de conseguir donaciones para los afectados. Todavía es pronto para calcular las pérdidas económicas por los daños.