Medio Ambiente teme que el Ebro pierda hasta el 22% de su caudal

Mar, 01/09/2009

El Periódico de Aragón

El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino teme que el Ebro y sus afluentes puedan llegar a perder más de una quinta parte de su caudal como consecuencia del cambio climático en los próximos años.

El Documento de referencia para la evaluación ambiental del Plan Hidrológico 2009-2015 de la parte española de la demarcación hidrográfica del Ebro, aprobado hace unos meses por la directora general de Calidad y Evaluación Ambiental, María Jesús Rodríguez, indica a los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) que deben calcular los recursos de la cuenca aplicando dos factores de corrección de las aportaciones naturales de referencia: uno del 11% y otro del 22%. El primero corresponde a una "hipótesis de aumento de 1° de la temperatura" y el segundo a la combinación de ese calentamiento con "una reducción de las precipitaciones del 5%".

La resolución señala que el Plan Hidrológico del Ebro (PHE) debe evaluar cuáles serán los recursos hídricos "previsiblemente disponibles" en la cuenca con el horizonte temporal del año 2027 y a cuánto ascenderán en esa fecha las demendas de caudal de los diferentes usuarios, estimación para la que "ha de tenerse en cuenta el posible efecto del cambio climático sobre los recursos hídricos naturales de la demarcación".

Los cálculos con los que trabajaban hasta ahora los técnicos de la CHE apuntaban a una reducción global de los recursos hídricos de en torno al 5% en la cuenca, aunque preveían descensos de hasta el 15% en áreas concretas como la del Jalón. El Esquema de temas importantes de la Confederación, el primer documento público del nuevo PHE, sí recogía que, según un estudio, algunos afluentes del Ebro podrían llegar a perder hasta el 20% de su caudal, aunque en periodos de tiempo más amplios que se prolongaban hasta el 2040, el 2070 y el 2100.

Los cálculos de disponibilidad de recursos con los que va a elaborarse el PHE tendrán como consecuencia una restricción de numerosos proyectos vinculados al agua, como transformaciones en regadío pendientes e implantaciones industriales. Los estudios iniciales del documento revelaron que la aportación del Ebro en los últimos 25 años se había reducido a 13.869 hectómetros cúbicos, muy por debajo de los supuestos 18.000 en los que se basaron los planes trasvasistas del socialista José Borrell y el conservador Jaume Matas e, incluso, de los 16.195 de media que salen de la serie 1940-2006, distorsionada por el notable incremento que experimentó el consumo entre la posguerra y el siglo XXI. Y los responsables de la CHE ya han reconocido en varias ocasiones que los recursos realmente existentes resultan insuficientes para materializar todos los proyectos pendientes.

Los propios documentos iniciales del PHE apuntan que para garantizar la cobertura de los caudales ambientales en algunas zonas será necesario recortar los aprovechamientos de algunos usuarios, como las compañías hidroeléctricas y los sistemas de regadío. La CHE prevé hacerlo mediante un proceso de concertación.