La falta de agua se triplicó en 2008 por el aumento de la demanda agraria
Mar, 11/08/2009
El déficit hídrico, el balance entre los recursos disponibles y la demanda media, se triplicó el último año en Andalucía al pasar de un balance negativo de 235 hectómetros cúbicos a 715. El déficit ha crecido por la escasez de precipitaciones en el pasado año (un 35% sobre la capacidad total de embalse en la comunidad) pero, sobre todo, por la fuerte demanda de agua por parte del sector agrario. Según el informe Medio Ambiente en Andalucía 2008, los usos agrarios acaparan ya el 82% de toda el agua disponible, frente al 77,6% del año anterior.
Andalucía contó el último año con unos recursos hídricos de 5.426 hectómetros cúbicos (el 60% procedente de las aguas superficiales y el 22,5%, de aguas subterráneas) frente a una demanda de 6.141 hectómetros cúbicos. Los usos agrícolas son, con diferencia, los que mayor agua se llevan (82%), seguidos de los urbanos (14,1%) e industriales (3,3%). Por cuencas, es la del Guadalquivir la que destina un mayor porcentaje a la agricultura, con un 87,3%, frente al 77,7% de la cuenca Mediterránea y el 63,2% de la Atlántica.
La superficie de regadío en Andalucía supera ya el millón de hectáreas, de las que el 70% corresponden a la cuenca del Guadalquivir. Medio Ambiente ha puesto como tope el año 2015 para la modernización y aprobación de nuevas infraestructuras de riego, pero en el caso de la cuenca del Guadalquivir ya el año pasado decidió echar el freno a nuevas concesiones de riego con carácter general, al menos hasta la aprobación del nuevo Plan Hidrológico.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) establece en el Acuerdo por el Agua, suscrito con una treintena de organizaciones, que "es imprescindible que el regadío, como principal consumidor de recursos, no siga tensionando el precario equilibrio de la cuenca, lo que obliga a plantearse su limitación". Y es que, el importante déficit hídrico de la cuenca (en torno a los 750 hectómetros cúbicos) ha dado lugar en los últimos años a restricciones de más del 50% para los regantes del sistema de regulación general.
Pero la Administración se ve impotente para frenar los nuevos cultivos de regadío, principalmente por la mayor rentabilidad que encuentran en ellos los agricultores. Se estima que el Valor Añadido Bruto es 6,5 veces mayor para la agricultura de regadío que para la de secano, mientras que una hectárea de riego genera 3,5 veces más empleo. Se trata, por tanto, de un sector estratégico que ocupa el 22% de la superficie agraria útil andaluza, el 60% de la producción final agraria, un 50% del empleo agrario andaluz y el 15% del empleo total regional. Los tres principales cultivos de regadío son el olivar, que representa el 45% de la superficie y el 31% del agua captada; el algodón el 10% y el 17%, respectivamente; y el arroz el 5% y el 12% del agua.
Esta semana precisamente los arroceros han mostrado su inquietud por la decisión de la Agencia Andaluza del Agua de cortar, a partir del 10 de agosto, el canal del Bajo Guadalquivir, por entender que repercutirá en los recursos asignados a los agricultores de la margen izquierda. Las comunidades de regantes, con el apoyo de Asaja, Feragua y la Federación de Arroceros de Sevilla, han alertado que esta decisión puede poner en peligro la campaña del sector arrocero.
Pese al aumento del déficit hídrico, la cuenca del Guadalquivir ha garantizado para esta campaña de riego una dotación mínima de unos 3.000 metros cúbicos por hectárea, lo que supone la mejor campaña de riego desde 2006. La mejora de la situación hidrológica por las lluvias del último invierno y las mayores reservas de los embalses para regulación general del Guadalquivir han permitido que esta campaña se afronte sin las tensiones de años anteriores.
Andalucía contó el último año con unos recursos hídricos de 5.426 hectómetros cúbicos (el 60% procedente de las aguas superficiales y el 22,5%, de aguas subterráneas) frente a una demanda de 6.141 hectómetros cúbicos. Los usos agrícolas son, con diferencia, los que mayor agua se llevan (82%), seguidos de los urbanos (14,1%) e industriales (3,3%). Por cuencas, es la del Guadalquivir la que destina un mayor porcentaje a la agricultura, con un 87,3%, frente al 77,7% de la cuenca Mediterránea y el 63,2% de la Atlántica.
La superficie de regadío en Andalucía supera ya el millón de hectáreas, de las que el 70% corresponden a la cuenca del Guadalquivir. Medio Ambiente ha puesto como tope el año 2015 para la modernización y aprobación de nuevas infraestructuras de riego, pero en el caso de la cuenca del Guadalquivir ya el año pasado decidió echar el freno a nuevas concesiones de riego con carácter general, al menos hasta la aprobación del nuevo Plan Hidrológico.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) establece en el Acuerdo por el Agua, suscrito con una treintena de organizaciones, que "es imprescindible que el regadío, como principal consumidor de recursos, no siga tensionando el precario equilibrio de la cuenca, lo que obliga a plantearse su limitación". Y es que, el importante déficit hídrico de la cuenca (en torno a los 750 hectómetros cúbicos) ha dado lugar en los últimos años a restricciones de más del 50% para los regantes del sistema de regulación general.
Pero la Administración se ve impotente para frenar los nuevos cultivos de regadío, principalmente por la mayor rentabilidad que encuentran en ellos los agricultores. Se estima que el Valor Añadido Bruto es 6,5 veces mayor para la agricultura de regadío que para la de secano, mientras que una hectárea de riego genera 3,5 veces más empleo. Se trata, por tanto, de un sector estratégico que ocupa el 22% de la superficie agraria útil andaluza, el 60% de la producción final agraria, un 50% del empleo agrario andaluz y el 15% del empleo total regional. Los tres principales cultivos de regadío son el olivar, que representa el 45% de la superficie y el 31% del agua captada; el algodón el 10% y el 17%, respectivamente; y el arroz el 5% y el 12% del agua.
Esta semana precisamente los arroceros han mostrado su inquietud por la decisión de la Agencia Andaluza del Agua de cortar, a partir del 10 de agosto, el canal del Bajo Guadalquivir, por entender que repercutirá en los recursos asignados a los agricultores de la margen izquierda. Las comunidades de regantes, con el apoyo de Asaja, Feragua y la Federación de Arroceros de Sevilla, han alertado que esta decisión puede poner en peligro la campaña del sector arrocero.
Pese al aumento del déficit hídrico, la cuenca del Guadalquivir ha garantizado para esta campaña de riego una dotación mínima de unos 3.000 metros cúbicos por hectárea, lo que supone la mejor campaña de riego desde 2006. La mejora de la situación hidrológica por las lluvias del último invierno y las mayores reservas de los embalses para regulación general del Guadalquivir han permitido que esta campaña se afronte sin las tensiones de años anteriores.