La vida pasa por el agua

Jue, 06/08/2009

Levante

Las altas temperaturas del verano en los países desarrollados hace que las personas disfruten del agua fría de la piscina, del salitre de la playa o que se diviertan con las míticas pistolas o globos de agua. El objetivo no es otro que pasar el rato y refrescarse. El calor también hace que el cuerpo necesite consumir más líquidos que en invierno. Pero en los países en vías de desarrollo el agua se convierte en una fuente de vida que cada vez escasea más por culpa de la sequía y por, como muchos expertos aseguran, el cambio climático. El agua también es una fuente de energía para las bacterias, parásitos y microorganismos que encuentran en ella y, cuando está sucia y estancada, el lugar idóneo para propagarse.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) 1.100 millones de personas (casi el 20% de la población mundial) carecen de acceso al agua potable y 2.600 millones (el 40% de la población) no disponen de servicios adecuados de saneamiento, lo cual constituye la principal causa de contaminación del agua.
Pero ese agua, muchas veces, procede de lugares insalubres y la población más vulnerable sufre enfermedades causadas directa o indirectamente por el consumo de agua contaminada con organismos portadores de enfermedades.
De hecho, según Unicef, más de cinco millones de personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la falta de agua potable y, a decir de la ONU, cerca de 1,5 millones de niños mueren cada año en el mundo como consecuencia de la carencia de agua potable.
Por ejemplo, en el río Níger, uno de los principales problemas de su contaminación son las grandes extracciones que se llevan a cabo para el consumo y el riego, la contaminación por los residuos y las basuras o la sedimentación. Todo ello hace que la arteria principal del país, sea un foco de contaminación y un lugar poco apropiado para lavar, beber o pescar.
Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), cuatro quintos de las enfermedades son transmitidas por el agua, siendo la diarrea la causa principal de muerte infantil. La población infantil es la que más sufre las consecuencias ya que más de 200 millones de niños mueren cada año por consumirla.
Las principales dolencias que afectan a las zonas más deprimidas del planeta, especialmente a niños y mujeres, son la malaria, la conjuntivitis, la bilharziosis y las enfermedades diarreicas, dolencias que con un adecuado suministro de agua potable y saneamiento, se podrían reducir hasta en un 75%.
Por todo ello, en los debates internacionales se plantea con frecuencia el reconocimiento del agua como derecho humano ya que, contar con esta fuente de vida, es una precondición indispensable para alcanzar todos los demás derechos inherentes al ser humano.