Oficinas estatales de Nueva York dejarán de comprar agua embotellada
Mié, 06/05/2009
Las oficinas del Gobierno estatal de Nueva York dejarán de comprar agua embotellada en una maniobra que busca reducir los costos y luchar contra el calentamiento global, indicó el martes el gobernador David Paterson.
Paterson firmó una orden ejecutiva que elimina paulatinamente el gasto de dinero en botellas individuales y galones de agua para empleados en agencias estatales.
Las agencias se abastecerán por otros medios tales como bebederos de agua de la llave y dispensadores.
"Los contribuyentes han gastado miles de millones de dólares para asegurarse de que tengamos suministros de agua limpia para beber", indicó Paterson en una conferencia de prensa.
"Si vamos a hacer ese tipo de inversiones significativas, debiésemos acoger los beneficios y utilizar esa agua", agregó.
No quedó establecido inmediatamente cuánto dinero ahorrará el cambio porque cada agencia ha estado comprando su propia agua, precisó el despacho del gobernador.
En Estados Unidos la fabricación de botellas de agua implica el gasto de 17 millones de barriles de petróleo al año, produciendo cerca de 2,5 millones de toneladas de dióxido de carbono, explicó el despacho de Paterson.
Paterson firmó una orden ejecutiva que elimina paulatinamente el gasto de dinero en botellas individuales y galones de agua para empleados en agencias estatales.
Las agencias se abastecerán por otros medios tales como bebederos de agua de la llave y dispensadores.
"Los contribuyentes han gastado miles de millones de dólares para asegurarse de que tengamos suministros de agua limpia para beber", indicó Paterson en una conferencia de prensa.
"Si vamos a hacer ese tipo de inversiones significativas, debiésemos acoger los beneficios y utilizar esa agua", agregó.
No quedó establecido inmediatamente cuánto dinero ahorrará el cambio porque cada agencia ha estado comprando su propia agua, precisó el despacho del gobernador.
En Estados Unidos la fabricación de botellas de agua implica el gasto de 17 millones de barriles de petróleo al año, produciendo cerca de 2,5 millones de toneladas de dióxido de carbono, explicó el despacho de Paterson.