Un estudio vincula contaminación y aumento de las lluvias en Oviedo
Dom, 26/04/2009
Un estudio realizado por profesores de la Universidad de Oviedo asocia el aumento de las lluvias en la capital asturiana con algunas partículas que se encuentran en la atmósfera de la ciudad y que se deben a la contaminación producida por el tráfico, o las centrales térmicas. La investigación ha sido publicada por la revista científica Environmental Geology . El título del trabajo, traducido del inglés es Aerosol inorgánico atmosférico. De una ciudad industrial en el centro de una región industrial del Norte de España y su posible influencia sobre el clima a escala regional . Lo que revela el estudio es que hay una correlación entre el aumento de temperaturas y de precipitaciones en la capital asturiana con algunas de las partículas atmosféricas que la contaminan.
El estudio no se refiere a los últimos años, sino que se toman los datos registrados desde 1902 a la década de los 90, en que se ve un progresivo aumento de la pluviosidad y de las temperaturas. Estudios científicos previos ya detectaron que algunas partículas --como los sulfatos, que en teoría deberían enfriar la temperatura-- cuando van asociadas a otras carbónicas, del tipo de los hollines, causan finalmente todo lo contrario: calentamiento y lluvias. Y esa asociación es la que los investigadores Celia Marcos e Irene Rodríguez, de la Universidad de Oviedo y Salvador Galí, de la de Barcelona, detectaron en la nube gaseosa que sobrevuela la capital asturiana. "Al hacer estudios con el microscopio electrónico, se ha visto que aquí los sulfatos están asociados a hollines", explica Marcos, que opina que, aunque no tiene datos de temperaturas y pluviosidad de los últimos años, la mayor cantidad de lluvia que aparentemente se precipita sobre la ciudad se podría explicar por la concurrencia de esos dos factores contaminantes asociados en la atmósfera.
UNA COMBINACION EXPLOSIVA
Los sulfatos industriales los provocan las calefacciones, o las centrales térmicas y son productos de la reacción del SO2 con los carbonatos de calcio (calcita) y el amonio de productos industriales.
Cualquiera podría pensar que todas las ciudades presentarían el mismo tipo de contaminación y, sufrirían también ese aumento de lluvias y temperatura, pero no es así. Oviedo concentra muchos de esos agentes o partículas cuya combinación lleva a ese fenómeno: Tiene al lado una central térmica; no muy lejos un cinturón siderúrgico; sufre una importante intensidad de tráfico rodado y, para colmo, la composición geológica de la ciudad, su suelo, está formado en buena parte por sulfatos naturales (yeso), silicatos (cuarzo) o carbonatos. Justo la receta ideal para provocar esos cambios climáticos.
El estudio no se refiere a los últimos años, sino que se toman los datos registrados desde 1902 a la década de los 90, en que se ve un progresivo aumento de la pluviosidad y de las temperaturas. Estudios científicos previos ya detectaron que algunas partículas --como los sulfatos, que en teoría deberían enfriar la temperatura-- cuando van asociadas a otras carbónicas, del tipo de los hollines, causan finalmente todo lo contrario: calentamiento y lluvias. Y esa asociación es la que los investigadores Celia Marcos e Irene Rodríguez, de la Universidad de Oviedo y Salvador Galí, de la de Barcelona, detectaron en la nube gaseosa que sobrevuela la capital asturiana. "Al hacer estudios con el microscopio electrónico, se ha visto que aquí los sulfatos están asociados a hollines", explica Marcos, que opina que, aunque no tiene datos de temperaturas y pluviosidad de los últimos años, la mayor cantidad de lluvia que aparentemente se precipita sobre la ciudad se podría explicar por la concurrencia de esos dos factores contaminantes asociados en la atmósfera.
UNA COMBINACION EXPLOSIVA
Los sulfatos industriales los provocan las calefacciones, o las centrales térmicas y son productos de la reacción del SO2 con los carbonatos de calcio (calcita) y el amonio de productos industriales.
Cualquiera podría pensar que todas las ciudades presentarían el mismo tipo de contaminación y, sufrirían también ese aumento de lluvias y temperatura, pero no es así. Oviedo concentra muchos de esos agentes o partículas cuya combinación lleva a ese fenómeno: Tiene al lado una central térmica; no muy lejos un cinturón siderúrgico; sufre una importante intensidad de tráfico rodado y, para colmo, la composición geológica de la ciudad, su suelo, está formado en buena parte por sulfatos naturales (yeso), silicatos (cuarzo) o carbonatos. Justo la receta ideal para provocar esos cambios climáticos.