Ciencia y ocio en los Arribes del Duero

Mar, 07/04/2009

El Mundo

El ecosistema de los Arribes del Duero es muy particular y desde hace más de diez años la empresa Europarques desarrolla distintos programas para acercarse a las características de esta peculiar zona que se encuentra asociada a las aguas internacionales del Duero, que comparten España y Portugal, y a farallones graníticos de más de 200 metros de altura.
La navegación por el Duero, aguas arriba del embarcadero de Miranda do Douro, en la frontera con la provincia de Zamora, que en principio se concibió casi exclusivamente con fines turístico se ha ido diversificando hasta especializarse en actividades de carácter medioambiental y educativo, sin olvidar el atractivo de navegar por el río de una manera que hace olvidar que alrededor la civilización mantiene su ritmo.
La nutria, lontra en portugués porque todos los proyectos son compartidos con Portugal como no podía ser de otra manera en un espacio binacional, «es el emblema de todo lo que se hace en el agua: navegar y abordar aspectos medioambientales y educativos», explica David Salvador, coordinador del proyecto medioambiental internacional.
En Cozcurrita, donde se encuentra la sede española de la Estación Biológica Internacional, se desarrollan los proyectos de investigación.Hay un área de 6.000 metros cuadrados donde se está habilitando una ribera artificial para poder desarrollar labores de laboratorio y aplicar después las conclusiones en el exterior.
Se aprovecha el cauce del Duero para «monitorizar» distintos sistemas acuáticos, lo que supone colocar sondas «para medir en tiempo real» variables que permiten controlar la calidad del agua.
El crucero fluvial a través del Duero permite conocer la flora y la fauna del Arribe, pero también elementos etnográficos recuperados como chiviteras, pallozas, cigüeños para sacar agua o terrazas de cultivo tradicional. Una vez en el embarcadero, se ve el vuelo en libertad de un búho real adiestrado.
Sin duda, uno de los proyectos más importantes que desarrollan es el denominado Un río, dos países, a través del cual se vinculan todas las actividades educativas. El objetivo, explica David Salvador, es «dar importancia al agua», porque es el agua el elemento que domina todo el espacio, de manera que se abordan desde pautas de conservación y protección de los espacios naturales hasta su aprovechamiento. «Es un apartado fundamental, porque tenemos 60.000 visitantes al año, que llegan porque el río y el medio ambiente están bien conservados».
Se han explorado al máximo las posibilidades del barco, prueba de ello es que está en marcha un programa para hacer que el espacio de los Arribes y el río Duero sea también accesible para quien tiene una discapacidad.
El barco está dotado con cámara de infrarrojos para navegación nocturna sin luz aparente y micrófono direccional para captar sonidos a larga distancia, de manera que el recorrido se puede hacer también a través de los sonidos e incluso del tacto. Se puede escuchar el caminar de un ratón, el aleteo de un pájaro, valorar la fauna nocturna o el sonido de una cascada. En recorridos especiales, el barco atraca en los acantilados para dar a los visitantes la oportunidad de conocer el espacio a través del tacto, «tocando las rocas y los diferentes granitos».

APOYO

-«Los vecinos de los Arribes están implicados con el espacio»
Cuando Europarques puso en marcha un proyecto turístico y ambiental en la zona transfronteriza de la provincia de Zamora el objetivo era conseguir desarrollar iniciativas que permitieran lograr un desarrollo sostenible en una zona poco avanzada y con recursos muy limitados.
La filosofía, que los propios vecinos del área transfronteriza entendieran que la conservación del medio ambiente va ligada a su economía y, por tanto, a su beneficio.
«Eso en los Arribes está conseguido, los vecinos han logrado implicarse con el espacio», dice David Salvador, coordinador internacional del proyecto medioambiental que se desarrolla entre Zamora y Miranda do Douro.
Han aprendido a valorar el espacio, y un espacio bien conservado, porque es el que atrae visitantes, una media de 60.000 personas al año que acuden a disfrutar del río, de la fauna, de una zona virgen con un gran encanto.
«Los jóvenes que se han querido quedar a vivir en los pueblos son los que mejor han sabido apreciar las ventajas de la conservación», añade.
Precisamente, a los vecinos de los pueblos que están bajo la influencia del proyecto medioambiental internacional es a quienes se ha dirigido buena parte de los programas didácticos para aprender a conocer el entorno.
En la zona fronteriza apenas hay incendios forestales, se ha recuperado una buena parte de los elementos etnográficos que estaban casi abandonados. «Si hay alguien que tiene intención de tirar contra un águila, ahora se va a encontrar al lado a otro que se lo va a impedir, porque probablemente que el águila perdicera siga viviendo en el Arribe es la causa de que su hijo o un familiar puedan llenar el fin de semana el establecimiento de turismo rural que tienen en marcha».