El abandono de los bosques reduce hasta en un 40% los caudales de los ríos
Dom, 01/03/2009
La falta de gestión forestal podría estar provocando una reducción de hasta el 40% en el el agua útil que alimenta los acuíferos y las escorrentías que generan los ríos, según confirman los primeros resultados de los estudios que se realizan en el Departamento de Ingeniería y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Según el investigador Antonio del Campo, que recientemente intervino en el curso Amenazas ambientales mediterráneas: respuestas y oportunidades convocado por el Foro Universitario Luis Vives de Valencia, en algunas parcelas experimentales las tasas de interceptación del agua procedente de lluvias como las de las últimas semanas -repartidas en muchos episodios de poca intensidad-están muy cercanas al 50%.
Se trata en cualquier caso de cantidades "nada despreciables" que deberían ser tenidas muy en cuenta en la planificación hidráulica que se esta gestando para regir en las próximas décadas. Del Campo, que participa en la acción europea COST, Forest Management and the Water Cycle (Gestión Forestal y el Ciclo del Agua), asegura que"los cambios socioeconómicos acaecidos en las áreas rurales durante las últimas décadas han tenido un marcado efecto sobre las masas y ecosistemas forestales del Mediterráneo, habiéndose producido un aumento de las mismas a la vez que un descenso en su gestión".
Este fenómeno ha provocado una merma de los recursos hídricos a medida que las masas forestales "se densifican y se expanden". "Nuestros montes están muy necesitados de gestión forestal. Todos los inventarios apuntan a que la superficie forestal está creciendo sin que las medidas de gestión hayan ido en paralelo", explica.
En el caso valenciano, los bosques tienen un margen de beneficio económico muy limitado, pero también muchas externalidades no siempre bien valoradas, entre ellas la de su papel regulador en el ciclo hidrológico.
"Su importancia en el ciclo hidrológico se ha reconocido siempre, aunque como algo intangible. Nosotros creemos que mediante una buena gestión forestal se puede influir, adecuar e incluso regular el ciclo del agua y en esa línea estamos trabajando. Se debería conocer los beneficios directos que provocaría esa gestión y llevarlo al terreno de lo tangible", de modo que cuando se diseña un plan de aprovechamiento silvícola se pueda cuantificar qué efectos va a tener esa actuación en el ciclo hidráulico.
Un equilibrio difícil
Cuanto más vegetación y más densa más agua consumen las plantas y hay menos precipitación que se infiltra en el subsuelo. La "interceptación" del agua de lluvia aumenta, aunque lo opción, claro está, no pasa por arrasar el monte "En realidad, la gestión de montes basada en la creación de discontinuidades, zonas de ruptura, etc. es positiva desde el punto de vista del paisaje, la biodiversidad o la lucha contra los incendios. También para la generación de recursos hídricos", apunta Del Campo.
Tras la fase de investigación en parcela llegará el momento de analizar globalmente la cuenca del Júcar. En el Pirineo, algunos estudios atribuyen a la densificación de la masas forestales hasta un 40% del descenso de los recursos hídricos.
¿Cambio climático?¿Sobreexplotación? ¿Aumento de la superficie forestal? "Todos esos elementos están ahí y contribuyen a una importante disminución de caudales que debemos tener muy en cuenta", concluye el investigador de la Politécnica.
Según el investigador Antonio del Campo, que recientemente intervino en el curso Amenazas ambientales mediterráneas: respuestas y oportunidades convocado por el Foro Universitario Luis Vives de Valencia, en algunas parcelas experimentales las tasas de interceptación del agua procedente de lluvias como las de las últimas semanas -repartidas en muchos episodios de poca intensidad-están muy cercanas al 50%.
Se trata en cualquier caso de cantidades "nada despreciables" que deberían ser tenidas muy en cuenta en la planificación hidráulica que se esta gestando para regir en las próximas décadas. Del Campo, que participa en la acción europea COST, Forest Management and the Water Cycle (Gestión Forestal y el Ciclo del Agua), asegura que"los cambios socioeconómicos acaecidos en las áreas rurales durante las últimas décadas han tenido un marcado efecto sobre las masas y ecosistemas forestales del Mediterráneo, habiéndose producido un aumento de las mismas a la vez que un descenso en su gestión".
Este fenómeno ha provocado una merma de los recursos hídricos a medida que las masas forestales "se densifican y se expanden". "Nuestros montes están muy necesitados de gestión forestal. Todos los inventarios apuntan a que la superficie forestal está creciendo sin que las medidas de gestión hayan ido en paralelo", explica.
En el caso valenciano, los bosques tienen un margen de beneficio económico muy limitado, pero también muchas externalidades no siempre bien valoradas, entre ellas la de su papel regulador en el ciclo hidrológico.
"Su importancia en el ciclo hidrológico se ha reconocido siempre, aunque como algo intangible. Nosotros creemos que mediante una buena gestión forestal se puede influir, adecuar e incluso regular el ciclo del agua y en esa línea estamos trabajando. Se debería conocer los beneficios directos que provocaría esa gestión y llevarlo al terreno de lo tangible", de modo que cuando se diseña un plan de aprovechamiento silvícola se pueda cuantificar qué efectos va a tener esa actuación en el ciclo hidráulico.
Un equilibrio difícil
Cuanto más vegetación y más densa más agua consumen las plantas y hay menos precipitación que se infiltra en el subsuelo. La "interceptación" del agua de lluvia aumenta, aunque lo opción, claro está, no pasa por arrasar el monte "En realidad, la gestión de montes basada en la creación de discontinuidades, zonas de ruptura, etc. es positiva desde el punto de vista del paisaje, la biodiversidad o la lucha contra los incendios. También para la generación de recursos hídricos", apunta Del Campo.
Tras la fase de investigación en parcela llegará el momento de analizar globalmente la cuenca del Júcar. En el Pirineo, algunos estudios atribuyen a la densificación de la masas forestales hasta un 40% del descenso de los recursos hídricos.
¿Cambio climático?¿Sobreexplotación? ¿Aumento de la superficie forestal? "Todos esos elementos están ahí y contribuyen a una importante disminución de caudales que debemos tener muy en cuenta", concluye el investigador de la Politécnica.