Los arroceros piden a la Junta apoyo al proyecto para evitar la salinidad del río

Lun, 23/02/2009

ABC

El sector arrocero ha pisado el acelerador para evitar la caída de un cultivo tradicional del que dependen miles de familias sevillanas y que en los últimos años ha visto amenazada su propia supervivencia por la escasez del agua y el aumento de la salinidad en el Guadalquivir, circunstancia que se verá agravada a partir del próximo año por el dragado del río previsto para ampliar el Puerto industrial de Sevilla. La Federación de Arroceros de Sevilla lleva tres años luchando por sacar adelante un ambicioso plan de modernización del sistema de riego que permita salvar la amenaza que pende sobre las 35.844 hectáreas de arrozal de Sevilla, la primer productora de España de este cultivo (el 33% del total nacional), con más de 270.000 toneladas de arroz. La idea fundamental del proyecto es mejorar la toma de agua de un río que los arroceros aseguran que «en su tramo final está enfermo, especialmente en los últimos años en los que se han multiplicado las concesiones de agua en la cabecera de la cuenca del Guadalquivir, en Jaén, para atender proyectos de cultivos de secano como el olivar». Con ese objetivo, la Federación de Arroceros, que preside Julián Borja, acordó en 2006 con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) la realización de un plan de modernización del regadío cuyo borrador ya ha visto la luz. De hecho, el Grupo Ayesa ya presentó al sector arrocero el avance del «Estudio de Alternativas para la mejora del abastecimiento a la zona arrocera de las marismas del Guadalquivir». El proyecto fue adjudicado por la Dirección General del Agua del Ministerio de Medio Ambiente a la firma sevillana Act Sistemas, filial del Grupo Ayesa, entre las ocho empresas presentadas al concurso público para consultoría y asistencia al estudio de soluciones, el estudio de impacto ambiental y el proyecto de construcción del abastecimiento a la zona arrocera de las marismas del Guadalquivir, que cuenta con un presupuesto de 2,4 millones de euros. La propuesta de la firma de ingeniería sevillana se basa en eliminar las múltiples tomas directas de agua desde el río a las explotaciones agrícolas existentes a lo largo de su paso por el Bajo Guadalquivir, ya que la calidad del agua por esta zona es ínfima. Frente a ello, el proyecto prevé sustituirlas por una toma unificada de agua ubicada a la altura de la Punta del Verde, cercana a la nueva esclusa, y la construcción de unas conducciones paralelas al río. También se prevé la construcción de un canal de apoyo con bombeo propio que pasaría por debajo del Guadalquivir (para no afectar a su navegabilidad), desde la Puebla del Río hasta la Comunidad de Regantes de Isla Mínima, en el margen derecho del río. Esta nueva conducción de agua permitiría un importante suplemento al primer llenado de la superficie arrocera, y el aprovechamiento de hasta 20 metros cúbicos por segundo que se sumarían de las aguas procedentes del Canal del Bajo Guadalquivir. Los arroceros sevillano consideran que la mezcla de estas diferentes aguas son la solución más viable a corto plazo para hacer llegar al conjunto del sector arrocero de Sevilla agua de calidad. Tras esta primera fase de urgencia, se procedería a la construcción de dos balsas, una por margen, de llenado invernal, que se emplearían según los años para yudar a llenar las zona arrocera en el mes de mayo para la siembra o bien para terminar de regar en años de escasez de dotación en los meses de agosto y septiembre. Las estimaciones realizadas por el Grupo Ayesa cifran en 100 hectómetros cúbicos el ahorro hídrico previsto con la puesta en marcha de la primera fase, a los que habría que sumar otros 50 una vez construidas las balsas, lo que supone un enorme ahorro del que se beneficiarían el conjunto de regantes de la cuenca del Guadalquivir. Solución definitiva Paralelamente, se estudia el recrecimiento del Canal del Bajo Guadalquivir, para llevar desde su cabecera la dotación íntegra del sector arrocero, abandonando definitivamente sus extracciones del estuario. El principal problema de esta segunda propuesta es su elevado coste, pero los arroceros insisten en que es una solución definitivamente más eficaz respecto al problema de la salinidad que en la actualidad padece el río Guadalquivir. La Federación de Arroceros de Sevilla ha solicitado esta misma semana por carta a la consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Cinta Castillo, que «tome las medidas oportunas ante la Agencia del Agua y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para que agilicen la finalización del proyecto emprendido por Ayesa, y que den como resultado final la declaración del proyecto como obra prioritaria y de interés social, a fin de acelerar su ejecución». Y es que los arroceros consideran fundamental sacar el proyecto cuanto antes para poder acceder a la financiación europea de los Fondos Feder, con la que se prevé sufragar más del 70% del coste, mientras que el resto correría a cargo de los arroceros mediante la concesión de préstamos a bajo interés. El objetivo es que las obras se realicen entre 2010 y 2011.