Un nuevo mapa de la Luna indica la escasez de agua
Vie, 13/02/2009
Un equipo científico internacional ha elaborado un nuevo mapa de la Luna que muestra cráteres nunca antes vistos en sus polos e indica que hay muy poca agua en el satélite, informó hoy la revista Science.
El mapa, aseguran los investigadores, revela secretos del interior del satélite natural de la Tierra, y sugiere asimismo qué puede haber dentro de Marte.
"La superficie puede mostrarnos mucho acerca de lo que ocurre en el interior de la Luna pero, hasta ahora, los mapas habían sido muy limitados", dijo C.K. Shum, profesor de ciencias terrestres en la Universidad estatal de Ohio, que es parte del equipo investigador internacional que publicó el mapa.
"Por ejemplo con este nuevo mapa de alta resolución podemos confirmar que hay muy poca agua en la Luna, incluso en su interior más profundo", añadió Shum. "Y podemos usar esa información para buscar agua en otros planetas, incluido Marte".
Los investigadores usaron el instrumento de altímetro por láser (LALT por sus siglas en inglés), que se encuentra en el satélite japonés Explorador Selenológico y de Ingeniería (SELENE por su sigla en inglés), para hacer un mapa en relieve de la Luna a una resolución, sin precedentes, de 15 kilómetros.
Es decir, que la visión que ofrece el mapa es la del relieve de la luna como si se estuviera viendo desde una distancia en altura de 15 kilómetros.
El investigador principal del instrumento LALT es Hiroshi Araki, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, y él es el autor principal del estudio. Shum es miembro del equipo científico del LALT.
El mapa es el primero que cubre la Luna de polo a polo, con mediciones detalladas de la topografía de su superficie, en su lado oscuro tanto como en su lado iluminado.
El punto más alto, en el borde de la cuenca Dririchlet-Jackson cerca del ecuador, se eleva 11 kilómetros, mientras que el punto más bajo, al fondo del cráter Antoniadi cerca del polo sur, tiene una profundidad de 9 kilómetros.
En parte el nuevo mapa servirá como guía para los futuros vehículos de exploración lunar que recorrerán la superficie del satélite en busca de recursos geológicos.
Pero Araki y sus colegas hicieron algo más con el mapa: midieron la aspereza de la superficie lunar y usaron la información para un cálculo de la rigidez de la costra.
Si hubiese agua fluyendo debajo de la superficie de la Luna la costra sería un poco flexible, pero no lo es. La superficie es demasiado rígida como para permitir la presencia de algo de agua líquida, que está muy profunda en el satélite.
En comparación la superficie de la Tierra es más flexible y sube o baja con el flujo de agua por encima o por debajo del suelo.
También la tectónica de las placas del planeta se debe en parte a que el agua lubrica la costra.
En el caso de Marte la aspereza de la superficie está a mitad de camino entre la de la Tierra y la de la Luna lo cual indica que puede haber habido agua, pero que ahora la superficie es muy seca.
El mapa LALT es el más detallado que se haya hecho hasta ahora de la Luna. Las tres últimas misiones de la serie Apollo realizaron mapas de parte de la superficie a comienzos de la década de 1970, y la misión Clementine, en 1994, brindó una resolución de entre 20 y 60 kilómetros en ciertas áreas, pero no sobre toda la superficie.
El mapa, aseguran los investigadores, revela secretos del interior del satélite natural de la Tierra, y sugiere asimismo qué puede haber dentro de Marte.
"La superficie puede mostrarnos mucho acerca de lo que ocurre en el interior de la Luna pero, hasta ahora, los mapas habían sido muy limitados", dijo C.K. Shum, profesor de ciencias terrestres en la Universidad estatal de Ohio, que es parte del equipo investigador internacional que publicó el mapa.
"Por ejemplo con este nuevo mapa de alta resolución podemos confirmar que hay muy poca agua en la Luna, incluso en su interior más profundo", añadió Shum. "Y podemos usar esa información para buscar agua en otros planetas, incluido Marte".
Los investigadores usaron el instrumento de altímetro por láser (LALT por sus siglas en inglés), que se encuentra en el satélite japonés Explorador Selenológico y de Ingeniería (SELENE por su sigla en inglés), para hacer un mapa en relieve de la Luna a una resolución, sin precedentes, de 15 kilómetros.
Es decir, que la visión que ofrece el mapa es la del relieve de la luna como si se estuviera viendo desde una distancia en altura de 15 kilómetros.
El investigador principal del instrumento LALT es Hiroshi Araki, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, y él es el autor principal del estudio. Shum es miembro del equipo científico del LALT.
El mapa es el primero que cubre la Luna de polo a polo, con mediciones detalladas de la topografía de su superficie, en su lado oscuro tanto como en su lado iluminado.
El punto más alto, en el borde de la cuenca Dririchlet-Jackson cerca del ecuador, se eleva 11 kilómetros, mientras que el punto más bajo, al fondo del cráter Antoniadi cerca del polo sur, tiene una profundidad de 9 kilómetros.
En parte el nuevo mapa servirá como guía para los futuros vehículos de exploración lunar que recorrerán la superficie del satélite en busca de recursos geológicos.
Pero Araki y sus colegas hicieron algo más con el mapa: midieron la aspereza de la superficie lunar y usaron la información para un cálculo de la rigidez de la costra.
Si hubiese agua fluyendo debajo de la superficie de la Luna la costra sería un poco flexible, pero no lo es. La superficie es demasiado rígida como para permitir la presencia de algo de agua líquida, que está muy profunda en el satélite.
En comparación la superficie de la Tierra es más flexible y sube o baja con el flujo de agua por encima o por debajo del suelo.
También la tectónica de las placas del planeta se debe en parte a que el agua lubrica la costra.
En el caso de Marte la aspereza de la superficie está a mitad de camino entre la de la Tierra y la de la Luna lo cual indica que puede haber habido agua, pero que ahora la superficie es muy seca.
El mapa LALT es el más detallado que se haya hecho hasta ahora de la Luna. Las tres últimas misiones de la serie Apollo realizaron mapas de parte de la superficie a comienzos de la década de 1970, y la misión Clementine, en 1994, brindó una resolución de entre 20 y 60 kilómetros en ciertas áreas, pero no sobre toda la superficie.