Seis ríos vascos presentan niveles de contaminación superiores a las exigencias de la Unión Europea

Lun, 09/02/2009

Seis ríos de la Comunidad Autónoma Vasca presentan niveles de contaminación mayores de los considerados normales según los parámetros establecidos por la Unión Europea a través de su Directiva Marco del Agua. El Deba y el Oria, en Gipuzkoa; el Cadagua, el Nervión y el Ibaizabal, en Bizkaia; y el Zadorra en Álava, arrojaron concentraciones superiores a la norma de cromo, butilestaño, lindano, cobre, cianuros o mercurio, según los últimos estudios realizados por la Agencia Vasca del Agua, URA, en 2007.

En total se estudiaron 21 unidades hidrológicas, en las que se instalaron 112 estaciones de análisis de las aguas, un 12,5% de las cuales arrojaron resultados por encima de lo que Europa entiende por tolerable. Además, si bien las mayoría de la aguas de la Comunidad Autónoma Vasca están limpias, según aquellos análisis, sí es cierto que la mayoría de los fondos presentan aún restos del pasado en forma de contaminación, aunque sólo el Nervión sobrepasa los estrictos límites impuestos por la UE.

La intensa actividad industrial que se desarrolla en las riberas de muchos de los ríos vascos, especialmente el Nervión, el Deba o el Oria, son en gran medida responsables de esa contaminación, pero también la falta de depuración de las aguas en algunas poblaciones, o los vertidos agrícolas a los ríos generan contaminación, tanto en el agua como en los sedimentos.

El estudio de URA de 2007 es el más reciente que existe, pero no deja de ser una fotografía de unos ríos cuya evolución es constante, y sobre los que se actúa también de forma permanente para mejorar su estado. Enrique Sarasa, portavoz de la Agencia URA, explica que los niveles de contaminación detectados en estos seis ríos no suponen riesgos para la salud, pese a que los nombres de las sustancias localizadas asusten con su mera pronunciación. "Cada año se incluyen nuevos parámetros más exigentes no incluidos en procedimientos anteriores, y por eso es difícil comparar año a año. Puede mejorar un cauce con respecto a otros años, pero con las nuevas exigencias puede estar fuera de los parámetros correctos", señala Sarasa.

Depuradoras. El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco trabaja desde hace años en la instalación de depuradoras en los núcleos de población, una tarea que prácticamente está finalizada y que acabará con uno de los factores de contaminación más importantes. "Desde que se hizo el estudio se ha incorporado la estación de Bergara, por ejemplo, con lo que la situación en el Deba es mucho mejor", explica el portavoz de la Agencia Vasca del Agua.

En todo caso, las depuradoras no cambian la situación de la noche a la mañana. Por un lado está la contaminación en el sedimento, que tarda mucho más en eliminarse, y por otro las actuaciones del ser humano sobre los cauces, que en algunos casos han perjudicado notablemente a los ecosistemas ribereños.

El hormigón no es el material más atractivo para la regeneración de la vida, y en ese sentido se está actuando sobre los cauces vascos. Muchas veces basta algo tan sencillo como respetar la vegetación de ribera. "Para que las especies recolonicen un espacio tiene que haber unos lugares de sombra, árboles de ribera, los peces no sólo se instalan en un sitio por la calidad del agua", señala Sarasa.

A partir de ahora, el Departamento de Medio Ambiente dedicará el dinero que se recaude con el canon del agua a esta serie de regeneraciones. "Lo que hacemos es naturalizar los espacios, allí donde se han puesto muros de hormigón o se han tapado los ríos, revegetamos con especies autóctonas y empleamos formas de encauzamiento naturales, como las que se utilizaban en la Edad Media", señala Enrique Sarasa.

La plantación de arbustos es muchas veces suficiente para controlar los cauces e incluso mitigar el efecto de las inundaciones. Además, los troncos de árbol sustituyen así a los muros de hormigón verticales de los años treinta y cuarenta.

"Los peces eligen los entornos menos artificiales, donde haya plantas y sombra, y ese trabajo empieza a tener importancia en los presupuestos del Gobierno Vasco, casi tanto como el saneamiento, que ya se va completando, afirma el portavoz de URA.

El protocolo que se sigue cuando se detecta una anomalía en un cauce comienza con una serie de actuaciones de urgencia, que pasan por la identificación de las causas de la contaminación y su atajo. Después, la Agencia Vasca del Agua entra en contacto con el ayuntamiento o consorcio de la zona para detectar quién puede estar vertiendo productos tóxicos al río sin declararlo. URA cuenta con equipos que visitan las empresas para comprobar que éstas adecuan sus procedimientos de producción a la normativa, pues cuando una zona depurada y con colectores no tiene la calidad esperable, algo anómalo ocurre.

El hecho es que, como se ha demostrado en otros ejemplos de tropelías ambientales cometidas hace décadas, éstas no suelen ser irreversibles. "La naturaleza tiene una gran capacidad de autorregeneración, y con todo lo que se está haciendo en materia de saneamiento los resultados se notan, los peces utilizan cauces de los que han estado ausentes durante décadas", señala el portavoz de la Agencia Vasca del Agua.

Los datos. El Oria. Los expertos han hallado lindano en una de las 15 estaciones de muestreo presentes en este cauce.

El Deba. En este río guipuzcoano, concretamente en 2 de sus diez puntos de control, se han encontrado niveles por encima de la norma de cobre y cianuros.

El Zadorra. El cauce alavés presentaba en 2007 restos de mercurio por encima del límite recomendable en uno de sus 18 puntos de muestreo.

El Nervión. Los técnicos de URA detectaron contaminación por metales en sus sedimentos por encima de los límites establecidos por la UE, aunque no en el agua.

El Ibaizabal. En el cauce de este río vizcaíno, los expertos encontraron restos de cromo, butilestaño y lindano en dos de las trece estaciones de control instaladas en 2007.

El Cadagua. El río que atraviesa las Encartaciones para morir cerca de la capital vizcaína presentaba contaminación por metales por encima de las exigencias de la Unión Europea en sus sedimentos, aunque sus aguas estaban limpias.