La amenaza del mejillón cebra

Mié, 04/02/2009

Hoy

Alóctono, aplicado a animales y vegetales, es el adjetivo más temido entre quienes se encargan de proteger o disfrutar nuestros parajes más preciados. Léase un pantano, un río o un bosque. Se aplica a especies que no son de aquí y su presencia puede resultar devastadora para el entorno. Igual atascan una compuerta e impiden regar cientos de hectáreas de tomates, que arrasan con cientos de árboles o se comen a sus semejantes desequilibrando el ecosistema. La última amenaza mide entre tres y cuatro centímetros, llega desde Asia oriental. Se llama mejillón cebra y viaja en barco. No ha aparecido todavía, pero su presencia es cuestión de un sólo descuido. Este año va a complicar la vida a los patrones extremeños de agua dulce. Ocurrió con el camalote, que puso patas arriba nuestro Guadiana, ahora nos la ha jugado el gusano del pino, que va a provocar una desmesurada tala de árboles en la cacereña Sierra de Gata. Y el año pasado hizo saltar la alarma en Badajoz el galápago de Florida, de venta en acuarios y que cuando la gente se aburrió de tenerlos en casa empezó a soltarlo en los ríos, convirtiendo una tortuguita inocente en una especie invasora que se desconoce si ya ha superado en número al galápago local. La última preocupación justificada científicamente llega con forma de mejillón, un pequeño molusco de reproducción sexual externa que puede llegar a producir un millón de larvas al año por ejemplar. Los científicos lo llaman Dreissena polymorfa y aparecen pegados al casco de las embarcaciones. Entre sus efectos sobre el medio donde habita se cita la competición por el espacio y los recursos con las especies de moluscos bivalvos nativos. También incrementa la transparencia de las aguas y los niveles de materia orgánica de los fondos, provocando pérdida de calidad en ríos y embalses y proliferación de plantas en el lecho de los pantanos. Además, según la información que facilita la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), disminuye la concentración de oxígeno. Pero sus efectos colaterales más desastrosos afectarían a la agricultura pues pueden vivir hasta 750.000 ejemplares en un metro cuadrado, lo que provocaría atascos en las conducciones de agua potable y de riego, sin descartar averías en centrales hidroeléctricas o nucleares, lo que supondría un grave impacto económico y social. Aún no se ha visto en la cuenca del Guadiana, pero sí en la del Ebro y se ha detectado recientemente en la del Júcar y el Segura. Debido a que muchas embarcaciones se transportan de un lado a otro por carretera, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino publicó el pasado lunes, día 26, una disposición en el Boletín Oficial del Estado en la que limitaba la navegación y flotación deportiva y de recreo en ríos y embalses de la cuenca del Guadiana. Entre otras obligaciones, indica que hay que «limpiar y desinfectar todas la embarcaciones y medios de flotación que hayan sido utilizados en aguas distintas a la situadas en el ámbito de gestión de la Confederación Hidrográfica del Guadiana», además de prohibir directamente la navegación en una decenas de ríos, arroyos y embalses, marcando el documento oficial fechas concretas en algunos casos y especificando el tipo de medio de flotación en otros (B.O.E. número 22 de 26 de enero de 2009, sección III, páginas 9.149 a 9.155). «Es una buena medida» Javier Aguilar, pacense, tiene un barco de pesca y ha oído hablar de este mejillón cebra, aunque sabe que de momento 'ataca' en otra cuencas. Él tiene su barco de pesca, de casi seis metros de eslora, en el pantano de Orellana y también suele navegar en el Cíjara. Supone que con la renovación de su permiso de navegación la CHG le informará más detalladamente sobre los pasos a seguir. «Está bien porque la normativa anterior no contemplaba esta situación, por eso ahora se ven equipos móviles de limpieza. Yo ya he pasado tres veces por ellos porque se exige en cualquier competición de pesca y este año se ha vuelto a celebrar un campeonato de España en el embalse de García Sola al que llegan barcos de todos puntos del país y el pasado mes de noviembre -recuerda- llegaron más de cien barcos a Orellana para participar en el Open del lucio». Según este extremeño aficionado a la navegación interior, cualquier medida que imponga la CHG es poca pues «estamos ante un problema a corto plazo y la larva de este mejillón es muy duradera, en algunos casos queda en el casco más de una semana, yo lo vi en Mequinenza (Zaragoza), en la cuenca del Ebro y decían estar ante un problema importante, ya que ataca tuberías, oxigena el agua y afecta a nuestro mejillón autóctono, que es algo más grande». Según Aguilar, la limpieza del barco no dura más de cinco minutos y se hace «con una especie de lejía con agua caliente». No obstante, en el B.O.E. referido se explican con exactitud los pasos a seguir, sin pasar por alto que las medidas afectan también a canoas, barcos de vela, piraguas y 'patos' o 'float tubes'.