Denuncian que el agua derivada desde el Tajo Medio sería de una calidad ínfima
Mié, 14/01/2009
Franciso Camps, presidente del Gobierno valenciano sigue firme en su decisión, compartida por el Gobierno de Murcia, de seguir exigiendo la ejecución del trasvase del Ebro y el mantenimiento de la actual conducción Tajo-Segura. En el caso del primero porque resulta irrenunciable para solventar el déficit estructural hídrico de la Comunidad, en especial de Castellón y Valencia. En el segundo, porque entienden que la propuesta que dejó caer José Blanco de hacer una nueva toma en el curso medio del río no es más que «una cortina de humo». La oposición a que el trasvase del Tajo-Segura tenga una fecha de caducidad es «frontal», según contrastó ayer este diario con fuentes del Gobierno valenciano. Es más, en el Ejecutivo autonómico consideran que si la actual conducción acabara por tener fecha de caducidad después se «echaría tierra encima» y no se querría abordar la ejecución de otro. Agua sólo para riego La toma de agua que propone el número dos del Partido Socialista —no para antes del año 2015— sería de una calidad ínfima, ya que el río habría pasado por la capital de España y, según todos los expertos consultados, sería inviable que el agua derivada hacia la cuenca del Segura se pudiera beber y sólo serviría finalmente para regar. Es un caso similar al del nuevo trasvase Júcar-Vinalopó, ya que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha preferido hacer una toma en la desembocadura y no aguas arriba (en Cortes de Pallás) donde ya se estaba ejecutando la obra. Este argumento de la calidad del agua invalidaría también la negativa del Gobierno a ejecutar el trasvase del Ebro en la desembocadura. Por otro lado, ayer se conocieron los datos del agua embalsada en las diferentes cuencas españolas y las del Júcar y el Segura, como es habitual, están en las últimas plazas. La primera apenas embalsa el 28% de su capacidad total y la segunda no llega al 21%. Cataluña con el 71%, Cantábrico con el 75% y País Vasco con el 90% son las mejor paradas. En el caso del río Ebro ha acumulado 1.800 hectómetros cúbicos más que durante el año pasado. Esto demuestra la viabilidad de un trasvase, ya que equivale a seis transferencias hacia la Comunidad Valenciana que demanda 350 hectómetros anuales.