El dojo o misgurno, un pequeño pez de origen asiático,se ha instalado en el delta del Ebro
Mié, 14/01/2009
El dojo o misgurno, un pequeño pez de origen asiático, muy habitual en acuariofilia, es el último representante de fauna invasora que ha tomado el delta del Ebro como lugar para vivir y reproducirse. Fue detectado por primera vez en el 2001 en la llamada Sèquia Mare, un canal de desagüe de los arrozales, pero desde entonces se ha expandido por todo el hemidelta norte --la mitad septentrional del delta-- y ya han sido vistos algunos ejemplares en el cauce principal del río y en la zona sur. "En las tareas de seguimiento de la ictiofauna que realiza el parque natural ya se han capturado varios miles", relata Miguel Clavero, científico del Centre Tecnològic Forestal de Catalunya. Clavero y otros investigadores del parque natural del delta del Ebro acaban de publicar un estudio sobre la evolución de la especie en la revista Biological invasions.
Según el estudio, el dojo ya ha sido detectado en 31 cuadrículas UTM (sistema de división cartográfica) de un kilómetro cuadrado en el interior del delta y la posibilidad de expansión es alta, según los autores del trabajo. De hecho, en la primavera del 2007 fueron vistos ejemplares en aguas del Onyar, un afluente del Ter, aunque difícilmente llegaron hasta allí por medios naturales.
A pesar de la rápida extensión, los investigadores han determinado que la distribución del dojo "parece limitada por la salinidad". Así, por ahora se han librado de él las lagunas y otros humedales naturales con mayor concentración de sal. "La presencia del dojo, como la de otras especies de peces invasores en el delta, está ligada al continuo flujo de agua del río para abastecer a los arrozales, uso al que se dedica el 60% de la superficie deltaica", subraya Clavero en declaraciones al portal de información científica SINC.
ESCAPE DE INSTALACIONES Los investigadores creen que la población de dojo se ha originado en el delta "a partir de escapes de unas instalaciones de distribución de peces tropicales". Los centros de cría y mantenimiento de peces exóticos son un serio riesgo y "uno de los epicentros de los procesos de invasión biológica".
Este pez podría ser responsable del establecimiento de algunos platelmintos parásitos y competir por los recursos con las especies nativas. "Cada adición de una nueva especie a un ecosistema tiene efectos sobre el resto de sus integrantes", incide el científico. En el Ebro, la presencia del dojo podría amenazar la supervivencia del pez fraile (Salaria fluviatilis)
y de la colmilleja (Cobitis paludica) .
La expansión del dojo contrasta con la regresión de los peces nativos de ríos y humedales ibéricos, de los que más del 80% son especies amenazadas, subraya el artículo en Biological invasions . "Los ecosistemas acuáticos continentales son los más afectados por especies invasoras, y, dentro de ellos, el caso de los peces es especialmente desolador", concluye Clavero. Actualmente la mayor parte de las cuencas fluviales de la península Ibérica tienen más especies foráneas que nativas.
Según el estudio, el dojo ya ha sido detectado en 31 cuadrículas UTM (sistema de división cartográfica) de un kilómetro cuadrado en el interior del delta y la posibilidad de expansión es alta, según los autores del trabajo. De hecho, en la primavera del 2007 fueron vistos ejemplares en aguas del Onyar, un afluente del Ter, aunque difícilmente llegaron hasta allí por medios naturales.
A pesar de la rápida extensión, los investigadores han determinado que la distribución del dojo "parece limitada por la salinidad". Así, por ahora se han librado de él las lagunas y otros humedales naturales con mayor concentración de sal. "La presencia del dojo, como la de otras especies de peces invasores en el delta, está ligada al continuo flujo de agua del río para abastecer a los arrozales, uso al que se dedica el 60% de la superficie deltaica", subraya Clavero en declaraciones al portal de información científica SINC.
ESCAPE DE INSTALACIONES Los investigadores creen que la población de dojo se ha originado en el delta "a partir de escapes de unas instalaciones de distribución de peces tropicales". Los centros de cría y mantenimiento de peces exóticos son un serio riesgo y "uno de los epicentros de los procesos de invasión biológica".
Este pez podría ser responsable del establecimiento de algunos platelmintos parásitos y competir por los recursos con las especies nativas. "Cada adición de una nueva especie a un ecosistema tiene efectos sobre el resto de sus integrantes", incide el científico. En el Ebro, la presencia del dojo podría amenazar la supervivencia del pez fraile (Salaria fluviatilis)
y de la colmilleja (Cobitis paludica) .
La expansión del dojo contrasta con la regresión de los peces nativos de ríos y humedales ibéricos, de los que más del 80% son especies amenazadas, subraya el artículo en Biological invasions . "Los ecosistemas acuáticos continentales son los más afectados por especies invasoras, y, dentro de ellos, el caso de los peces es especialmente desolador", concluye Clavero. Actualmente la mayor parte de las cuencas fluviales de la península Ibérica tienen más especies foráneas que nativas.