El calor del agua termal se debe a la presencia de elementos radiactivos en las rocas
Sáb, 20/12/2008
Que las aguas termales tienen un carácter pluridisciplinar es evidente. Hace unos años, la profesora Marita Souto las estudió desde la química; el doctor Luis Rodríguez Míguez preparó otro estudio de todas las surgencias termales de la provincia y sus propiedades. Lo último es el estudio de estas aguas desde la perspectiva de la ciencia geológica, contenido en la tesis leída ayer en la Facultad de Ciencias por el profesor Pedro Araújo Nespereira, con el que la Universidad de Vigo suma otro doctor. Caracterización geológica de surgencias termales en la provincia de Ourense es el título de su investigación mostrada ayer ante el tribunal científico. «Mi tesis es un paso más, una visión geológica de las aguas termales de nuestra provincia. Traté de buscar su relación con la geología y, dentro de ésta, conocer las vías principales de circulación del agua bajo tierra», explica el nuevo doctor y veterano profesor del campus. La tesis muestra que en este aspecto hay diferencias con el resto de Galicia, pues el caso de Ourense es único. Esta investigación no entra en el aspecto de estudiar el foco de calor de esas aguas. «Lo justificamos tan solo por la presencia anómala de elementos radiactivos en las rocas graníticas y sus procesos de desintegración además de una importante actividad en las fracturas por las que fluyen esas aguas, por lo que el calor de fricción que se genera aumenta localmente el valor del gradiente». El agua sufre variaciones en esa acción al no ser un conductor neutro, señala Araújo. Este trabajo científico tiene en cuenta las grietas y fracturas del terreno que el agua aprovecha para infiltrarse y llegar a esas profundidades donde recoge el calor de las rocas. Para conocer a qué profundidad el agua adquiere más calor, dice el doctor que es necesario conocer cómo aumenta la temperatura en la profundidad. «Hay grandes variaciones en una misma zona. Puede darse tres veces el incremento normal de temperatura. Si este dato se confirmase, la profundidad media a la que se situaría el agua y donde alcanzaría mayor temperatura sería aproximadamente a unos mil metros. Depende siempre de la zona y de la variación del incremento de temperatura». Temperaturas Lo que se hizo en este estudio geológico fue, a través de las propiedades eléctricas del subsuelo, la localización preferente de los yacimientos termales. Las surgencias termales estudiadas se hallan en la cuenca del Miño. Son Laias y Eirasvedras (O Muíño), por la margen derecha y Mende, cerca de la desembocadura del Lonia, en la margen izquierda. Las temperaturas del agua en esos tres puntos vienen siendo de 49,2 grados, 63 grados y 29,5 grados respectivamente. Esas surgencias, según Pedro Araújo, se dan sobre un zócalo de granito sano, «que es el portador del fluido termal, sobre el que se depositan diferentes formaciones superficiales que enmascaran los puntos de surgencia dificultando su observación». Tales surgencias se producen sobre rocas cristalinas con un bajo grado de meteorización. Recubriendo ese granito hay formaciones sedimentarias de tipo aluvial o coluvial y también material depositado por efecto de la acción humana. Grandes grietas El investigador trata de ofrecer una explicación tectónica de Galicia teniendo en cuenta los estudios que se realizaron a partir de los terremotos registrados en los años noventa, que reactivaron ciertas fracturas. «Esto implica una estructura de conducción de las aguas que son grandes grietas que siguen una dirección preferente entre Norte 120 grados-150 grados Este». Lo que el terremoto cuenta, señala Araújo Nespereira, es en qué dirección se produce el choque, dónde se da el mayor acortamiento y los estiramientos. Advierte el nuevo doctor que con esta investigación solamente se pretende conocer una faceta de las aguas termales: «Queda mucho por profundizar, buscando un modelo global para estas aguas. No estamos resolviendo la panacea». Otro mensaje de esta tesis es la búsqueda de lugares termales para protegerlos ante cualquier riesgo de contaminación y preservar la calidad de las aguas que circulan bajo nuestros pies. El caso de Ourense es extraordinario y apasionante en toda Galicia. En nuestra provincia ourensana están catalogados en total 176 lugares donde afloran aguas termales con distintas características.