Investigadores chilenos crean un sistema de depuración de agua por luz solar
Jue, 18/12/2008
Investigadores chilenos han desarrollado un sistema de desinfección de aguas para la agricultura que logra eliminar el 87 por ciento de las bacterias con el empleo de dióxido de titanio como catalizador, que reacciona con la luz solar.
Así lo explicó el ingeniero agrícola Felipe de la Hoz, quien desarrolla desde hace cuatro años este proyecto en el Laboratorio de Hidrología Ambiental de la Universidad de Concepción, con financiación del Ministerio de Agricultura de Chile.
Según De la Hoz, este es un proyecto pionero en Chile y probablemente también en Latinoamérica, donde no se han hallado publicaciones sobre experimentos de este tipo, aunque sí se han realizado proyectos piloto similares en Almería (España).
Este programa tiene como objetivo cumplir la normativa chilena que establece un límite máximo de mil unidades de coliformes fecales por cada cien mililitros de agua de riego, así como abaratar los costos de esos procesos de depuración.
En las dependencias de la universidad en la ciudad de Chillán, a 410 kilómetros al sur de Santiago, se construyó un canal ancho por donde circula lentamente el agua con una altura de flujo de hasta cinco centímetros y un tiempo de residencia de unos 20 minutos.
En el fondo del canal se sitúa el dióxido de titanio, que funciona como catalizador al reaccionar con la luz solar, junto al mortero de cemento, una estructura inerte que no se degrada en este proceso y actúa como soporte que inmoviliza el dióxido.
Durante el trayecto, el agua entra en contacto con el dióxido de titanio, que al reaccionar con la luz solar oxida la materia orgánica y elimina hasta el 96 por ciento de los coliformes durante el primer año y hasta el 87 por ciento en el segundo.
De la Hoz espera que la alta eficiencia de este compuesto se pueda mantener durante al menos cinco años, y destaca que el dióxido de titanio es un componente inocuo, aunque los costos de su importación desde Alemania -ya que en Chile no se produce- aún son altos.
Un kilogramo de titanio vale unos 35.000 pesos (38 dólares), aunque su transporte en grandes contenedores puede rebajar el costo hasta los 15.000 pesos (16 dólares), y con 14 kilogramos se pueden depurar unos 3.600 litros cada hora durante unos cinco años.
De la Hoz realiza ahora trabajos de colaboración con investigadores españoles y mexicanos (de la Universidad de las Américas, de Puebla) para desarrollar la segunda parte del proyecto, en el que se buscará definir el mecanismo específico que elimina las bacterias del agua.
Así lo explicó el ingeniero agrícola Felipe de la Hoz, quien desarrolla desde hace cuatro años este proyecto en el Laboratorio de Hidrología Ambiental de la Universidad de Concepción, con financiación del Ministerio de Agricultura de Chile.
Según De la Hoz, este es un proyecto pionero en Chile y probablemente también en Latinoamérica, donde no se han hallado publicaciones sobre experimentos de este tipo, aunque sí se han realizado proyectos piloto similares en Almería (España).
Este programa tiene como objetivo cumplir la normativa chilena que establece un límite máximo de mil unidades de coliformes fecales por cada cien mililitros de agua de riego, así como abaratar los costos de esos procesos de depuración.
En las dependencias de la universidad en la ciudad de Chillán, a 410 kilómetros al sur de Santiago, se construyó un canal ancho por donde circula lentamente el agua con una altura de flujo de hasta cinco centímetros y un tiempo de residencia de unos 20 minutos.
En el fondo del canal se sitúa el dióxido de titanio, que funciona como catalizador al reaccionar con la luz solar, junto al mortero de cemento, una estructura inerte que no se degrada en este proceso y actúa como soporte que inmoviliza el dióxido.
Durante el trayecto, el agua entra en contacto con el dióxido de titanio, que al reaccionar con la luz solar oxida la materia orgánica y elimina hasta el 96 por ciento de los coliformes durante el primer año y hasta el 87 por ciento en el segundo.
De la Hoz espera que la alta eficiencia de este compuesto se pueda mantener durante al menos cinco años, y destaca que el dióxido de titanio es un componente inocuo, aunque los costos de su importación desde Alemania -ya que en Chile no se produce- aún son altos.
Un kilogramo de titanio vale unos 35.000 pesos (38 dólares), aunque su transporte en grandes contenedores puede rebajar el costo hasta los 15.000 pesos (16 dólares), y con 14 kilogramos se pueden depurar unos 3.600 litros cada hora durante unos cinco años.
De la Hoz realiza ahora trabajos de colaboración con investigadores españoles y mexicanos (de la Universidad de las Américas, de Puebla) para desarrollar la segunda parte del proyecto, en el que se buscará definir el mecanismo específico que elimina las bacterias del agua.