La posibilidad de alcanzar un consenso en Catalunya: El debate del agua

Jue, 11/12/2008

El Periódico

La gestión de un recurso de primerísima necesidad
De cómo nos hemos olvidado de la sequía más grave que ha sufrido Catalunya en los últimos 50 años da cuenta la casi nula repercusión mediática de la primera sesión del debate del agua que tuvo lugar en la Casa de la Convalescència el pasado 1 de diciembre. Este foro ha sido creado por la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) para discutir a fondo los problemas que plantea la gestión del agua en Catalunya en el siglo XXI en un momento clave, ya que antes del final del año 2009 se debe elaborar el plan del distrito hidrográfico de Catalunya, el documento de gestión que debe incluir la estrategia a seguir y las medidas a implantar para llegar a un uso sostenible del agua.

A ESTE DEBATEhan sido invitadas más de 60 personas (parlamentarios, ecologistas, empresas privadas, municipios, etcétera) que, de forma individual o por representar a una entidad, se supone que son los actores idóneos para discutir de forma abierta los problemas asociados a la gestión del agua. Para ordenar el debate se van a realizar una serie de encuentros que empezarán por una diagnosis, seguida del estudio --en grupos de trabajo de expertos-- de todos los temas relacionados con el agua. Luego habrá un plenario final y con conclusiones previsto para febrero del 2009. No se pretende alcanzar un documento consensuado y único (es casi imposible), pero sí uno que refleje el sentir de toda la sociedad catalana sobre la proble- mática del agua, con sus acuerdos y sus discrepancias.
El documento de base que inicia el debate es el que, en cumplimiento de la directiva marco del agua, la ACA ha puesto a disposición del público, que incluye el listado de los problemas más importantes del ciclo del agua en Catalu- nya y de las propuestas de actuación. Este documento ya ha recibido, además de las aportaciones de los profesionales y organismos públicos, la de muchos ciudadanos (1.766, que representan a 1.311 entidades) que han participado en el proceso de consulta que sobre la gestión del agua en Catalunya se ha celebrado desde de principios del año 2007. El documento se articula alrededor de una serie de preguntas y respuestas y se puede encontrar en la web de la ACA.
El plan de gestión del distrito fluvial de Catalunya debería trasladarnos de la prehistoria a la modernidad, hacernos comprender que el agua no es solo un recurso, sino también un activo ambiental y un instrumento económico de primera magnitud, y que todas estas partes forman un cuerpo único al que hay que atender de forma conjunta. Y, como todos tenemos nuestra visión del agua, los participantes en este debate (y todos los ciudadanos de Catalunya) deberí- amos dejar la posición del "yo tengo razón" o del "qué hay de lo mío" para buscar una solución cooperativa.
Algunas intervenciones en los primeros días del debate ya sirvieron para comprobar lo difícil que va a ser alcanzar el consenso, pues incluso antes de que se leyera el documento final ya se oyeron algunas voces que mostraban su preferencia por anteponer sus problemas particulares. De todos modos, el compromiso de escuchar, estudiar y debatir por parte de los asistentes augura un proceso interesante cuyo final debe ser un plan nacional del agua, rico, diverso y que dé respuesta a las preguntas del documento.
No obstante, este proceso contrasta con la evolución de la gestión del agua en el resto de España, y sobre todo en la zona de levante. Cada comunidad autónoma va por su lado, con estatutos claramente incompatibles unos con otros sobre el uso del agua y con verdaderas guerras abiertas entre ellas. Mientras Castilla-La Mancha pretende suprimir el trasvase Tajo-Segura, Murcia casi amenaza con una guerra si ello ocurre. Mientras Aragón blinda 6.000 hec- tómetros cúbicos para sus regadí- os, Valencia sigue demandando los excedentes del Ebro que se pierden en el mar. Y un experto propone transformar Tortosa en una estación intermodal desde la cual abastecer todo el levante con el agua del Ródano.
TODO ELLOdemuestra que, para muchos, el agua sigue siendo un recurso y nada más, y un arma política de primer orden. Quien más va a perder en todo ello es el Ebro y su delta. La comisión de sostenibilidad de las Terres de l'Ebre aprobó en su momento un régimen de caudales para el río. El Parlament lo refrendó. Hace poco, el nuevo secretario de Estado del ministerio de los tres medios
(Rural, Ambiente y Marino) ha dicho que este caudal no se puede asumir. Ha confirmado lo que publiqué, el 18 de octubre del 2007, en este diario: que la acción solemne de defensa del caudal del Ebro hecha por el Parlament en aquel momento podría ser papel mojado.
Saludemos, pues, con esperanza, que se haya abierto este debate del agua en Catalunya y no esperemos de él una solución consensuada (cosa imposible), pero sí un plan realista y sostenible. Y empecemos a pensar cómo podemos articular esta política con una cuenca del Ebro (y, en general, una España) donde el agua tiene un valor político tan grande que parece imposible que pueda elaborarse un plan de gestión con unos mínimos de garantía ambiental, social y econó- mica. Frente a la fuerza implacable de la visión decimonónica del agua solo como recurso, hay que imponer nuestra visión de la sostenibilidad como medida del éxito.
Catedrático de Ecología de la Universitat de Barcelona.