Greenpeace: las industrias del cloro contaminan igual que hace diez años

Jue, 30/10/2008

EFE

Las nueve industrias que producen
cloro en España contaminan prácticamente igual que hace diez años y
siguen vertiendo mercurio y otras sustancias a los ríos y al mar, y
sólo una de ellas, la de Hernani (Guipúzcoa), ha modernizado su
tecnología, según ha denunciado hoy Greenpeace.


Así lo constata el informe "La industria del cloro: contaminación
silenciosa" elaborado por la organización ecologista, que ha
denunciado hoy el "beneplácito" del Gobierno y de las autonomías con
este sector al que permiten "continuar contaminando libremente".


Según Greenpeace, el Gobierno ha firmado un acuerdo con la
industria del cloro que le permite continuar utilizando la
tecnología de 'celdas de mercurio' hasta el año 2020 sin emplear las
mejores técnicas disponibles que establece la Directiva Europea de
Prevención y Control Integral de la Contaminación.


El director ejecutivo de Greenpeace España, Juan López de Uralde,
la responsable del informe, Sara del Río, y la directora de la
organización en Cataluña, Ana Rosa Martínez, han presentado hoy en
rueda de prensa este estudio, que incluye un trabajo de campo en el
que se han recogido 43 muestras de agua y sedimentos de 22 puntos
cercanos a cada una de las plantas productoras de cloro.


Los resultados, analizados en los laboratorios de la unidad
científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido),
han proporcionado "una visión desoladora de la grave contaminación"
que producen estas nueve empresas, ha asegurado López de Uralde.


De las nueve industrias, cuatro pertenecen a Ercros (Flix, Palos
de la Frontera, Sabiñánigo y Vila-seca), dos al grupo Solvay
(Martorell y Torrelavega), mientras Elnosa (Lourizán),
Electroquímica de Hernani (Hernani) y Química del Cinca (Monzón) son
propietarias de las otras tres.


Sara del Río ha precisado que ocho de estas industrias utilizan
una tecnología obsoleta, denominada de 'celdas de mercurio', una
técnica muy contaminante que libera al medio ambiente grandes
cantidades de elementos tóxicos y que ya ha sido abandonada por la
mayoría de países europeos productores.


Cataluña es, con tres fábricas en Flix, Vila-seca y Martorell, la
región más afectada, según la organización ecologista, por la
contaminación que produce la industria del cloro.


La situación más grave se vive en Flix, donde los análisis han
demostrado la existencia de elevadas dosis de mercurio, cloroformo,
cadmio, cromo y hexaclorobenzeno, que se han acumulado desde el
inicio de la actividad de la planta en 1899 en el río Ebro y en el
embalse próximo de Riba-roja d'Ebre.


Por lo que se refiere a las muestras recogidas de zonas próximas
a la planta de Ercros en Palos de la Frontera, con una capacidad
para producir unas 100.000 toneladas al año de cloro, han detectado
trazas de mercurio, concentraciones de diclormetano, cloroformo y
otras sustancias clasificadas como peligrosas si se ingieren,
inhalan o se absorben a través de la piel.


En la de Monzón se ha recogido "la batería de muestras más
representativa de este estudio" y a unos 200 metros aguas abajo de
la instalación se ha constatado la existencia de la sustancia
cancerígena monocloruro de vinilo, en una proporción diez veces
superior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud.


La planta de cloro de Sabiñánigo, la tercera más antigua de
España (1921) y que produce actualmente unas 25.000 toneladas de
este producto, deja más de 60 compuestos orgánicos diferentes en las
muestras recogidas en el río, además de restos de mercurio por
encima de los límites de detección.


En la industria situada en Torrelavega (Cantabria) las muestras
del río Saja han constatado la existencia de mercurio, plomo y
cadmio, según Greenpeace, que recomienda un muestreo del emisario
submarino instalado por Solvay para conocer "su contribución
contaminante al Mar Cantábrico".


La planta de cloro-alcalino de Hernani es la única en España que
produce por membrana, una tecnología que adquirió el año 2002, y
vierte directamente al mar a través de un emisario submarino, por lo
que la organización ecologista ha indicado que las muestras
recogidas en el río han ofrecido "valores poco representativos y
fuera de los límites de detección de elementos contaminantes".


La planta de Lourizán, en la ría de Pontevedra, cuenta también
con un emisario submarino desde el año 2003 a pesar del cual
Greenpeace ha detectado la existencia de mercurio en la zona
adyacente al antiguo canal de desguace de la industria.