La orografía causa anomalías en la cubierta vegetal de la Isla
Sáb, 25/10/2008
Una serie de irregularidades hace de La Palma una isla única y explica la existencia de sus microclimas. Según el biólogo Arnoldo Santos, varios aspectos orográficos «dan lugar a situaciones anómalas en la distribución de la cobertura vegetal» de la Isla al modificar el rý©gimen de vientos.
Los alisios o vientos del comercio, tanto los buenos (frescos y húmedos) como los malos (secos) tienen una influencia decisiva en La Palma. Tales corrientes de aire constituyen el principal sistema de transporte de aguas de la Isla.
Los citados vientos trasladan las nubes que descargan la lluvia, provocan el rocío o generan la condensación, explica Arnoldo Santos Guerra en un trabajo sobre el patrimonio visible, la flora y la vegetación. «Los frescos», añade, «con la ayuda de los contraalisios secos, que hacen posible que los primeros descarguen su humedad o suavicen las temperaturas, actúan como paraguas protector de insolaciones o hacen de invernadero para muchas plantas, manteniendo con su sombra a una gran cantidad de especies interesantes».
Sin embargo, explica, «el complejo» relieve de la Isla, conformado por barrancos, lomas divisorias, valles y montañas, «modifica sustancialmente el régimen de vientos, las temperaturas y las precipitaciones locales, creando un auténtico puzzle de vegetación». Debido a ello, subraya, «en La Palma destacan, condicionando el manto verde, varios aspectos orográficos que dan lugar a situaciones anómalas en la distribución de la cobertura vegetal».
Cubo de la galga
Así, por ejemplo, detalla, «la cuenca protegida del alisio, que contemplamos desde el risco de la Concepción, mirando hacia el norte, y que incluye la casi totalidad del municipio de Santa Cruz de La Palma y la parte seca de Puntallana, limitada al norte por la montaña de Tenagua y las estribaciones que junto a ella descienden desde la cumbre, impide que el bosque de laurisilva, que caracteriza las zonas húmedas de Puntallana, como el bosque del Cubo de La Galga, exista en dicha concavidad, aunque tenga orientación hacia el Este, siendo sustituido por un bosque mixto de pinar con elementos de laurisilva y fayal-brezal».
La protección de los sistemas montañosos existentes al norte, continúa, «limitan los efectos de los alisios, provocando menos lluvias, un contacto más escaso con las nubes, mayor insolación y creando, por tanto, impedimentos para que no se desarrolle la laurisilva en su zona potencial, situada entre los 500 y 1.000 metros sobre el nivel del mar, en toda su plenitud». La cara occidental, dice, sin los alisios, «no tendría bosques húmedos».